Ocio

El nica que acarició el Óscar

La vida de Gabriel Serra está enfocada en filmar y educar cinematográficamente a los jóvenes

2015-09-28

Por: Roberto Fonseca - estrategiaynegocios.net

La noche del 22 de febrero de 2015, miles de nicaragüenses y centroamericanos seguían con atención la transmisión televisiva de la entrega 87 de los Premios óscar, que se celebraba en el Teatro Dolby en Hollywood y se transmitía en vivo a más de 200 países. Esa noche, los centroamericanos esperábamos un milagro, deseábamos que el joven cineasta nica Gabriel Serra Argüello, de 30 años, se alzara con la famosa estatuilla dorada en la categoría de corto documental con su cinta La Parka.

Sin embargo, no se produjo el milagro, y en los registros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, el salvadoreño André Guttfreund sigue siendo el único ganador del óscar en Centroamérica, con su corto In The Region of Ice, en 1976, junto a su colega Peter Werner.

Pero pese al revés, Serra Argüello, graduado en el Centro de Capacitación Cinematográfica de la Ciudad de México, relata con franqueza, humor y detalles, esa noche de los Oscar envuelta en magia, moda y elegancia en Hollywood, junto a sus colegas Carlos Correa, Koki Ortega, Nicolás Aguilar, Argentina Moreno, Henner Hoffman y Karla Bukantz. Todos ellos, progenitores de La Parka, un documental que tiene como personaje principal a Efraín, un hombre que durante 25 años se dedicó a matar reses en un rastro ubicado en las afueras de la metrópoli mexicana.

BEVERLY HILLS, CA - FEBRUARY 18: Gabriel Serra Arguello arrives at the 87th Annual Academy Awards Oscar Week Celebrates Documentaries at Samuel Goldwyn Theater on February 18, 2015 in Beverly Hills, California. Valerie Macon/Getty Images/AFP

¿Qué representó la noche del óscar? ¿Ha sido la noche más mágica que has vivido?

Ha sido la noche más mágica de mi vida, pero al mismo tiempo caracterizada por cierta sencillez, simplicidad, porque desde la televisión se magnifican las cosas. Pero es un evento íntimo, en el que interactúas con artistas y gente famosa.

Cuando vos te acercás a alguien es porque querés compartir, platicar y todos te reciben y atienden con amabilidad, con interés. Entonces fue una noche especial pero muy íntima y sentí que estaba en el lugar en que tenía que estar. También me sentí tranquilo y alegre porque fui con toda la gente que hicimos la película y, en ese sentido, la alegría colectiva es más grande cuando estás compartiendo con el equipo que te acompañó en un proyecto que hiciste de corazón y sin ninguna intención de relucir o de sobresalir. La Parka es una historia sincera y que refleja lo que es esta persona, Efraín.

En fin, fue una noche llena de un poco de alcohol, un poco de buena comida, un poco de buena risa, en un teatro cargado de mucha elegancia. Inolvidable, me acuerdo de cada detalle, de cada cosa que hice, lo voy a recordar toda mi vida, ahora quiero volver en un futuro y ganarme un óscar.

Foto: Estrategia y Negocios

Te escuché en una entrevista que la magia comienza desde que los llevan y los van a traer en una limosina, ¿ese hormigueo de emoción comienza en ese momento o durante todo el día?

Nosotros estuvimos una semana en Los ángeles, participamos en varios eventos de los premios óscar, así que te vas preparando un poco a lo que va a ser esa gran noche. Pero, la Academia de Hollywood no te da ni un peso para los gastos, así que nosotros compramos ropa, zapatos, y rentamos la limosina porque yo quería que sintiéramos y viviéramos la experiencia en su máxima expresión.

Todos nos hospedamos en casa de un tío de un amigo en Los ángeles y había nerviosismo en todos nosotros, así que nos vestimos como tres horas antes y nos ayudamos entre todos a ponernos el traje de gala, el corbatín y lo que hicimos fue animarnos con una botella de mezcal entre los cinco. Ya en la limosina, rumbo a la sede de los óscar (el Teatro Dolby), parecíamos niños, tocando los botones, dispuestos a disfrutar el momento y hacerlo inolvidable.

Cuando estaban anunciando los nominados a la categoría de documentales cortos, yo tenía los dedos cruzados, deseando que ganaras, pero cuando escuché la reseña del documental La línea de emergencia para los veteranos de guerra, pensé ‘van a ganar’ . ¿Vos sentiste lo mismo en ese instante o todavía albergabas la esperanza?

Desde que salí de Nicaragua sabía que iba a ganar ese documental ("Crisis Hotline: Veterans Press 1"), por el tema, un problema social delicado en Estados Unidos, donde es el pan de cada día, ya que ese país todo el tiempo está en guerra, así que siempre hay historias de veteranos con graves problemas.

Sin embargo, debo decirte que allá muchas revistas importantes sí nos posicionaban como la película a ganar, junto al documental polaco Joanna, que también estaba bien posicionado. Pero en las presentaciones públicas en Hollywood, previo al óscar, si el público formulaba once preguntas, ocho eran para nosotros sobre La Parka y tres para ellos (Joanna). Yo estoy claro que nuestra película causa un impacto de reflexión visual de muchos niveles, como lo provocan las buenas películas, así que eso me animaba a pensar que probablemente podíamos ganar.

