La economía hondureña inició en el 2014 un proceso de reordenamiento y estabilización con la aplicación de un ajuste fiscal a fin de incrementar los ingresos, medidas para contener el gasto y otras políticas para lograr la forma de un programa económico con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La sanidad o desempeño de una economía y como se prevé evolucionar puede medirse a través de una serie de indicadores, los principales son: el Producto Interno Bruto (PIB), la tasa de desempleo, la inflación y el tipo de cambio.
En cuanto a la meta de crecimiento económico fijada en 3%, superior al 2,6% de 2013, todo indica que será cumplida.
El informe del PIB trimestral del Banco Central de Honduras (BCH) reportó en el tercer trimestre una variación de 0,4%, "respecto al segundo trimestre del mismo año y 2,9% con relación al tercer trimestre del año previo".
Sin embargo, la leve mejora es determinada por el sector servicios, principalmente, por la intermediación financiera, comunicaciones, comercio, hoteles y restaurantes. El sector real de la economía (industria, manufactura, el agro y la construcción) continúan mostrando un comportamiento negativo.
Lo anterior está estrechamente relacionado con la tasa de desempleo. Entre menos crece la economía, primordialmente el sector real, menos puestos de trabajo se generan y para crecer se requieren políticas de inversión claras.
La tasa de crecimiento proyectada para 2015 también es de 3%, mientras que el país necesita crecer entre 6 y 7% para salir del letargo.
La Encuesta Permanente de Hogares de Propósitos Múltiples del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) detalla que a mayo de 2013 la Tasa de Desempleo Abierto (TDA) llegó a 3,9%, proporción que representa un total de 141.724 personas.
De acuerdo a la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), este porcentaje se mantiene a pesar de la ejecución de programas para crear puestos de trabajo, los cuales son mitigados por la creciente incorporación de la fuerza de trabajo al mercado laboral.
El país está viviendo un "bono demográfico", que es un período en que la proporción de personas en edades de trabajar (potencialmente activas) crece en relación a la cantidad de personas en edades dependientes. Esto lleva a que predomine una fuerza de trabajo joven, combinada con un contingente relativamente pequeño de adultos mayores.
Lo favorable o desfavorable, para la economía y la sociedad, del crecimiento de la población en edad de trabajar, depende de la capacidad para transformar la población joven en una fuerza laboral y solo rendirá beneficios si los nuevos trabajadores pueden encontrar trabajo, objetivo que no se está cumpliendo.
Sin embargo, el mayor problema es el subempleo invisible, es decir, las personas que trabajan más de 36 horas a la semana y reciben un pago inferior al salario mínimo.
La población con problemas de subempleo visible supera los 1,4 millones.
Precios
Las familias hondureñas tienen que buscar alternativas para adquirir lo necesario para alimentarse, esto es consecuencia, en parte, del aumento general de los precios, lo cual provoca que con el ingreso nominal las personas tengan que adquirir menos bienes y servicios, es decir, hay una caída del poder de compra.
La meta de inflación para 2014 es de 6,5%, con un rango de 1% arriba o 1% abajo.
Al mes de noviembre, la inflación interanual fue de 6,41% y la acumulada de 6,08%, se mantiene dentro de los márgenes previstos, pero superior al 4,9% registrada al final de 2013.
Los precios de Honduras son los segundos más altos de Centroamérica, superado por Nicaragua, con una inflación interanual de 7,62% y la acumulada de 6,50%, según el Consejo Monetario Centroamericano.
La autoridad monetaria plantea que los precios dependen del comportamiento del consumo de la población y del gasto del gobierno, porque provoca un desequilibrio entre la oferta y la demanda de bienes y servicios, es decir la demanda supera a la oferta.
Economistas sostienen que hay un elemento adicional que impacta directamente en el poder de compra de la población: la depreciación de la moneda.
Tipo de cambio
La depreciación del tipo de cambio es uno de los temas que más debate genera por los costos sociales que implica y el argumento de la defensa de la competitividad del sector externo.
La depreciación de la moneda nacional trae consigo un proceso cíclico: inflación-devaluación-inflación, cuyo efecto sobre los salarios reales y para la población que tiene ingresos fijos se refleja en la pérdida del valor adquisitivo.
Con la depreciación se incrementa el costo de los productos importados, en los que no solo se incluyen materias primas y maquinaria, también alimentos, medicinas y mercancías de uso habitual para los sectores con menores ingresos.
En 2014 el ritmo de depreciación permitió que el tipo de cambio de referencia en la subasta electrónica de divisas que realiza el BCH, pasara de 20,60 en enero a 21,51 lempiras por dólar al cierre de la semana anterior, una depreciación acumulada de 0,91 centavos en valores nominales y 4,41 puntos en términos porcentuales.
En tanto, de enero a diciembre de 2013, el tipo de cambio se depreció US$63 centavos en valores nominales, 3,2%.
El comportamiento del tipo de cambio registrado desde agosto fue previsto en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) firmado el pasado 3 de diciembre.
"El BCH prevé un aumento en el ritmo de depreciación de la moneda, a partir del último trimestre de 2014. Esto permitiría una pequeña depreciación en términos efectivos reales a partir de 2014 y una corrección gradual de los precios relativos", dice el documento elaborado por el organismo.
El numeral 18 del memorando de políticas del FMI que trata sobre las "Perspectivas y Políticas en el Marco del Programa" dice literalmente: "las autoridades permitirán una mayor flexibilidad del tipo de cambio dentro del actual régimen y planea tomar medidas para pasar a un sistema más flexible en el mediano plazo".
Por tanto, el tipo de cambio continuará ejerciendo una presión inflacionaria en 2015, aunque la inflación se espera que baje a 5%, el crecimiento de la actividad económica se mantendrá en niveles medios, mientras que la creación de empleo no parece activarse. Todas estas variables están sujetas a la meta de reducción de déficit fiscal de la administración central a 4% del PIB.