Entrevista de Gabriela Melara – Estrategia & Negocios
Ana Guzmán es una salvadoreña que vive desde hace unos años en Estados Unidos, donde estudió e inició su carrera profesional. Descubrió su impulso por emprender luego de ser madre por primera vez.
“Me obsesioné con que aprendiera español... Acá todo, colegio, televisión es en inglés, pero yo quería que hablara español y nunca perdiera su identidad de ser salvadoreña, como nosotros (sus padres”. Esa “obsesión”, como la llama, la llevó a buscar lecturas y sobre todo libros que fueran en español e inglés y aptas para bebés (además de lenguaje en dos idiomas y simples, que soportaran golpes, que fueran fáciles de limpiar) pero se encontró que esto no era posible en Estados Unidos y, cuando sus padres consiguieron unos libros, los pedían desde España, algo que no era de bajo costo y fue así como comenzó a gestarse la idea de Binibi.
Tomando en cuenta su experiencia de estudiar mercados, inició la labor de buscar soluciones a este problema que solo una madre pudiera entender y vio que había una oportunidad de negocio, pero no inició sola. Luciana Yarhi, quien es su amiga y ahora socia, también tenía este problema, “pero al revés... ella (nació en Costa Rica y actualmente vive en El Salvador) quería que su bebé hablara inglés y fue ahí donde ya no solo hablábamos cosas de mamá, sino que empezamos a hablar del proyecto”, contaba Ana.

Fue así como se complementaron “porque mi formación profesional ha sido siempre en software, en la parte de producto, en la parte de estrategia y en la parte de entrar a mercados nuevos, mientras que Luciana es experta en la manufactura de productos de papel. Ella entiende perfectamente la ciencia de tintas, de papeles, de materiales y tiene años de experiencia en esta industria”. Pareja perfecta para lanzar una colección de libros.
MÚSICA, CUENTOS Y CULTURA
Tomando en cuenta que un niño, al menos hasta los 2 años, aprende y asocia todo alrededor del sonido, decidieron que su libro tendría música, ilustraciones, textos breves y tenía que ser de material durable. Era hora de buscar financiamiento.
Gracias a sus experiencias, lanzaron un Kickstarter, plataforma de levantamiento de capital - crowdfunding (financiamiento colectivo)-, donde lanzaron la campaña y recolectaron el capital semilla en solo horas.
“Habíamos hecho muchísimo estudio, sabíamos que muchos padres de familia tenían el mismo problema, pero necesitábamos dinero para comprar la primera tanda de inventario, entonces hicimos eso. Logramos la meta en 4 horas y ahí fue que nos dimos cuenta, aquí debe haber algo más”, dice Ana, entre risa nerviosa.
“Entonces, nos lanzamos como una marca de aprendizaje bilingüe para niños. Empezamos con cuatro libros que tenían sonidos, dos tenían canciones, otros dos sonidos de animales y ahora ya tenemos nueve. Y al final del año vamos a tener, espero que 11, estamos trabajando dos más”, dijo.
Sus hijos son quienes prueban todo. Pero, no es suficiente, es por eso que hacen feedback dos veces al año “y hemos aprendido muchísimo, pero, en general, nos dicen que es una herramienta fuera de las pantallas que les ayuda a ellos a no solamente inculcar un amor por la lectura, sino dos lenguajes”.
ORGULLOSAMENTE SALVADOREÑOS
Este es un producto con sello salvadoreño. Además de estar conectados, gracias a las herramientas, sus juntas son en El Salvador, ya que todo el equipo detrás del libro (ilustraciones, música, cantos y producción musical, fotografías y más) son talentosos salvadoreños.

“La idea que teníamos siempre con Luciana era de siempre poner a El Salvador en alto en lo que pudiéramos. Creo que lo hemos podido lograr y planeamos continuar haciéndolo”.
MOTIVACIÓN DE PEQUEÑOS LOGROS
Para Ana, todo empieza con logros pequeñas. Ponerse metas cortas en el primer año fue clave.
“Entonces, con Luciana, creamos un time line de cosas que uno puede alcanzar y es mucho más fácil. Hace que se mantenga el entusiasmo y ese ánimo hace que uno se sienta orgullosa del progreso”.