Por revistaeyn.com
El trabajo conjunto entre la empresa Gronn y a aliados estratégicos como Oceana Resort & Conventions, ha evitado que más de 3.000 botellas de vidrio terminen como desecho.
Desde hace tres años, el resort Oceana de la costa pacífica guatemalteca se unió a Gronn para dar una segunda vida al vidrio. Lo que comenzó como un gesto por el medio ambiente, se ha convertido en una historia de conexión entre territorios, de innovación y de turismo responsable.
El viaje del vidrio inicia en Oceana, donde cada semana se recolectan botellas utilizadas por los huéspedes. En lugar de ser desechadas, estas botellas viajan hacia Antigua Guatemala, Sacatepéquez, donde el equipo de Gronn las corta, pule, hornea y transforma en vasos artesanales con diseños únicos.
Cada uno es distinto. Y todos, sin excepción, llevan consigo el mensaje de que sí es posible generar belleza a partir del residuo. Este esfuerzo conecta a dos mundos.
Es una ruta de sostenibilidad que une comunidades, genera empleo local, fortalece la economía circular y fomenta cultura ambiental. Porque el detalle del vaso en la habitación del huésped habla de algo grande: una forma diferente de hacer las cosas.