Para el público no es fácil ver La Parka sin inmutarse, es un documental duro, ¿ese fue el propósito buscado?

Sí, claro. A mí me gusta el cine visceral, me gustan directores que golpean con la imagen y la historia, entre ellos Gaspar Noe, Kim Ki duk, Teo Angelopoulus, Nury Bilge Ceylan, Win Wenders y Carlos Reygadas. Yo uso ahora mucho el tema de la contundencia; contundencia es una palabra que alberga lenguaje, historia, sonido, magia, buenas tomas de decisiones y disfrutar cada etapa que vas haciendo de la película.

Nicaraguan filmmaker Gabriel Serra Argüello, nominated for an Oscar for the Academy Awards' 87th edition in the Best Short Film category for his work 'La Parka', poses during an interview with AFP at his house in Managua on January 15, 2015. AFP PHOTO / Inti OCON

¿Qué puertas te ha abierto el haber sido nominado al óscar?

Me ha dado voz dentro de mi gremio. Antes de la nominación al óscar, colegas de la industria, que pertenecen a la generación de los años 60, 70 u 80, me veían como un chavalo sin experiencia, no me tomaban en serio, ahora no es así. Hoy, todos me hablan de hacer proyectos en conjunto, de exponerme sus ideas. Igual me ocurre con la empresa privada o con una institución, se me han abierto las puertas, tanto en Nicaragua como en México. Hay respeto y reconocimiento por haber estado nominado por la Academia.

Para mí, al final lo que se viene es una gran responsabilidad, es algo que debo asumir con mucha cautela y con mucho cuidado porque ahora mi imagen es pública. Cuando ando por la calle y la gente me reconoce, se quieren tomar fotos conmigo, y los medios de comunicación me han puesto como ejemplo para otros jóvenes. Entonces ando cuidando mucho lo que digo, lo que hago, y también aprovechando eso para desarrollar los proyectos que quiero hacer, que son educación y películas.

¿En cuáles proyectos estás enfrascado en estos momentos?

Yo creo que ahora me voy a dedicar a dos cosas: a la academia y a hacer películas. Tanto como fotógrafo como director, porque La Parka es la única película que he dirigido. Hay una película que quiero hacer en Ometepe, estoy con ese guión y hay unos productores canadienses interesados. Pero también estoy impulsando cursos cinematográficos con el proyecto Puertas Abiertas que es de mi productora, con mi socia Camila Selser (actriz de la serie televisiva de HBO, Señor ávila), así que estoy viajando y viviendo entre México y Nicaragua.

Además, estoy involucrado en una película de largometraje, con los productores de Amores perros y una directora muy famosa de documental; son tres historias en tres países: Turquía, Los ángeles (EE.UU)y México, sobre gente que trabaja en el centro de estas grandes ciudades y vive muy en las afueras, y pasan odiseas para llegar.

¿Qué quieres hacer exactamente en tus proyectos para la academia?

Quiero ayudar un poco a mejorar el marco jurídico en este país para la promoción del cine. Estoy revisando bien la ley nicaragüense y asesorándome, para que la empresa privada y el gobierno se comprometan a fondo a ayudar. Pero también estoy impulsando la escuela, la academia. Desde el año pasado que vine a la Bienal, veo que gracias a que existió una escuela como Espora, impulsada por Patricia Belli, existe un desarrollo muy sólido en las artes plásticas, al igual que en la literatura, sin embargo el cine está completamente abandonado. Entonces, hay todo un mundo que abarca no solo cine, sino audiovisuales, que me gustaría apoyar desde la academia para alcanzar estándares de calidad altos, con la ayuda de gente de México que estoy trayendo.

¿Bajo qué paraguas estás haciendo esa iniciativa y cómo se llama la organización?

La productora se llama Cinema Regional y el proyecto, Puertas Abiertas. Es una idea de Camila Selser que es una mexicana nicaragüense, nieta de Gregorio Selser (historiador argentino). Ella se acercó, yo me encargué de hacer todo el pensum, de elegir a los maestros y alumnos, y ella se está encargando de toda la parte de redacción y de conseguir fondos.

¿Cómo evaluás el cine centroamericano?

Estuve en el Festival Internacional de Panamá, llevé La Parka; también he estado en varios festivales y encontré que Guatemala es ahorita como la punta de lanza. Ganó en el Festival de Berlín una película que se llama Ixcanul (Oso de Plata Premio Alfred Bauer), una historia de una familia campesina cerca de un volcán. También está Julio Hernández, que es un gran director que salió de mi escuela de México, y que es guatemalteco. Paz Fábregas, en Costa Rica, hace bastante cine contemporáneo y en El Salvador está el hijo del escritor Roque Dalton. En Nicaragua está Laura Baumeister, Frank Pineda; son tres generaciones: la de los 80, mi generación -que estamos en los 30- y las nuevas generaciones que nacieron en los 90 y tienen 20 años. La generación de abajo tiene su propio movimiento, que se llama Quino, pero necesitan academia, necesitan aprender y hay muchos métodos de trabajo.

El cine no se hace solo con el corazón o con solo una buena historia, se necesita lenguaje y este se hace viendo muchas películas y analizando y pensando cómo se va a hacer. Porque existen 20 métodos y 20 fórmulas y ninguna asegura que esa va a ser una gran película. Hay que estudiar.

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