Si uno quiere despertar confianza, debe ser primero digno de ella. Que Costa Rica fuera admitida para comenzar su proceso de incorporación en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es una excelente señal para los inversionistas y le dice al mundo entero que nuestro país está listo para cumplir con los estándares más altos de competitividad y calidad de vida.
Sin embargo es solo el inicio del camino y será necesario un actuar responsable por parte de nuestro gobierno en distintas áreas, incluyendo infraestructura y educación. Es un grato anuncio, pero más que eso es el inicio de un gigantesco reto.
Los beneficios no son pocos. Esta organización es uno de los foros mundiales más influyentes, y en él se analizan y se establecen orientaciones sobre temas de relevancia internacional como economía, educación y medio ambiente. No por nada México, Chile y Colombia están, al igual que Costa Rica, en un proceso de adhesión.
De convertirse Costa Rica en un país miembro, estaríamos sentándonos en una mesa selecta y de gran prestigio; y formaríamos parte de algunos de los más de 200 comités, grupos expertos y de trabajo que analizan temas concretos para el bienestar común.
Los 34 países que actualmente son miembros, buscan contribuir conjuntamente a una expansión de su economía y del comercio mundial, principalmente mediante obligaciones internaciones multilaterales.
Adicionalmente la OCDE realiza estudios sobre distintos aspectos de las políticas públicas de los países, los cuales describen de forma franca y honesta la realidad de los estados miembros. Esto será de gran utilidad a nuestro país, dado que los resultados son bastante objetivos y de conocimiento público.
Ahora bien, esos son los beneficios; los retos son igual de extensos. La OCDE continuará revisando las políticas públicas de nuestro país y a partir de allí hará unas conclusiones. Estas recomendaciones estarán encaminadas a seguir profundizando el conjunto de reformas que se han venido implementando y buscará que nuestro país cumpla con las condiciones necesarias para ser aceptado en el Club.
El camino es claro y los beneficios palpables. Ahora lo que queda, es que nuestro país demuestre que está a la altura del desafío.
*Socio Director Deloitte