Por AFP
Para luchar contra la invasión del plástico que contamina sus costas y amenaza con ahuyentar a los turistas, la isla de Bali prohibió el uso de pajillas y bolsas de este material, mientras Indonesia redobla esfuerzos para enfrentar el reto de la gestión de basuras.
Miles de viajeros acuden cada año a las famosas playas bordeadas de palmeras, pero Bali no escapa al flagelo de la contaminación marina, especialmente grave en Indonesia.
En varios videos que se volvieron virales pueden verse olas de desperdicios arrastradas hacia las playas más turísticas. Se halló además un cachalote muerto que tenía en su estómago seis kilos de plástico, entre 115 vasos y 25 bolsas.
La isla decidió el año pasado prohibir los plásticos de un solo uso, pero la aplicación de esta normativa local estuvo en suspenso hasta la semana pasada, cuando se superó el último obstáculo y la justicia rechazó un recurso de una asociación de industriales del reciclaje de plásticos (ADUPI), que temía dejar de tener suficiente materia prima.
'La demanda fue rechazada [...] y en consecuencia el reglamento puede aplicarse', indicó a la AFP Made Teja, responsable de la agencia para el medioambiente de Bali. 'Esperamos que los habitantes, tanto los consumidores como las empresas, apoyen este programa'.
Indonesia, al igual que otras naciones del sudeste de Asia, recicla una pequeña proporción de sus desperdicios y desde 2018 se enfrenta al flujo de desechos importados, después de que China, que reciclaba mucha de la basura occidental, decidiera dejar de aceptarla.
Yakarta anunció en junio que devolvería decenas de contenedores de basuras no aptas para el reciclaje a sus países de origen, ya fueran Estados Unidos, Australia o Europa, pues no quiere convertirse en el 'vertedero' de las botellas, embalajes y pañales usados de los países occidentales.
Para ello, prevé reforzar sus capacidades de reciclaje, reducir el consumo de plásticos de un solo uso y lanzar campañas de limpieza para sensibilizar a la población, hasta ahora poco formada en cuestiones ecológicas.
El problema de los desperdicios plásticos se volvió tan urgente en Bali que la isla declaró hace dos años el estado de 'emergencia', luego de haber visto una de sus costas completamente cubierta de basura.
Actualmente, en la isla apenas se reciclan un 48% de los desperdicios, según un estudio publicado en junio por un grupo de universitarios, representantes de las autoridades locales y de empresas, el Bali Partnership, respaldado por Noruega. El resto suele quemarse o termina en los vertederos, los ríos o el océano.
El gobierno local decidió lanzar campañas de sensibilización en las escuelas y los mercados antes de empezar a imponer sanciones.
'Intentamos educar y sensibilizar a la gente' sobre el objetivo de esta política, señala Made Teja. 'Lo que queremos es reducir el volumen de desperdicios y explicar a la gente que no deben seguir usando plásticos desechables, como bolsas, pajillas o poliestireno'.
El distribuidor Coco Group saludó esta nueva normativa, destacando que ellos hace varios años que no emplean envases plásticos en sus supermercados.
'Ya no envolvemos las frutas y verduras en plástico, utilizamos hojas de bananos o embalajes de junquillos', indica el responsable de mercadotecnia, Bachtiar Rusydi.
La asociación de distribuidores, Aprindo, dice apoyar la prohibición pero advierte que habrá dificultades. 'La aplicación no es fácil', destaca su responsable, Anak Agung Ngurah Agung Anggara Puta. 'Educar a la gente lleva tiempo'.
Para luchar contra la invasión del plástico que contamina sus costas y amenaza con ahuyentar a los turistas, la isla de Bali prohibió el uso de pajillas y bolsas de este material, mientras Indonesia redobla esfuerzos para enfrentar el reto de la gestión de basuras.
Miles de viajeros acuden cada año a las famosas playas bordeadas de palmeras, pero Bali no escapa al flagelo de la contaminación marina, especialmente grave en Indonesia.
En varios videos que se volvieron virales pueden verse olas de desperdicios arrastradas hacia las playas más turísticas. Se halló además un cachalote muerto que tenía en su estómago seis kilos de plástico, entre 115 vasos y 25 bolsas.
La isla decidió el año pasado prohibir los plásticos de un solo uso, pero la aplicación de esta normativa local estuvo en suspenso hasta la semana pasada, cuando se superó el último obstáculo y la justicia rechazó un recurso de una asociación de industriales del reciclaje de plásticos (ADUPI), que temía dejar de tener suficiente materia prima.
'La demanda fue rechazada [...] y en consecuencia el reglamento puede aplicarse', indicó a la AFP Made Teja, responsable de la agencia para el medioambiente de Bali. 'Esperamos que los habitantes, tanto los consumidores como las empresas, apoyen este programa'.
Indonesia, al igual que otras naciones del sudeste de Asia, recicla una pequeña proporción de sus desperdicios y desde 2018 se enfrenta al flujo de desechos importados, después de que China, que reciclaba mucha de la basura occidental, decidiera dejar de aceptarla.
Yakarta anunció en junio que devolvería decenas de contenedores de basuras no aptas para el reciclaje a sus países de origen, ya fueran Estados Unidos, Australia o Europa, pues no quiere convertirse en el 'vertedero' de las botellas, embalajes y pañales usados de los países occidentales.
¿Un 70% menos para 2025?
Formado por 17.000 islas, este gran archipiélago, el segundo mayor contaminante marino, por detrás de China, se comprometió a reducir la polución por desperdicios plásticos en un 70% para 2025.Para ello, prevé reforzar sus capacidades de reciclaje, reducir el consumo de plásticos de un solo uso y lanzar campañas de limpieza para sensibilizar a la población, hasta ahora poco formada en cuestiones ecológicas.
El problema de los desperdicios plásticos se volvió tan urgente en Bali que la isla declaró hace dos años el estado de 'emergencia', luego de haber visto una de sus costas completamente cubierta de basura.
Actualmente, en la isla apenas se reciclan un 48% de los desperdicios, según un estudio publicado en junio por un grupo de universitarios, representantes de las autoridades locales y de empresas, el Bali Partnership, respaldado por Noruega. El resto suele quemarse o termina en los vertederos, los ríos o el océano.
El gobierno local decidió lanzar campañas de sensibilización en las escuelas y los mercados antes de empezar a imponer sanciones.
'Intentamos educar y sensibilizar a la gente' sobre el objetivo de esta política, señala Made Teja. 'Lo que queremos es reducir el volumen de desperdicios y explicar a la gente que no deben seguir usando plásticos desechables, como bolsas, pajillas o poliestireno'.
El distribuidor Coco Group saludó esta nueva normativa, destacando que ellos hace varios años que no emplean envases plásticos en sus supermercados.
'Ya no envolvemos las frutas y verduras en plástico, utilizamos hojas de bananos o embalajes de junquillos', indica el responsable de mercadotecnia, Bachtiar Rusydi.
La asociación de distribuidores, Aprindo, dice apoyar la prohibición pero advierte que habrá dificultades. 'La aplicación no es fácil', destaca su responsable, Anak Agung Ngurah Agung Anggara Puta. 'Educar a la gente lleva tiempo'.