Por Entrepreneur.com
El éxito de un negocio se debe, en gran parte, a la personalidad de la gente que lo dirige. Puedes tener las ideas más increíbles e innovadoras, pero si tienes una personalidad tóxica que repele a tus clientes más leales y a tus mejores empleados, puede que le estés costando mucho dinero a tu empresa.
Como manager o líder de tu negocio, es importante reconocer que tienes una gran influencia en tu compañía, lo que puede ayudarte a construirla o destruirla. Una gran parte de esa influencia se deriva de la forma en la que te comunicas e intactúas con los demás. ¿Estás proyectando las cualidades que harán que otros quieran trabajar para construir tu empresa… o que harán que quieran buscarse otro trabajo?
Observa seriamente tus cualidades y los rasgos de tu personalidad. ¿Le estás haciendo daño a tu negocio? Si descubres que estás enarbolando alguno de los siguientes rasgos de personalidad tóxicos, es momento de hacer cambios, serios.
Una baja inteligencia emocional deriva en una mala capacidad para comunicarte, daña tu credibilidad y hace que los otros no confíen en ti. Cuando eres emocionalmente inteligente, eres consciente de tus emociones, y de los sentimientos y necesidades de los que te rodean. Tener una inteligencia emocional alta te ayuda a manejar mejor las situaciones sociales y las relaciones, y te permite regular tus emociones según sea necesario.
Si crees que tus comentarios sarcásticos te están haciendo ganar puntos o que te hacen ver más inteligente, piénsalo dos veces. El sarcasmo te hacer parecer amargado, enojado y arrogante. Intenta ser amable. Trata a todos con el mismo nivel de decoro y respeto. Resiste la urgencia de burlarte de los demás o de lanzar indirectas para hacer que la gente se ría a expensas de los demás.
Sí, la planeación y las estrategias son necesarias para cualquier negocio, pero también debes evaluar la importancia de seguir una estrategia en particular o un método contra lo que podrías ganar (o perder) si te apegas a lo que tienes. Toda empresa exitosa necesitará, en un momento u otro, la flexibilidad y capacidad de encontrar soluciones creativas en situaciones inesperadas. Trabaja para ser parte de la solución, no del problema.
Esto implica estar disponible, escuchar a los demás y actuar con integridad. Si dices que vas a hacer algo, hazlo. Y trabaja para construir la confianza y el respeto mutuo con tus compañeros empleados y clientes. Apoya a los que te rodean, está ahí para ellos, y te ganarás una serie de seguidores leales para ti y tu negocio.
Los negocios son un acto de equilibrio entre la agresividad y la reserva. La impaciencia te puede llevar a tomar decisiones precipitadas que te hagan caer en un mal acuerdo. Tener determinación y ganas es algo bueno, pero apresurarte y tomar decisiones en el aire no lo es.
Estar obsesionado con el control daña tu capacidad para tomar decisiones rápidas. Puedes abrumarte fácilmente por tu sentido de perfeccionismo y frustrarte cuando las cosas no salen como las planeaste. ¿Qué pasaría si, en lugar de intentar controlarlo todo, le abres la puerta a lo impredecible? Date una oportunidad y observa lo liberador que es soltar el control.
Demostrando que nos importan los demás y que entendemos por lo que están pasando, creamos una atmósfera de apoyo que atrae a la gente. La empatía y la preocupación hace que los otros se sientan valorados, lo que genera clientes leales y empleados que quieren trabajar más. Así que cuando sientas que el cinismo se está apoderando de ti, recuerda que mostrar tu lado humano y hacerle saber a la gente que te importa te puede traer mejores resultados.
No importa qué tan seguro te sientas, escucha a los demás. Incluso si tu forma de hacer las cosas termina siendo la mejor, si te abres a escuchar otras perspectivas y sugerencias serás un mejor líder y tu negocio crecerá más. Busca tener una mentalidad radicalmente abierta. Puede ser algo difícil para tu ego, pero cambiará por completo la perspectiva de tu negocio. No permitas que una actitud cerrada u obstinada eviten que escuches ideas fuera de la caja, o que tomes mejores decisiones gracias a ellas.
Si gastas toda tu energía lamentándote y quejándote, estás reforzando una mentalidad negativa en ti mismo y en la gente que te rodea. Pon atención a la cantidad de veces que dices cosas negativas. Si no puedes tener una conversación completa sin quejarte, tienes un problema.
Dirigir desde el miedo crea una cultura basada en las sospechas y la angustia, una en la que nadie quiere admitir un error, o mostrar su desacuerdo, ni siquiera dar nuevas ideas, todo por el miedo a ser rechazados. Las empresas exitosas florecen gracias al hábito de crear una atmósfera sana, feliz y creativa en la que se pueda hacer un buen trabajo y construir un negocio fuerte.
