Centroamérica & Mundo

Costa Rica inaugura su Barrio Chino, el más joven del mundo

El gobierno de Pekín donó un millón de dólares para construir este paseo de 650 metros, que se desarrolló en la ciudad capital de San José.

2014-03-24

El gobierno de Pekín donó un millón de dólares para construir este paseo de 650 metros, que se desarrolló en la ciudad capital de San José.

Por: AFP

Costa Rica inauguró este miércoles su primer 'Barrio Chino' en el centro de San José, un paseo para peatones de 650 metros bordeado de comercios adornados con simbolos de la cultura china, para cuya construcción el gobierno de Pekín donó un millón de dólares.

El alcalde capitalino Johnny Araya, uno de los impulsores del proyecto, inauguró la obra que comerciantes del lugar han cuestionado, especialmente restaurantes, debido al cierre al paso de vehículos en los que muchos de sus clientes se movilizaban.

Un gran arco con estructura al estilo chino marca el inicio del trayecto en el que los visitantes encuentran bisuterías, restaurantes de comida oriental, farmacias, tiendas y diversos tipos de establecimientos comerciales.

'La obra costó mil millones de colones (dos millones de dólares) pero el gobierno chino dio 500 millones de colones (un millón de dólares)', precisó a la AFP el arquitecto que diseñó la obra, Mariano Ureña.

Ureña indicó que la construcción comenzó en febrero pasado y concluyó dos meses antes de lo previsto.

Sin embargo, la planificación y el diseño comenzaron en 2009 luego de negociaciones políticas entre los gobiernos de los dos países.

Costa Rica restableció relaciones diplomáticas con China en junio de 2007, tras lo cual Pekín comenzó a hacer efectivo un paquete de millonarias donaciones, entre ellas los más de 100 millones de dólares para la construcción de un moderno Estadio Nacional inaugurado en marzo de 2011.

En la zona que incluye el barrio ya existen unos 50 negocios chinos como restaurantes, tiendas de conveniencia y de artículos tradicionales, pero las calles rebozan de otros comercios como farmacias, librerías, cerrajerías y tiendas de ropa.

La esperanza de todos es la misma, que las lámparas rojas que ahora cuelgan entre los postes del alumbrado público, y el busto de Confucio al final del bulevar se conviertan en un imán de visitantes y clientes.

El alcalde no duda de que así será, y menciona ejemplos como San Francisco, Nueva York, México, Londres, Vancouver, Singapur y Buenos Aires, donde los barrios chinos son espacios consolidados de éxito comercial e intercambio cultural.

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