Medido en pasajeros pagos por kilómetro (RPK), unidad de referencia del sector, el tráfico aéreo mundial alcanzó en 2021 el 41,6% de su nivel de 2019, último año antes de la pandemia, precisó la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) en un comunicado.
Se trata de un ligero avance respecto al 34,2% de 2020, cuando el covid-19 y las restricciones a la movilidad frenaron brutalmente el sector.
Los cierres de fronteras continuaron en 2021, total o parcialmente, sobre todo en Asia y en América del Norte, por lo que fueron las conexiones internacionales las más damnificadas: solo representaron el 24,5% de los RPK de 2019. En cambio, las conexiones domésticas tuvieron el año pasado el 71,8% del volumen de las de 2019.
A principios de enero, la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) estimó que el transporte aéreo en 2021 tuvo la mitad de pasajeros que en 2019, con 2.300 millones frente a los 4.500 millones de dos años antes, y 1.800 millones en 2020.
La IATA, que federa a unas 290 compañías que totalizan el 83% del tráfico mundial, juzgó que en 2021 la 'demanda se reforzó' para los viajes aéreos.
'Esa tendencia continuó en diciembre, pese a las restricciones a los desplazamientos impuestas frente a ómicron', afirmó el director general de la organización, Willie Walsh, citado en el comunicado.
Aún así, las medidas adoptadas frente a esa variante, muy contagiosa, ralentizaron a la mitad la reanudación del tráfico internacional en diciembre de 2021, según la IATA. El flete, impulsado por el comercio en línea, continuó dando un respiro a las aerolíneas en 2021: su volumen expresado en toneladas/kilómetro superó en un 6,9% al de 2019.
Además, los precios se han disparado un 150% en dos años a causa de la bajada de la capacidad de carga de las bodegas, provocada por la disminución de vuelos de pasajeros. La IATA no publicó de momento proyecciones para 2022, pero los escenarios de la OACI para este año van de un 69% a un 74% del número total de pasajeros de 2019.
Según Walsh, existe 'un impulso en la buena dirección' hacia una normalización y, por ende, un crecimiento de las conexiones internacionales.