La actividad económica de los países de Centroamérica prospecta una mejora en los próximos meses, pero demorará de dos a tres años más para volver a ponerse en forma. En este proceso, el istmo puede aprender las lecciones de la pandemia del coronavirus y repensar su estrategia de desarrollo, con un fuerte componente de equidad, innovación e integración regional. Más allá del panorama de incertidumbre, emerge una oportunidad plausible para repensar la estructura de las economías centroamericanas, sus apuestas de desarrollo y saltar varios escaños en innovación, coinciden diversos actores regionales. El camino no será fácil y depende, fundamentalmente, de replantear el futuro de cada país de la región, al mismo tiempo que se atiende la emergencia sanitaria, del apoyo de la comunidad internacional, y de fortalecer la integración del istmo. Recetas para Reactivar Centroamérica, en la voz de los expertos.
Lea más: La era de los datos revoluciona los negocios en Centroamérica
Los números negativos se imponen en todos los resultados económicos de Centroamérica para 2020. Este año terminará con recesión generalizada, marcada por la pandemia del coronavirus. Los pronosticadores de la economía lo dicen por unanimidad. Hay, eso sí, la esperanza de un mejor 2021. Sin embargo, todas las previsiones económicas actuales llevan consigo una advertencia: una segunda escalada del virus puede echar al traste la recuperación.
Centroamérica no está sola en la debacle. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que este año la economía mundial se contraerá en -4,9 %, según su reporte de junio. En 2021 vendría una recuperación del 5,4 %. El declive se origina en un desplome de la demanda, dado por los confinamien- tos sanitarios para mitigar la propagación acelerada del Covid-19 entre la población y reducir su letalidad.
América Latina destaca como la región más vapuleada por el Covid-19. Según el FMI el tamaño de su economía se reducirá en-9,4%esteañoyrebotaríaaun3,7%en 2021. Por su lado, el PIB del grupo de economías avanzadas retrocedería en -8 % y entraría en terreno positivo hasta el próximo año, con 4,5 % de recuperación. Aunque el FMI ha venido matizando que la recesión sería más atenuada cuando de a conocer su próxima revisión, a mediados de octubre.
Sin coronavirus, Centroamérica y República Dominicana contaban con crecer en un rango del 3,3 % al 3,8 % este año, según los indicadores del Consejo Monetario Centroamericano (CMC). Su revisión de agosto cambió la perspectiva a una contracción entre -3,8 % y -2 %, de decrecimiento. Por su lado, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pro- nostica un decrecimiento del -5,9 % para Centroamérica, sin República Dominicana, luego de experimentar un crecimiento del 2,5 % en 2019, según un reporte presentado a finales de septiembre.
Según CEPAL, las mayores contracciones económicas las sufrirían El Salvador (-8,6 %) y Nicaragua (-8,3 %); y las menores, Guatemala (-4,1 %) y Costa Rica (-5,5 %). Por otro lado, Honduras y Panamá caerán en -6,1 % y en -6,5 %, respectivamente.
"El Covid-19 intensifica los problemas estructurales de Centroamérica, los vuelve más visibles. Más del 60 % de los empleos en la región son informales, el acceso a la salud, educación y a los servicios públicos no son universales. Se ha visto con mucha claridad que era imposible para la gente quedarse en casa, en ausencia de seguro para el empleo", bosqueja Hugo Beteta, director de la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, (CEPAL).
DESAFíOS PARA LAS EMPRESAS
La pandemia ha impactado fuertemente el mercado laboral de Centroamérica. Y no solamente por la destrucción del empleo formal, sino también por una mayor incidencia en el desempleo de mujeres, jóvenes y el sector informal. Según la ‘Encuesta Covid-19, realizada por Deloitte y Mejores Empresas Centroamericanas en agosto de este año, un 20 % de líderes empresariales menciona al talento y el recurso humano entre sus tres preocupaciones principales durante la pandemia.El mercado laboral sufrió una sacudida. , el 50 % suspendió temporalmente al personal y el 91% adoptó prácticas de teletrabajo. En los meses venideros, deberán involucrarse más en la gestión del talento, ya que un 57 % suspendió las promociones y contrataciones. Pese a ello, el recurso humano solo ocupa el séptimo lugar entre las principales preocupaciones de las firmas centroamericanas durante la actual crisis económica. Las tres primeras son la falta de clientes, los desafíos financieros y la operación, revela Pilar Ruiz de Chávez, directora de Mejores Empresas de Latinoamérica para Deloitte.
