La relación entre empresas y comunidad es diferente a la de hace 50 años, las comunidades están más empoderadas y buscan ser incluidos en la toma de decisiones de las empresas, no solo en proyectos de expansión, sino de interlocutores en la articulación de programas de interés social.
Hoy, en el marco de la segunda jornada de la Semana de la RSE en El Salvador, se abordó este fenómeno social que pasa por redefinir la relación entre empresas y comunidades, un reto que hace que las compañías, independientemente de su giro, tengan una mirada más inclusiva.
Eduardo Stein, vicepresidente de Guatemala (2004-2008) valoró que la región centroamericana ha acumulado tanto problemas viejos como nuevos, los que urgen de la articulación de estrategias sólidas para contrarrestar temas como la inclusión educación, salud y desarrollo económico, entre otros, desafíos que considera " no hay estado que pueda solo con ellos".
El ponente, que también se desempeñó como ministro de relaciones exteriores (1996-2000) y fue un actor relevante en los procesos de paz de la región, en las rondas de Esquipulas y del Diálogo de San José, dijo que está convencidos de que es posible encontrar espacios de diálogo y concertación para alcanzar agendas mínimas para apuntalar el desarrollo.
Fernando Ojalvo, vicepresidente de asuntos corporativos de la colombiana Grupo Sura, destacó el rol de la empresa en Medellín, la capital del departamento de Antioquia, donde la fuerza de los grupos privados, en coordinación con la comunidad y las autoridades locales, han logrado eliminar el estigma de la violencia y han creado un modelo de gestión inclusivo, aplaudido a escala global.
El proceso, dijo, no ha sido sencillo y ha requerido de un involucramiento pleno y de un cabio de cultura. "Las empresas debemos tener conciencia, coherencia y sensibilidad", acotó el ejecutivo que destacó como las empresas han ido cambiando su forma de hacer negocios ya no solo centrándose en hacer dinero, sino que han evolucionado y ahora tienen una mirada inclusiva.
Sin embargo, esto no pasa solo por invertir y crear programas de impacto social, sino de activar sistemas de monitoreo que permitan acompañar y asegurar que la ejecución de los proyectos sea continuo y permitan su autosostenibilidad, algo que solo se logra mediante una eficiente comunicación entre empresa, comunidad y autoridades.
Ojalvo sostiene que la empresa comenzó a trabajar en silencio hace 70 años, pero que desde sus orígenes la empresa asumió compromisos sociales sin hacer publicidad, pero reforzando proyectos de cambio social, no solo hacia la sociedad, sino con su público interno con quienes también tienen un diálogo constante.
La negociación para una cantera
Eduardo Aguirre, gerente de relaciones institucionales de la guatemalteca Cementos Progreso, relató como su compañía se vio envuelta en una dura negociación para abrir una nueva cantera en San Juan Sacatepequez y de cómo el diálogo logró desbloquear un largo -y violento- proceso."Nuestro proyecto se volvió simbólico", recalca ya que el entrampamiento primero comenzó por un rechazo de la comunidad vecina, escaló a la esfera nacional y de ahí saltó a la palestra internacional, envuelto en una polémica ajena: la lucha contra la minería de metales.

Proyecto de Cementos Progreso en San Juan Sacatepquez, Guatemala. Foto tomada de Cementos Progreso.
Cementos Progreso tiene más de un siglo de historia y un fuerte compromiso social. Sin embargo, la negociación por el desarrollo de una nueva cementera se extendieron por siete años, tiempo en el que la compañía ha aprendido grandes lecciones.
"Nos hemos ganado el respeto de las comunidades y ellos ganaron que nosotros cambiáramos el chip cultural", dice Aguirre quien sentencia: "hemos aprendido una de las grandes lecciones para las empresas: pedir perdón".
Este proceso no fue sencillo, ya que la empresa asimiló la cultura y cosmovisión de las comunidades, algo que llegó incluso al desarrollo de ceremonias ancestrales como pedir perdón a la tierra por el desarrollo de la nueva cantera, esta acción que -entre otras negociaciones- desbloqueó finalmente el proceso. La nueva cantera finalmente será inaugurada en 2017.
Un diálogo para un cambio social
Diego de Sola, gerente general de Inversiones Bolívar y presidente del capítulo de El Salvador de Glaswing, explica que los actores económicos deben incidir positivamente en sus comunidades. "De alguna forma quienes tenemos cierta influencia en nuestras sociedades debemos unir actores públicos, privados y comunidades", dice el ejecutivo.
Este compromiso pasa por el rescate de escuelas en zonas vulnerables, jornadas de voluntariado y otras actividades que cambian la vida de las comunidades.
Mediante su labor en Glaswing, el ejecutivo está impulsando un nuevo reto: reconvertir al parque Cuscatlán -uno de los centros de recreo más grandes de la capital salvadoreña-.
El parque ha perdido brillo y es asediado por la delincuencia, el nuevo proyecto busca reunir a diferentes actores privados, autoridades municipales, dependencias estatales y la comunidad.
"Tenemos una joya en potencia (en el parque Cuscatlán) y la única forma de ponerlo en marcha es a través del diálogo", sentencia.

Uno de los primeros proyectos que ejecuta Glaswing en el centro de San Salvador es la reconversión de una casa con estilo de castillo en una biblioteca para niños. El proyecto es una pieza de una iniciativa que busca desarrollar un circuito cultural y recreativo en el corazón de la capital salvadoreña. Foto cortesía de Glaswing.
Grupo Sura desarrolla una serie de proyectos de alto impacto para Medellín, pero también para su público objetivo y colaboradores. En este video se muestra como se articula en Fondo de Vivienda. Video/Grupo Sura.