Claves del día

Cuatro tareas para cambiar ya en América Latina

La región tiene tareas impostergables, indica Andrés Cadena, de McKinsey Global Institute. Cuatro fuerzas disruptivas deben tomarse en cuenta ahora.

2017-06-06


Por Christa Bollmann, eyn.net

En Latinoamérica ya no hay espacio para ser mediocres. Ese es el mensaje de Andrés Cadena, director de McKinsey Global Institute.

  • Ver hacia dentro de cada país y tomar mejores decisiones;
  • Invertir en infraestructura, crear y mantener mejores oportunidades de empleo formal sin destruirlo;
  • Capacitarse continuamente para enfrentar la era digital;
  • Tener visión de largo plazo que incluya educar y aprender mejor a toda la población
Son tareas impostergables. Tanto como considerar que las mujeres son un factor clave en el crecimiento de empresas y economías. Cadena habla de cuatro fuerzas disruptivas que deben ser tomadas en cuenta al tomar decisiones: un rebalanceo mundial, el envejecimiento de la población, la era digital y la interconexión global.

Contexto

En 1820, India y China representaban el 60% del Producto Interno Bruto, pero la revolución industrial trajo consigo un quiebre que hizo al mundo girar la vista hacia occidente. En los últimos 30 años esos dos grandes países, que permanecieron ‘dormidos’ comenzaron a despertar mediante inversiones en otras partes del mundo, incluso en países como Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador. A eso se refiere con el rebalanceo: "un equilibrio natural de las economías, del que apenas se están dando los primeros pasos".

El crecimiento económico está directamente relacionado con el crecimiento de la urbanización y aunque en América Latina, esta alcanza el 80%, el continente no lo ha sabido aprovechar. Otros factores inciden, entre ellos, la cantidad de horas de trabajo que se suman continuamente a las actividades productivas, mediante empleos de calidad.

“Los países pobres, agrícolas con la mayor parte del empleo en el campo, no alcanzan dicha productividad si además se tiene en cuenta que la actividad agrícola decrece cuando la población migra a las ciudades”, señala Andrés Cadena, director de Mc-Kinsey Global Institute.



"Los países pobres, agrícolas con la mayor parte del empleo en el campo, no alcanzan dicha productividad si además se tiene en cuenta que la actividad agrícola decrece cuando la población migra a las ciudades".

La industria crea empleo, pero también lo destruye, advierte el experto. La sofisticación industrial y la adquisición de nuevas tecnologías generan más PIB industrial, pero menos empleo en las industrias. La pregunta es ¿A dónde van a ir las personas desplazadas? La respuesta: al sector de servicios. Si bien algunos países latinoamericanos han hecho avances en ese sentido, estos no han sido suficientes en calidad de empleo, el principal reto para los empresarios; aún más grande en Centroamérica, donde los procesos de migración continúan y la urbanización apenas alcanza el 53%.

La informalidad sigue siendo el gran problema en Latinoamérica, que se urbanizó, creó grandes ciudades rodeadas de favelas y cinturones de pobreza. "Dos y tres generaciones después de la migración, todavía vemos a las mismas familias viviendo en los mismos sitios yendo a buscar qué hacer durante el día porque no tienen un empleo formal. Sus hijos y sus nietos no hemos cumplido con la labor de integrarlos a la sociedad". El modelo de desarrollo urbano que ejecutamos en América Latina nunca incorporó la mano de obra a las ciudades.

"Es mano de obra que no está educada pero tiene acceso a la tecnología, sabe qué pasa en el resto del mundo y por eso está inconforme; exige lo mismo que todos los demás ciudadanos del mundo: acceso a las oportunidades".

La sofisticación industrial y la adquisición de nuevas tecnologías generan más PIB industrial, pero menos empleo en las industrias. La pregunta es: ¿A dónde van a ir las personas desplazadas?


Por ello, Cadena recomienda a los empresarios latinoamericanos hacer aquello que ya saben que funciona: aprovechar la revolución industrial y la era digital, pero que, además, sepan apropiarse de ella. Y este esfuerzo no va separado de involucrarse más en el desarrollo de los países, en donde las actividades relacionadas con la agricultura, dependen más de los gobiernos, y en donde la microeconomía importa. No hay en América Latina un sector económico de talla mundial, dice Cadena, y si a eso se suma que la productividad relativa en la región es apenas equivalente a una cuarta parte de la de Estados Unidos, es necesario avanzar en el ámbito local, o micro.

Lograrlo significa entender que en los países hispano-hablantes de América es más importante elegir buenos alcaldes que comprendan las necesidades de desarrollo de la población que permanece en la informalidad, mejorar la calidad del empleo en comercio, transporte, construcción y turismo, en los que los niveles de productividad no sobrepasan el 60%. Los alcaldes tienen la llave para generar mejores empleos, comenta el experto: se llama ordenamiento territorial.

UN GOLPE MáS FUERTE

La era digital viene con mucha más fuerza que la revolución industrial. Los datos del Global McKinsey Institute dan cuenta de que el impacto de la revolución digital incidirá 10 veces más rápido en una población 300 veces mayor que la de principios del siglo XIX. Y para ilustrarlo, Andrés Cadena compara: "El surgimiento de la máquina de vapor en su momento tuvo un impacto en la productividad de 0,3%, el de los robots fue de 0,4% y el de la tecnología de la información de 0,6%", pero el golpe de la automatización va a ser más alto.

