Centroamérica & Mundo

Una cárcel llamada Venezuela

El aislamiento físico y mental comienza a profundizarse en Venezuela. Así lo empiezan a alertar los analistas que viven en el país.

2014-06-04

"Cualquiera podría afirmar, con toda razón, que la imposibilidad de viajar al exterior es asunto baladí al lado de la larguísima lista de penurias, mucho más gruesas, que padecemos los venezolanos. Si no hay trigo para el pan, no se consiguen reactivos para el tratamiento del cáncer y el dinero apenas alcanza para pagar el alquiler del apartamento, ¿qué importancia puede tener que, con la estampida de las líneas aéreas y la dolarización de los pasajes, haya que olvidarse de la peregrinación anual a Disney World, la Feria del Libro en Buenos Aires, el Festival de Jazz en Montreux o, algo bastante menos superfluo, la visita anual a hijos y nietos, quienes por causa del avatar nacional fueron a parar a un destino tan exótico como Auckland, Nueva Zelanda. Pues bien, la desaparición de ese derecho que, a ojos del gobierno resulta un odioso privilegio para cuya satisfacción sería necesario quitarle a los niños pobres el pan de la boca (se le adeuda a la líneas aéreas más de 4 mil millones de dólares), no sólo obedece a las deficiencias propias de un modelo que estimula la corrupción desenfrenada, sino que también hace parte de las características de los regímenes conocidos como del "socialismo real". En el pasado el resultado fue la conversión de esos países en gigantescas prisiones de las cuales era prácticamente imposible salir, tanto física como mentalmente, porque las barreras para viajar resultaban, apenas, parte de un sistema de aislamiento total que implicaba la desaparición del libre flujo informativo, la intervención del proceso educativo, la adulteración de la historia y la imposición, por parte de un gigantesco aparato propagandístico, de una falsa realidad". (Extracto de la columna de opinión de Roberto Giusti, columnista de El Universal, de Venezuela)

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