No es para menos. El 85 % de las empresas vio bajar entre el 10 % y el 50% sus ventas, sobre todo aquellas del sector de servicios. Tan solo el 6 % logró incrementar su facturación durante la pandemia, en su mayoría el rubro de consumo y comercio.
Hay falta de compradores y no hay garantías de que vuelvan. Las empresas enfrentan el desafío de rediseñar sus productos y servicios, diferenciando su oferta y readaptándolos a los nuevos hábitos de consumo. La mayoría lo sabe, al menos un 60 % incorporó nuevos productos o servicios a su portafolio, enfocados en adaptarse a la oferta o, incluso, modificar su modelo de negocios.
¿Ha sido el comercio electrónico un aliado para amortizar la caída de ingresos? Solo para pocos. El 65 % de las firmas no registró ningún tipo de incremento de ventas a través del canal electrónico. Y de los que sí lo lograron, tan solo el 8 % lo hizo con una tasa superior al 30 %. "Las ventas por comercio digital han logrado traer algún tipo de ingresos a las empresas, pero en muchos casos solo representan una pequeña parte de lo que traían las tiendas físicas". Tampoco quiere decir que las apuestas por la digitalización hayan ido a parar a la cesta. América Latina ha avanzado en pocos meses lo que habría demorado un año en términos de adopción de esta tecnología, dice Ruiz.
Deloitte proyecta un mayor fortalecimiento de los canales digitales. "Las empresas deben reconocer a los clientes, saber lo que está necesitando en términos de productos y servicios; los esquemas de atención diferenciada se vuelven aún más relevantes. Los hábitos están cambiando en todos los sentidos: hay un interés mayor en lo saludable y hay esquemas de ventas que por ahora están limitados por el contacto físico", plantea la experta.
COMERCIO: CAíDA REGIONAL
Por otro lado, el golpe a lo largo de la cadena comercial en la región ha sido significativo. La Federación de Cámaras de Comercio del Istmo Centroamericano (FECAMCO) ha venido sondeando el impacto de la emergencia entre sus agremiados. En abril, al inicio de la crisis, un 92 % de las empresas reportó disminución de sus ventas, un 52 % tuvo que suspender sus labores y cerca del 42 % se vio forzada a recortar personal Otra de sus mediciones en junio mostró que el 60 % de los encuestados estaban operando de manera parcial, la gran mayoría por de- bajo del 40 % de sus capacidades. Además, casi la mitad de las firmas estimaban que demorarán por lo menos un año para recu- perar la facturación previa a la crisis.En las pymes el impacto fue devastador: el 85 % del segmento reportó bajas en sus ventas, muchos de ellos sufrieron contracciones de hasta el -75 %. La totalidad de las empresas de la membresía de FECAMCO recortó su jornada laboral.
"Es difícil hablar en estos momentos de sectores que hayan solventado la crisis. Nos encontramos en un momento de gran inestabilidad y aunque es posible que hayamos pasado los picos más altos de contagios en nuestros países, aún no podemos hablar de una situación de normalidad para nuestras empresas", evalúa Mario DelValle, presi- dente de la FECAMCO.
Evolución del transporte de mercancías En Centroamérica
El transporte de mercancías regionales se contrajo notablemente. En las primeras semanas de marzo, previo al Covid-19, las transacciones con Declaración única Centroamericana Terrestre (DUCA-T) eran superiores a las 13.500 semanales; a mayo, estas habían caído a 6.678 en promedio semanal, dice Melvin Redondo, secretario general de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA). La aprobación de los Lineamientos de Bioseguridad funcionó como un revulsivo, ya que al cierre de junio las transacciones subieron a hasta las 9.000 semanales. La peor semana para el comercio intrarregional fue la del 6 al 12 de abril, cuando solo se reportaron 4.302 formularios DUCA-T.
Entre enero y agosto, las operaciones con DUCA-T totalizaron 374.401, un -11 % con respecto al año pasado. El principal usuario ha sido El Salvador, con un 32,6 % de las declaraciones, seguido de Costa Rica, con un 24,7 %, y Guatemala, con 18,2 %. La principal contracción ha sido para Guatemala, con -17,4 % de menos declaraciones hasta agosto; en cuanto a Costa Rica bajaron -15,7 %. Honduras, por otro lado, se ha logrado mantener casi estable, con un leve retroceso del -0,3 %.