El potencial de progresión tecnológica, de catch up, los grandes empresarios pueden aprovecharla, pero en cada uno de los países no representan más del 2%, o 3%, por ello deben poner su atención en los pequeños y medianos empresarios y permitir que tengan acceso a nuevas tecnologías y mejores prácticas.



"Así como la industria destruye el empleo cuando los países alcanzan los US$15.000 de ingresos per cápita, la tecnología digital también lo hace, y ya está afectando el sector de servicios desproporcionalmente". En América Latina estamos tratando de atraer el BPO (Business Process Outsourcing) y los Call Centers. Aunque representan un buen negocio en el corto plazo, en otras partes del mundo ya están desapareciendo. El impacto en la productividad y en el trabajo ya está ocurriendo y con la robótica y las tecnologías existentes, el 50% de las actividades ya son susceptibles de automatizarse y afectarían el 50% del empleo.

La automatización "no va a pasar en el corto plazo, porque las tecnologías son muy costosas, pero cuando sean más accesibles, las vamos a utilizar", asegura. Para entonces, habrá que tener una política pública de generación de empleo en el desarrollo de las nuevas tecnologías y en actividades de seres humanos que no puedan ser reemplazadas por los robots. El turismo es un ejemplo. Además, a los jóvenes les corresponderá prepararse y formarse en ciencias y tecnologías aplicadas, estadísticas y matemáticas. Son las llamadas STEM, por sus siglas en inglés. Los sistemas educativos también tendrían que cambiar porque el modelo de cinco años de estudios universitarios, para salir a trabajar 20, en un mismo lugar, ya no funciona.

En los últimos 20 o 30 años los mercados se interconectaron de una forma muy difícil de desconectar, y los latinoamericanos no son la excepción, aunque su índice de conectividad todavía es muy bajo. Aun así, el impacto también incidirá en la región, porque no se trata solo de un flujo de comercio, sino de inversiones y de conocimiento.

La tendencia es hacia una mayor integración y el experto sugiere que América Latina ya no puede depender de los superciclos de los commodities, que durante la recesión mundial de 2009 y 2010, la salvaron de sufrir un impacto mayor. El desarrollo y el crecimiento económico de nuestros países está alrededor de las empresas, y si ocurren las reformas correctas con esfuerzos conjuntos del sector público, privado y social, por introducir más horas productivas de trabajo al sistema. Y esto, sin dejar de tomar en cuenta la tendencia hacia el envejecimiento global, como otro factor disruptivo.

La explosión demográfica propia de la revolución industrial se detuvo hace 30 años. A principios de este siglo había 11 trabajadores por cada persona jubilada en el mundo, para 2050 serán tres. "Si queremos que esos trabajadores tengan la misma calidad de vida que sus abuelos, van a tener que trabajar tres veces más, si no hay innovación que lo impida". Los adelantos tecnológicos están haciendo que los seres humanos vivamos más tiempo. La carga de la seguridad social de un jubilado es mucho más alta conforme pasa el tiempo porque la expectativa de vida es mayor. En todos los sistemas, la edad de jubilación está alrededor de los 65 años de edad. Así lo definieron los ingleses cuando la expectativa de vida era de 69 años, la cantidad de años que podían cubrir. Hoy, en el mundo occidental, alcanzamos los 84.

¿Qué hacer con esa brecha si no trabajamos de una forma más inteligente y creamos más productividad en la mano de obra?Las tasas de fertilidad han caído en América Latina a 2,6 en 2015. El bono demográfico sigue decreciendo en los países y las tendencias de largo plazo prometen un cambio en la pirámide poblacional. ¿La solución? Mejorar de la mano de las mujeres y los jóvenes.

Más Mujeres y Más horas productivas

El 40% de las mujeres en Latinoamérica es menor de 24 años, pero no tiene un trabajo formal. No solo es un derecho y un asunto de igualdad o de equidad, sino también económico. Incorporar a más mujeres a la fuerza laboral formal, a tasas equivalentes a las de países desarrollados podría tener un impacto positivo de hasta 34% del PIB original en América Latina. "Si le damos la igualdad y la oportunidad a las mujeres, América Latina crecerá un 0,5% más por año".

El potencial de progresión tecnológica, de catch up, los grandes empresarios pueden aprovecharla, pero en cada uno de los países no representan más del 2%, o 3%, por ello deben poner su atención en los pequeños y medianos empresarios y permitir que tengan acceso a nuevas tecnologías y mejores prácticas. Si el resto de pymes no tiene acceso a esa revolución industrial y digital, la región permanecerá rezagada.

La innovación, la capacidad logística, financiera y de acceso a mercados debe llegar a otros empresarios y de ahí la recomendación de Cadena de involucrarse en la promoción de políticas públicas, sumadas a esas tareas pendientes y obvias: como mecanizar el campo o estandarizar la construcción o generar empleos de calidad. Todo eso puede generar de 1,3% a 1,5% más de crecimiento. "La política de creación de empleo y de entrenamiento y formación para el trabajo no se le puede dejar solo al sector público, hay que hacerla en conjunto y con perspectiva de largo plazo. Las grandes tecnologías vienen después y todos vamos a tener que reentrenarnos para aprender a trabajar con un robot al lado"

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