Claves del día

Conop 8888, el informe que muestra que el Pentágono trabaja en 'el día después'

Los organismos internacionales cada vez están más preocupados por un posible colapso civilizatorio. Ayer se conoció un informe realizado por el Pentágono que habla de la convergencia de crisis alimentarias, energéticas, económicas y del agua.


2014-05-19

Por: El Confidencial

Las palabras "colapso civilizatorio" comienzan a aparecer con una inusitada frecuencia en los documentos oficiales de agencias de seguridad y organismos internacionales.

Primero fue un estudio del Goddard Space Flight Center de la NASA en el que se advertía que la convergencia de las crisis alimentarias, energéticas, económicas (incremento de la desigualdad social) y del agua generará un colapso de la civilización en las próximas décadas.

Unas pocas semanas después llegaba a semejantes conclusiones un panel intergubernamental de la ONU formado por 60 científicos y representantes de un centenar de países.

Estos días ha sido el turno del Pentágono, que trabaja en la coordinación del "día después" (del colapso).
El informe del Departamento de Defensa norteamericano, llamado Conop 8888, tiene como objetivo instruir al ejército para garantizar la supervivencia de la humanidad (incluso de las "poblaciones de países tradicionalmente enemigos"). Los autores del documento dibujan un escenario ficticio postapocalíptico, a partir del cual se diseñan diferentes estrategias para salvar a la población.

Las amenazas son diversas, pero el tema elegido para este "ensayo general" son los tan de moda zombis. Una metáfora para emular los retos a los que se deberán hacer frente cuando llegue el denominado "Day After Tomorrow", como explicó la capitana y portavoz del Comando estratégico, Pamela Kunze, a Foreing Policy, la primera publicación que ha tenido acceso íntegro al documento desclasificado por el Pentágono.

El plan de contingencia para actuar ante un posible colapso de la humanidad consta de 31 páginas y fue diseñado en el año 2011. Desde entonces, un Comando Estratégico del ejército de EEUU se entrena bajo sus directrices en una base situada a las afueras de la ciudad de Omaha (Nebraska).

En realidad, y según han informado al canal NBC fuentes cercanas al Pentágono, se trata de una "herramienta de formación" de militares que utilizan un "escenario ficticio" para instruirse en las labores propias de una gran catástrofe planetaria.

El desafío zombi como metáfora de la escasez

Las amenazas sobre un posible colapso mundial, de las que han venido alertando científicos a título individual, como instituciones públicas y privadas son muchas y diversas. Algunas de las más importantes y no citadas anteriormente son el Resource Stress de KPMG o el Food, energy, water and the climate: a perfect storm of global events?, elaborado por el comité científico del Gobierno británico.

Todos estos informes coinciden en que la escasez (alimentaria, de agua o energía) será la base común denominador del posible colapso civilizatorio. Es por ello que el cambio climático es otro de los conceptos más presentes en estos catastróficos documentos, y la razón de que el Pentágono eligiese el desafío zombi como metáfora de todos los posibles riesgos a los que se enfrenta la humanidad a corto y medio plazo.

Uno de los primeros en alzar la voz fue James Lovelock, el autor de la refrendada hipótesis de Gaia (que concibe al planeta como un superorganismo) e inventor del revolucionario detector de captura de electrones.

Sin agua, sin electricidad, sin aire limpio para respirar y con una gran parte de la corteza continental hundida bajo el agua, sólo el 30% de la población mundial logrará sobrevivir al colapso medioambiental que Lovelock fechó para el año 2030.

Los últimos acontecimientos climáticos en Europa han sido un punto de inflexión (aunque la sequía cada vez más extrema lleve años afectando al continente africano) y Lovelock se inclina por la teoría de que "es demasiado tarde para evitar la catástrofe".

La ONU debate prohibir los ‘robots asesinos’

Otra seria amenaza a corto plazo, menos visible, pero igualmente peligrosa, es la de los robots asesinos.
Aunque parezca ciencia ficción, éstos ya son una realidad, y no nos referimos solamente a los drones militares, sino a otras armas que ya están usando diversos ejércitos. Tanto es así, que las armas letales autónomas se han convertido en una seria preocupación internacional hasta el punto de que la ONU discutirá desde mañana y hasta el viernes su posible prohibición o, al menos, limitación.

La reunión con diplomáticos y responsables militares se celebrará en Ginebra con la presencia de los 117 países firmantes de la Convención de Naciones Unidas para la Prohibición de Armas Inhumanas.

La misma que decidió prohibir en la década de los 90 las armas láser cegadoras. Eso sí, una vez que ya habían sido utilizadas en el campo de batalla. Un extremo que el director de la sede europea de la ONU, Michael Moeller, pretende evitar en esta ocasión: "El derecho internacional suele responder a las atrocidades y al sufrimiento una vez que ya han ocurrido, pero ahora tenemos la oportunidad de tomar medidas preventivas".

Las organizaciones Human Rights Watch y Amnistía Internacional habían solicitado ya la prohibición de los robots asesinos. Al no existir una regulación internacional en la materia se carece de cifras globales sobre cuántas unidades de "robots asesinos" hay en funcionamiento, pero sí existen datos fiables por países y que presentan a Estados Unidos y China como algunos de sus principales productores y consumidores. EEUU es el líder en la robótica militar y tiene desplazados unos 11.000 vehículos aéreos no pilotados y 12.000 robots terrestres, mientras que otros países, como China, Israel, Taiwán, Corea del Sur, Reino Unido y Rusia, también producen este tipo de armamento.

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