Por AFP
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez se siente el “único” novelista latinoamericano obligado a exiliarse de su país no porque sea político, sino por haber escrito una novela que no le gustó al régimen “caduco y arcaico” de Daniel Ortega.
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El escritor vive en España desde hace más de un año a raíz de la publicación de la novela “Tongolele no sabía bailar”, que es el mote de un mercenario al servicio de las peores causas del régimen nicaragüense actual.
“No hay muchos novelistas exiliados en América Latina”, recordó en la presentación de la traducción al inglés de “Ya nadie llora por mí (No one weeps for me now)” de la editorial estadounidense McPherson & Company, el segundo libro de una trilogía iniciada con “El cielo llora por mí” y concluida con “Togolele no sabía bailar”, causante de su exilio.
“Una novela es el mejor retrato de una realidad, de un país”, dice a la AFP el autor de “Margarita está linda la mar”, en el Instituto Cervantes de Nueva York el jueves por la noche.
“Si uno puede interpretar los sentimientos de la gente, hacerlos pasar de personas a personajes, es la mejor memoria que se puede guardar de una época, más que en los libros de historia”, sostiene el escritor de 80 años, que acaba de publicar un libro de cuentos “Ese día cayó en domingo” y ha terminado el borrador de una nueva novela.
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La situación del ganador del prestigioso premio Cervantes no es única. “Mi exilio tiene relevancia porque se trata de un escritor, que estuvo antes en la revolución” para acabar con la dictadura dinástica de los Somoza, dice.
“Hay miles de nicaragüenses que están huyendo de Nicaragua, y no solo por razones de estrechez económica, sino por razones de persecución política”, que han acabado en Estados Unidos, Costa Rica o España, principalmente, recuerda.