En los últimos 15 años las relaciones económicas entre América Latina y el Caribe y China se han desarrollado fuertemente. China ya es el segundo principal origen de las importaciones de la región (16% del total) y el tercer principal destino de sus exportaciones (9% del total). Por su parte, la región también ha aumentado su importancia como socio para China: mientras en 2000 absorbía el 3% de las exportaciones totales de China y era el origen del 2% de sus importaciones, en 2013 su participación en ambos flujos ascendió a 6% y a 7%, respectivamente.
La principal asignatura pendiente para América Latina en su relación con el gigante asiático es la diversificación exportadora, según un nuevo documento dado a conocer hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL): América Latina y el Caribe y China. Hacia una nueva era de cooperación económica. Tan solo cinco productos, todos primarios, representaron 75% del valor de los envíos regionales al país asiático en 2013.
El estudio advierte también que, debido al menor ritmo de crecimiento previsto para los próximos años tanto en China como en la región, el comercio bilateral no seguirá expandiéndose a tasas tan elevadas como las observadas en la última década y media.

"Para revertir la preocupante reprimarización exportadora es preciso lograr avances en productividad, innovación, infraestructura, logística y formación y capacitación de recursos humanos. Estos avances son fundamentales para crecer con igualdad, en un contexto de acelerado cambio tecnológico", indica Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en el prólogo del documento.

"Es el momento propicio para dar un salto de calidad en la relación entre América Latina y el Caribe y China. El Plan de Cooperación entre la CELAC y China 2015-2019 constituye un necesario e importante primer paso en esa dirección, al definir un marco institucional y orientaciones generales. Ahora es necesario dotar a dicho Plan de contenidos concretos, lo que a su vez exige definir una agenda regional concertada de prioridades, privilegiando las iniciativas plurinacionales", recalca Alicia Bárcena.
El mencionado Plan considera 13 áreas temáticas de trabajo, ocho de las cuales se concentran en ámbitos económicos, y contiene ambiciosas metas de expansión del comercio y la inversión extranjera directa (IED) entre ambas partes durante la próxima década.
Con respecto a la IED china en la región, esta ha aumentado notablemente desde 2010 a un nivel estimado entre los US$9.000 millones y US$10.000 millones anuales. Según la publicación, las reformas en curso en China pueden impulsar decididamente los flujos de inversión extranjera directa hacia América Latina y el Caribe en los próximos años.
"En la medida en que los flujos de inversión china aumenten y se diversifiquen, ello podría no solo redefinir drásticamente la relación económico-comercial entre ambas partes, sino incluso promover la integración productiva al interior de la propia región", señala el documento.
La publicación concluye que en la medida que la cooperación con China ayude a cerrar las brechas que presenta la región en materia de infraestructura, logística y conectividad, se estimularía también el comercio intrarregional y la gestación de cadenas regionales de valor.