POR EFE
El acuerdo alcanzado en Ginebra entre Estados Unidos y China para rebajar sustancialmente sus aranceles mutuos es una excelente noticia para la economía global y, en particular, para los mercados y las industrias, ampliamente dependientes de los suministros asiáticos.
Aunque no se trata de un arreglo definitivo, ambas partes se han dado noventa días para resolver en la práctica las cuestiones en las que tienen puntos de vista divergentes y que, para la parte estadounidense, son injustas y representan incluso una amenaza para su seguridad nacional.
Este instrumento de dialogo estará liderado por el viceprimer ministro chino, He Lifeng; el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, así como el representante comercial de ese país, Jamieson Greer, y podrá reunirse en China, en EEUU o en un tercer país.
La guerra comercial entre ambas potencias iniciada con la llegada de Trump a la Casa Blanca se intensificó desde abril con la imposición de nuevos aranceles, lo que llevó los gravámenes a niveles sin precedentes: 145 % para las importaciones de bienes chinos a EE.UU. y 125 % para las de los estadounidenses que entraran a China.
La reunión de Ginebra, celebrada este fin de semana, ha sido el primer acercamiento formal desde que empezó esta última batalla arancelaria.
¿Cuál es el elemento más importante del acuerdo?
Estados Unidos ha acordado reducir del 145 % al 30 % sus aranceles para los productos chinos, mientras que China ha aceptado rebajarlos hasta el 10 %, con respecto al 125 % que estaba vigente.
La reducción entrará en vigor en dos días, el 14 de mayo.
¿Por qué no han acordado reducir los aranceles hasta el mismo porcentaje?
Estados Unidos y China convinieron en las negociaciones reducirse sus aranceles generales al 10 %, aunque Washington mantiene excepciones a sectores específicos, como el aluminio, el acero o los automóviles, entre otros productos.
No obstante, EEUU suma a ese 10 % un 20 % que ha vinculado directamente a la crisis de la droga conocida como fentanilo, la que ha sido responsable de una de las mayores crisis de salud entre la población estadounidense en los últimos tiempos.
Ese arancel extra sirve, desde el punto de vista del Gobierno del presidente Donald Trump, para mantener la presión y que China tome medidas concretas y drásticas para controlar la exportación de los químicos necesarios para la producción del fentanilo y, a la vez, reprimir su salida ilegal con destino al mercado estadounidense.
¿Qué pasa a partir de ahora?
Estados Unidos y China establecerán un mecanismo de consulta para continuar las discusiones, que no serán únicamente comerciales, sino que abarcarán temas relacionados con la economía en general.
Se ha acordado que por la parte china sea liderado por el viceprimer ministro He Linfeng y, por la estadounidense, por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el alto representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, asumiendo en los próximos meses el mismo rol que jugaron este fin de semana en Ginebra.
La fecha de la próxima reunión todavía no se ha acordado, ni el lugar. La idea es que se alternen entre Pekín y Washington, pero ambos podrían elegir un tercer país.
Además habrá consultas a nivel de expertos conforme se requiera.
Trump dice que la relación con China es "muy buena" y que hablará con Xi a fines de semana
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este lunes que la relación con China es "muy buena", tras el cierre de un acuerdo para rebajar aranceles mutuos, y adelantó que hablará con su homólogo chino, Xi Jinping, "quizá a fines de semana".
"No buscamos perjudicar a China. China estaba sufriendo un gran daño. Estaban cerrando fábricas. Había mucha inestabilidad, y estaban muy contentos de poder hacer algo con nosotros. La relación es muy, muy buena. Hablaré con el presidente Xi quizás a finales de semana", dijo Trump a periodistas en la Casa Blanca.
Tras dos días de negociaciones en Suiza, ambos países cerraron un acuerdo para rebajar en 115 % sus aranceles mutuos por 90 días, visto como el inicio del un proceso para reparar una "relación atrofiada" por su diferendo comercial.
Así, los gravámenes estadounidenses a los productos chinos quedan a un 30 % (de un 145 % anterior), frente a un 10 % (de 125 %) para los estadounidenses, en lo que se ve como una pausa temporal a una situación comparable a un embargo comercial.
En las últimas semanas, el Gobierno estadounidense había informado sobre contactos bilaterales para estas negociaciones e incluso Trump sostuvo que había hablado con Xi Jinping, algo que Pekín negó y que luego desde Washington no consiguieron aclarar.
Las negociaciones entre China y EEUU se reanudarán próximamente para abordar la resolución en términos prácticos de los desacuerdos comerciales, lo que requerirá discusiones altamente técnicas.
Fuentes estadounidenses dijeron a EFE que todavía no se ha fijado una fecha precisa para que las conversaciones se reanuden a nivel de expertos.