El 2020 será recordado, no solo como el año del Covid-19, sino como ese período de tiempo en el que el trabajo invadió la privacidad del hogar, cambió las relaciones laborales y sociales. El impacto se sintió fuerte en las familias y repercutió en el sector inmobiliario y de la construcción.
Efectos, los hubo de cal y de arena en los momentos de mayor incertidumbre.
Más de un año después de que la pandemia obligara a miles de personas a abandonar oficinas y negocios o a cambiar de actividad productiva y reinventarse, constructores, desarrolladores, corredores de bienes raíces e inversionistas se mantienen a la expectativa de la evolución de un sector que ha debido acomodarse a las nuevas necesidades de quienes buscan un lugar donde vivir de acuerdo con la nueva normalidad.
El 2020 fue un año de atrasos y ajustes, pero se prevé un crecimiento positivo del sector, analiza Pedro Ramírez, presidente de la Cámara Guatemalteca de Corredores de Bienes Raíces. Guatemala se proyectaba con un crecimiento económico positivo y, pese al cierre parcial de la economía el año anterior, el sector de la construcción -por considerarse esencial- no detuvo sus actividades. Por esta razón, el impacto negativo fue menor de lo que se esperaba.
Encuentra las mejores propiedades en Guatemala en E&N Real Estate
Debido al impacto económico generado por el Covid-19, el comportamiento del sector de la construcción, en 2020, reflejó una caída del -6.1%, según datos oficiales del Banco de Guatemala al mes de noviembre. Inicialmente se proyectaba que el sector tendría un crecimiento del 4% para el año 2020, pero a raíz de la pandemia cayó en 10.1%, describe Juan Carlos Salazar, presidente de la Asociación Nacional de Constructores de Vivienda (Anacovi), adscrita a la Cámara de la Construcción de Guatemala.
Ante este escenario, "una de las estrategias de desarrolladores inmobiliarios fue parar y replantear algunos proyectos, estudiarlos y desarrollar otras opciones", recuerda Ramírez.
Los ofrecían con características distintas y algunos, incluso cambiaron de sector socioeconómico y sector geográfico. Hay oferta en nuevas ubicaciones, en donde antes se había reducido el interés.
Los proyectos siguieron adelante, porque hay compromisos que cumplir, con los compradores o inversionistas. Sin embargo, la falta de transporte público a raíz de la pandemia obligó a los desarrolladores a asumir costos adicionales. "Hubo que llevar a los trabajadores a cada obra, pues no tenían como movilizarse", agrega Ramírez. Los protocolos de bioseguridad también significaron incurrir en costos. Además, la mano de obra y los insumos también se han encarecido.
