Centroamérica & Mundo

El baile al son del tipo de cambio

En los países de Latinoamérica, la devaluación forzada se justifica para reducir los impactos acarreados por la baja de los precios del petróleo, que impactan directamente en los ingresos fiscales y obviamente para reactivar el dinamismo de las exportaciones abaratando los costos y precios de los bienes y servicios, volviéndolos más competitivos dentro de las economías avanzadas.

2016-09-12

Por: Daniel Suchar Zomer*

La globalización es, hoy en día, el fenómeno donde la gran mayoría de países están "montados en esa ola" para desarrollar sus respectivas economías. A su vez, este proceso mundial trae consigo forzadamente, basado en el avance de la tecnologías de información y las finanzas corporativas, un entorno muy competitivo por parte de cada uno de los países que "surfean" en este mercado internacional.

En la mayoría de los países que se conocen, excluyendo a los Estados Unidos y la Unión Europea quienes son dueños de las monedas dólar y euro respectivamente; las naciones poseen en circulación sus propias monedas, trayendo consigo, sus respectivas leyes monetarias. Dentro de estos parámetros, las políticas adoptadas en dichas economías rinden cuentas a las ejecuciones de sus Gobernantes a variar (acertadas o no) sus Políticas fiscales y monetarias de cada país.

Para ello, las monedas en circulación son directamente relacionadas con los dineros foráneos que están acostumbrados a entrar a dichas economías. Por lo tanto, siendo Latinoamérica altamente dependiente del dólar americano, usualmente la lupa está puesta en la cotización de dicha divisa frente a su similar nacional (bolívares, pesos, colones, lempiras, reales, soles, por mencionar algunas monedas).

Pero dentro del marco competitivo de la Globalización, la relación de precios por beneficios; puede inclinar la balanza para que los inversionistas (llámese en la mayoría, los clientes) puedan decidirse en colocar sus inversiones en un lugar o en otro. También, pueden adquirir bienes y/o servicios si dicha relación monetaria del tipo de cambio les trae ahorros mediante la adquisición de ellos.

Algunos países en el mundo han sabido bailar muy bien la melodía del tipo de cambio. Casos puntuales como México (23%), Colombia (19%), Chile (24%) e incluso, fuera de las fronteras latinoamericanas, el Gobierno Chino (5%) y Japonés (19%); decidieron "meter mano" al ritmo cambiario enfocándose en fortalecer el sector de exportación de dichos países.

En los países de LatAm, la devaluación forzada se justifica para reducir los impactos acarreados por la baja de los precios del petróleo, que impactan directamente en los ingresos fiscales y obviamente para reactivar el dinamismo de las exportaciones abaratando los costos y precios de los bienes y servicios, volviéndolos más competitivos dentro de las economías avanzadas (clientes), cada vez más agresivas pero de lento crecimiento (1,8% para 2016 y 2017).

Sumado a lo anterior, de nada sirve tener precios competitivos si no lo acompañan los buenos niveles de salarios de los empleados y la productividad y efectividad de la producción local de cada país. Es como tener un carro de carreras para que transite en carreteras llenas de huecos y con muchas curvas. Definitivamente no se podrá aprovechar la ventaja competitiva del automóvil en un sector poco eficiente.

Hay países en la región que no han sabido danzar la música del tipo de cambio. Costa Rica con la inflación cercana a cero (0%) y su intocable relación monetaria entre colones y dólares (devaluación entre ±2%); han desatado un debate interno en este país para definir su política monetaria. Mientras las discusiones de devaluar el tipo de cambio siguen entre gurúes de la economía tica; los empresarios instalados en el país centroamericano están tomando decisiones para trasladar sus operaciones a otras latitudes. Y desde afuera, los futuros inversionistas quedan espantados del nivel de precios (es muy caro) para hacer algún esfuerzo de abrir nuevos puestos de trabajo, dirigiéndose a otros países como Nicaragua, Perú o Bolivia.

La competitividad costarricense es un vil ejemplo de cómo el tipo de cambio incide rápidamente en un país que depende del turismo y la inversión extrajera directa, el cual es muy caro para los vacacionistas en estos momentos, y por otro lado, el nivel de productividad no va de la mano con dicha devaluación monetaria. Los sectores productivos están siendo impactados por movilizaciones hacia otros países.

Otro de los ejemplos que la melodía del intercambio monetario ejemplificados en aquellos países que adoptaron el dólar como moneda oficial. Panamá, El Salvador y Ecuador han tenido que definir rápidamente y sobre la marcha, como bailar el son cambiario frente a la incapacidad de "devaluar" una moneda, que tienen años que ya no existe (Balboas, Colon y Sucre respectivamente). La competitividad de los primeros dos han tenido que moverse en el sector financiero, logrando atraer inversionistas a punta de atractivas tasas de interés (+6% y +2,5% en términos de PIB) mientras que los meridionales, con un precio bajo del petróleo; han tenido que incentivar a sus empresarios a forzar su productividad a cambio de subsidios importantes para tratar de frenar su caída de exportaciones de los últimos meses (-21%).

Si bien es cierto que la competitividad esta también determinada por factores externos (competencia internacional), aunada a las tasas de interés y los términos de intercambio que existen entre los países (importaciones y exportaciones); como la relación interna entre la productividad del trabajo y los salarios. A su vez, no se puede olvidar que los países de LatAm viven con una presión fiscal al no poder recolectar tan rápido sus ingresos tributarios ni tampoco son tan agiles para favorecer la instalación de nuevas empresas por el kilométrico listado de trámites que deben realizar los inversionistas, complicando aún más la situación en la región.

Hay quienes se preocupan por los niveles de inflación interna que puedan ocasionar las devaluaciones del tipo de cambio, pero deben recordar que con una serie de recortes burocráticos que pululan en las sociedades latinoamericanas, son realmente los rubros que encarecen los productos básicos de las naciones. Allí es donde deben enfocarse cuando detractan las decisiones monetarias.

El atractivo y competitivo precio que puedan brindar los países, principalmente basado en la exportación de materias primas, servicios y turismo; serán en definitiva la solución para que los inversionistas logren posicionar sus operaciones en esta región. Lo que deben hacer todos los países que aún siguen sentados a un costado del baile, es animarse a tomar decisiones para seguir los pasos al son del tipo de cambio.

*Analista Económico. Profesor Universitario.

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