Tus formas centradas en ti mismo no sólo le niegan a los demás la oportunidad de compartir ideas inspiradoras, sino que están dañando tu organización y frustrando a la gente con la que trabajas. Intenta pensar en los demás de vez en cuando. Tu carrera y tu negocio te lo van a agradecer.
El éxito de un negocio se debe, en gran parte, a la personalidad de la gente que lo dirige. Puedes tener las ideas más increíbles e innovadoras, pero si tienes una personalidad tóxica que repele a tus clientes más leales y a tus mejores empleados, puede que le estés costando mucho dinero a tu empresa.
Como manager o líder de tu negocio, es importante reconocer que tienes una gran influencia en tu compañía, lo que puede ayudarte a construirla o destruirla. Una gran parte de esa influencia se deriva de la forma en la que te comunicas e intactúas con los demás. ¿Estás proyectando las cualidades que harán que otros quieran trabajar para construir tu empresa… o que harán que quieran buscarse otro trabajo?
Observa seriamente tus cualidades y los rasgos de tu personalidad. ¿Le estás haciendo daño a tu negocio? Si descubres que estás enarbolando alguno de los siguientes rasgos de personalidad tóxicos, es momento de hacer cambios, serios.
1. Poca inteligencia emocional
En pocas palabras, tener una baja inteligencia emocional es tóxico para el negocio porque afecta a todas las personas con las que tienes contacto. La inteligencia emocional es tan importante como tu IQ, ya que te ayuda a entender a los demás y a reconocer lo que los motiva. Una inteligencia emocional fuerte es la base para trabajar de manera cooperativa con un grupo y para crear un sentido de pertenencia en el trabajo.Una baja inteligencia emocional deriva en una mala capacidad para comunicarte, daña tu credibilidad y hace que los otros no confíen en ti. Cuando eres emocionalmente inteligente, eres consciente de tus emociones, y de los sentimientos y necesidades de los que te rodean. Tener una inteligencia emocional alta te ayuda a manejar mejor las situaciones sociales y las relaciones, y te permite regular tus emociones según sea necesario.
2. Sarcasmo crónico
Un poco de sarcasmo puede ser divertido, pero si te la vives haciendo comentarios sarcásticos, puede que estés creando un ambiente tóxico sin darte cuenta. Esto es particularmente cierto cuando te concentras en burlarte o en hacer menos a los demás, o cuando disfrutas haciendo comentarios negativos a tus subordinados.Si crees que tus comentarios sarcásticos te están haciendo ganar puntos o que te hacen ver más inteligente, piénsalo dos veces. El sarcasmo te hacer parecer amargado, enojado y arrogante. Intenta ser amable. Trata a todos con el mismo nivel de decoro y respeto. Resiste la urgencia de burlarte de los demás o de lanzar indirectas para hacer que la gente se ría a expensas de los demás.
3. Inflexibilidad
La capacidad de pensar con la cabeza fría y de estar abierto a sugerencias e ideas es básico para poder adaptarte a los cambios inesperados en cualquier negocio. Cuando eres demasiado rígido puedes limitar tus opciones sin darte cuenta o puede que no seas capaz de hacer los ajustes necesarios, y esto afectará negativamente tu negocio.Sí, la planeación y las estrategias son necesarias para cualquier negocio, pero también debes evaluar la importancia de seguir una estrategia en particular o un método contra lo que podrías ganar (o perder) si te apegas a lo que tienes. Toda empresa exitosa necesitará, en un momento u otro, la flexibilidad y capacidad de encontrar soluciones creativas en situaciones inesperadas. Trabaja para ser parte de la solución, no del problema.
4. No dar seguimiento
Las falsas promesas y un liderazgo poco eficaz disminuye tu credibilidad. Si quieres preservar tu influencia positiva y ganarte el respeto de los demás necesitas aprender a darle seguimiento a las cosas y a cumplir las promesas que haces.Esto implica estar disponible, escuchar a los demás y actuar con integridad. Si dices que vas a hacer algo, hazlo. Y trabaja para construir la confianza y el respeto mutuo con tus compañeros empleados y clientes. Apoya a los que te rodean, está ahí para ellos, y te ganarás una serie de seguidores leales para ti y tu negocio.
5. Impaciencia
El éxito o fracaso de un negocio suele estar basado en encontrar el momento correcto, saber cuándo aventarte y cuando dar un paso atrás, analizar y considerar las diferentes opciones. Pero tomar estas decisiones requieren de la habilidad para retirarte y de tener la paciencia necesaria para ver el panorama completo.Los negocios son un acto de equilibrio entre la agresividad y la reserva. La impaciencia te puede llevar a tomar decisiones precipitadas que te hagan caer en un mal acuerdo. Tener determinación y ganas es algo bueno, pero apresurarte y tomar decisiones en el aire no lo es.
