El crecimiento vegetativo que ha tenido la economía hondureña en los últimos años ha provocado la elevación de las cifras de desempleo. De 200.000 puestos de trabajo que se deben generar anualmente, solo surgen entre 35.000 y 40.000 nuevas plazas, aseguran los representantes del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep).
"Las empresas están atravesando serias dificultades para sobrevivir, tratan de mantenerse, pero no es fácil. Por otro lado, las nuevas compañías resultan insuficientes para emplear a los más de 200.000 hondureños que cada año buscan sumarse a la fuerza laboral. El lento crecimiento económico del país solo permite que se generen de 35.000 a 40.000 empleos, lo que deja un déficit de 160.000 plazas", dijo Luis Larach, vicepresidente del Cohep.
El empresario enfatizó que el Gobierno debe trabajar en el tema de seguridad para generar un buen ambiente de inversión que estimule la inversión nacional y extranjera que permita crear nuevas oportunidades de empleo.
"Aun cuando se hacen esfuerzos para reducir los índices de inseguridad, no se logran resultados concretos y eso impide atraer nueva inversión. El crecimiento de la economía es muy lento, pues apenas registra avances de 2.5% y 3% cuando el crecimiento demográfico anda alrededor del 5% y 6%", detalló Larach.
El país registra un bajo nivel de desempleo abierto que apenas llega a 3,9%. Sin embargo, hay un crecimiento alarmante en las cifras de subempleo invisible que se sitúan en 43,9%, señala un informe de la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social.
Jorge Bográn, asesor de la Secretaría de Trabajo dijo que el Gobierno desarrolla programas dinámicos que ayudan a reducir significativamente el desempleo. "El programa Con chamba vivís mejor ha sido un éxito, se están creando muchos puestos de trabajo; esperamos que el próximo año reduzca", concluyó.
El desempleo y el subempleo en Honduras ha sido el lamento, tormento y tragedia económica y social crónicos de la nación hondureña desde 1821. En 1889 apenas trabajaba el 28% de la población, cien años más tarde, en 1989 ese raquítico índice apenas había subido al 30%. Hoy, 25 años después, esa proporción de población económica activa (PEA) ha llegado apenas a un 41%. Según el Instituto Nacional Estadístico (INE) la población en edad de trabajar (PET) mayor de 15 años es de 5,6 millones, y apenas trabajan 3,3 millones; esto quiere decir que hay 2,3 millones de personas totalmente ociosas. En segundo lugar, de esos 3,3 millones de personas, 1,7 millones trabajan por cuenta propia, mientras los asalariados son 1,5 millones. La conclusión es que el 70% de la PET está subempleada o desempleada. En tercer lugar, los ingresos promedio de la clase trabajadora están a niveles de subsistencia o peor. El salario promedio de los asalariados es de 6.000 lempiras mensuales (US$281,5), y los ingresos de los autoempleados es cerca de 4.000 lempiras (US$187,8) mensuales.
La calamidad crónica en la condición de empleo del hondureño se debe a una muy baja inversión en la producción de bienes y servicios origen de la demanda de empleo.
Esta inversión insuficiente a su vez es el resultado de no tener las condiciones propias para atraer inversión nacional e internacional, tales como libertad, justicia, seguridad, y confianza que solo un sistema de libertad política y libertad económica pueden crear, conduciendo a una igualdad de oportunidades para todos los sectores y estratos de la nación.