Por estrategiaynegocios.net
El calendario maya es un complicado sistema formado por calendarios de varios ciclos de diferente duración, desarrollado hace siglos en la Mesoamérica precolombina. De los calendarios que lo componen, el de 819 días es el más desconcertante para los antropólogos modernos.
Dicho ciclo se conoce simplemente como la cuenta de los 819 días. El problema es que los investigadores no podían relacionar esos 819 días con nada.
Pero los antropólogos John Linden y Victoria Bricker, de la Universidad de Tulane (Nueva Orleans, Estados Unidos), creen haber descifrado por fin el código. Todo lo que tuvieron que hacer fue ampliar sus ideas, estudiando cómo funcionaba el calendario durante un periodo no de 819 días, sino de 45 años, y relacionarlo con el tiempo que tarda un objeto celeste en volver aproximadamente al mismo punto, lo que se conoce como periodo sinódico.
“Aunque investigaciones anteriores han tratado de mostrar conexiones planetarias para el recuento de 819 días, su esquema de cuatro partes, color-dirección, es demasiado corto para encajar bien con los períodos sinódicos de los planetas visibles”, escriben en su artículo publicado en Ancient Mesoamerica.
“Al aumentar la longitud del calendario a 20 períodos de 819 días surge un patrón en el que los períodos sinódicos de todos los planetas visibles se corresponden con puntos posicionales en el calendario de 819 días”.
Se trata de un calendario basado en glifos (signos grabados) que se repite cuatro veces, y cada bloque de 819 días se corresponde con uno de los cuatro colores y, según pensaron inicialmente los científicos, con un punto cardinal. El rojo se asociaba con el este, el blanco con el norte, el negro con el oeste y el amarillo con el sur. No fue hasta la década de 1980 cuando los investigadores se dieron cuenta de que esta suposición era incorrecta.
En su lugar, el blanco y el amarillo se asociaban con el cenit y el nadir respectivamente, una interpretación que encaja con la astronomía, ya que el Sol sale por el este, recorre el cielo hasta su punto más alto (cenit), se pone por el oeste y luego atraviesa su nadir para volver a salir por el este.
Había otros indicios que sugerían que la cuenta de 819 días estaba asociada a los periodos sinódicos de los planetas visibles en el Sistema Solar. Los mayas tenían mediciones extremadamente precisas de los períodos sinódicos de los planetas visibles: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.
Con información de DW