6. Obsesionarte con el control
Solemos asumir que la gente más exitosa en los negocios son los que tienen todo bajo control, que tienen un plan meticulosamente trazado y saben exactamente a dónde va cada centavo que ganan. Pero si todo está perfectamente diseñado, no puedes ver más allá de esa lista. Cualquier cosa que exista después de esos cálculos o conclusiones también queda fuera de tu control, y esto puede jugarte en contra.Estar obsesionado con el control daña tu capacidad para tomar decisiones rápidas. Puedes abrumarte fácilmente por tu sentido de perfeccionismo y frustrarte cuando las cosas no salen como las planeaste. ¿Qué pasaría si, en lugar de intentar controlarlo todo, le abres la puerta a lo impredecible? Date una oportunidad y observa lo liberador que es soltar el control.
7. Falta de empatía
Es fácil ser cínico en ciertos momentos, pero los que muestran una total falta de empatía o no pueden mostrar compasión hacia los demás, encontrarán que esa actitud tóxica está corrompiendo su empresa. El cinismo te hace parecer enojado y a la defensiva. La empatía hace que los demás se sientan conectados y entendidos. Y de manera natural, nos sentimos más atraídos hacia las personas con las que nos podemos relacionar y que nos brindan su apoyo.Demostrando que nos importan los demás y que entendemos por lo que están pasando, creamos una atmósfera de apoyo que atrae a la gente. La empatía y la preocupación hace que los otros se sientan valorados, lo que genera clientes leales y empleados que quieren trabajar más. Así que cuando sientas que el cinismo se está apoderando de ti, recuerda que mostrar tu lado humano y hacerle saber a la gente que te importa te puede traer mejores resultados.
8. Tener una mente cerrada
La gente con mentalidad cerrada tiende a señalar a los demás en lugar de aceptar la responsabilidad cuando algo sale mal. Creen que tienen las respuestas a todo, así que les cuesta trabajo escuchar lo que los demás tienen que decir.No importa qué tan seguro te sientas, escucha a los demás. Incluso si tu forma de hacer las cosas termina siendo la mejor, si te abres a escuchar otras perspectivas y sugerencias serás un mejor líder y tu negocio crecerá más. Busca tener una mentalidad radicalmente abierta. Puede ser algo difícil para tu ego, pero cambiará por completo la perspectiva de tu negocio. No permitas que una actitud cerrada u obstinada eviten que escuches ideas fuera de la caja, o que tomes mejores decisiones gracias a ellas.
9. Quejarte constantemente
A nadie le gustan los pesimistas. Si siempre te estás quejando, no sólo estás desmoralizado a los demás, sino que estás siendo improductivo y haciendo que los demás sean improductivos. Además, la gente te percibirá como un quejumbroso.Si gastas toda tu energía lamentándote y quejándote, estás reforzando una mentalidad negativa en ti mismo y en la gente que te rodea. Pon atención a la cantidad de veces que dices cosas negativas. Si no puedes tener una conversación completa sin quejarte, tienes un problema.
10. Dirigir basándote en el miedo
¿Eres uno de esos jefes que cuando no se sale con la suya corre a la gente? Esta mentalidad es totalmente tóxica para tu negocio. Muchos líderes usan medidas basadas en miedo para controlar a los demás sin darse cuenta de lo que hacen. éstos son los jefes que usan una vara para mantener a todo el mundo a raya, que usan amenazas tácitas y tácticas de terror para lograr que los otros hagan lo que ellos quieren.Dirigir desde el miedo crea una cultura basada en las sospechas y la angustia, una en la que nadie quiere admitir un error, o mostrar su desacuerdo, ni siquiera dar nuevas ideas, todo por el miedo a ser rechazados. Las empresas exitosas florecen gracias al hábito de crear una atmósfera sana, feliz y creativa en la que se pueda hacer un buen trabajo y construir un negocio fuerte.
11. Narcisismo
Los narcisistas son terribles para los negocios porque su ego evita que escuchen a cualquier persona que los contradiga. No quieren escuchar lo que tienes que decir si no va de acuerdo con su pensamiento. Y están totalmente enfocados en ellos mismos. Si tú eres así, entonces ésta es tu llamada de atención.Tus formas centradas en ti mismo no sólo le niegan a los demás la oportunidad de compartir ideas inspiradoras, sino que están dañando tu organización y frustrando a la gente con la que trabajas. Intenta pensar en los demás de vez en cuando. Tu carrera y tu negocio te lo van a agradecer.