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José Pablo Monge: Hacer videojuegos desde Costa Rica

José Pablo Pablo Monge es el fundador y director general del estudio de videojuegos costarricense Headless Chicken Games.

2022-05-07

Por Daniel Zueras, E&N

“Desde que estaba en la escuela soñaba con hacer juegos. Mis profesoras se enojaban conmigo porque no hacia los trabajos, sino juegos a los que jugaban mis compañeros”, rememora este joven tico que cumplió su sueño. Eran divertimentos en papel, en un cuaderno que le había regalado su mamá y José Pablo se inventaba historias que sus amigos tenían que superar. “Me gusta poner a la gente a pensar”, cuenta.

Y de ahí a desarrollar esa imaginación en videojuegos, solo hay un paso. “Siempre me gusto mucho leer, las peliculas, animaciones... Pero cuando empecé a jugar videojuegos vi que no era una historia que me contaban, sino mi historia en la que soy protagonista y en la que tengo injerencia”.

Claro que no es un paso sencillo. En Costa Rica no podía estudiar nada orientado a los videojuegos. Aunque su carrera parecía predestinada hacia las Ciencias de la Salud (por tradición familiar), este gamer empedernido tenía claro que quería crear juegos. Su madre le dijo que si eso era lo que quería, buscara una carrera universitaria que le pusiera en el camino “y empecé a estudiar computación. Pasaron seis años de carrera. Al final me di cuenta de que nunca me enseñaron a hacer juegos”.

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Sin experiencia decidió aplicar a un par de empresas del sector fuera del país, pero la respuesta fue no, por falta de experiencia. “Al aplicar a otra en Costa Rica, me dijeron que no tenía notas suficientemente buenas para trabajar con ellos. Me fui desinflando y empecé a trabajar en un software para piloto automático de aviones. Pero en ese año fui a una conferencia de desarrolladores de videojuegos en San Francisco, conocí a mucha gente y vi que eso era lo que realmen- te queria hacer”.

Al poco tiempo, Jeremy Gibson llegó a Costa Rica a impartir un taller de diseño de juegos, “fue la primera vez que alguien me estaba enseñando a hacer juegos”, rememora Monge, quien le preguntó al gurú cómo debía hacer el país para que le tomen en cuenta desde fuera. “Me dijo que necesitábamos tener nuestra propia industria. Ahi empece la IGDA (International Game Developers Association) en Costa Rica y con la Global Game Jam (un hackaton de juegos en 48 horas, con 130 países en el mundo a la vez desarrollando juegos). Todo para empezar a generar esas sinergias. “No quería que le pasara a nadie más lo mismo que a mí al salir de la U, quería que vieran que no es necesario que lo contraten para hacer juegos”.

Como pollo sin Cabeza

Tal vez hayan oído esta expresión. O tal vez no. Significa estar desnortado, no saber qué hacer. Bien, José Pablo le dio vuelta, “porque sabemos muy bien lo que estamos haciendo”. Se crió en Naranjo (provincia de Alajuela, Costa Rica), con gallinas correteando por la casa. Su abuela se encargaba de ellas, de retorcerles el pescuezo para echarlas a la cazuela y había ocasiones en que, con el cuello roto, salían corriendo sin dirección alguna. Pensó y pensó en el nombre, hasta pulirlo. “Me di cuenta de que era un buen nombre cuando, en una conferencia de PlayStation (PS) en EE. UU., el presidente de PS (al que había conocido un día antes), al saludarnos no supo mi nombre, sino que me respondió: “¡Headless Chicken Games, Costa Rica!”.

“Empecé con un proyecto pequeño de Realidad Virtual en 2013. Vi que PS estaba interesado en hablar con estudios en América Latina y mandé un correo a una a sus oficinas en Reino Unido, diciendo que quería ser desarrollador de PS. Ellos me contactaron con Latinoamérica, me hicieron entrevista y me incluyeron en incubadora de empresas para desarrollo de videojuegos de PS. Sony fueron los primeros que creyeron en mí”.

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Ese pasito le permitió la oportunidad de formalizar la empresa. “En ese momento tenía un socio peloteando ideas de proyectos. Cuando le dije, él no queria formalizar nada y se salió. Es un sector muy informal -en realidad no solo la industria de los videojuegos, sino todas las pymes-, pero yo siempre he sido de la idea de que todo el mundo tiene que estar legal, con todos los beneficios, aunque le sea más caro a la empresa”.

Ya en 2015 HCG obtuvo su primer gran contrato, con la empresa estatal de telefonía celular kölbi, un juego multijugador asíncrono, que estuvo corriendo por ocho meses, con muy buenos resultados. Después han tenido subidas y bajadas. “Por mal manejo e inexperiencia hicimos recortes, tuvimos años difíciles y, por dicha, los últimos tres años nos han ido muy bien. Hemos publicado casi diez juegos diferentes en estos tres años, y ahora tenemos otros cuatro en desarrollo”.

El sueño con el que arrancó en solitario tiene hoy a 15 personas trabajando en el desarrollo de videojuegos y, si las cosas siguen su curso, “seremos diez más en pocos meses”.

¿Costa Rica Gaming Hub?

Monge cree que en el país están dadas las condiciones para que la industria crezca y para ello apunta a que “se dé una compra importante de un estudio grande.”

Por ejemplo, si Microsoft comprara Headless Chicken Games (o algún otro estudio) “o que pusieran una división de XBox Games en Costa Rica. Ya han dado el primer paso, ya tienen infraestructura aquí, pero no para juegos, sino de programación empresarial. Los grandes lo que hacen es observar los estudios que hay en un país y comprar alguno. Eso sería ideal, porque el ecosistema crecería exponencialmente”, aunque “no podremos ofrecerlo hasta que tengamos el talento para que se puedan ubicar aquí”.

El emprendedor tecnológico cree que las universidades están fallando en un aspecto básico: “Uno de los errores que está cometiendo el sector educación es que no se exige que los profes tengan contacto con la industria. Tal vez fue hace cuatro años la última vez que hicieron un videojuego, no tienen conocimientos actualizados. En Estados Unidos deben tener al menos un trabajo de medio tiempo en la industria”.

Encontrar talento es complicado, incide, “pero no así el encontrar el personas interesadas. Hemos agarrado muy buena fama de formar a desarrolladores. Luego salen de aqui y encuentran trabajo en cualquier parte”.

Otro punto clave para el desarrollo de la industria en el país es la falta de compromiso institucional. “Vivimos en un área gris, porque somos tecnología pero a la vez cultura y ambos ministerios nos ningunean, no piensan en nosotros. Necesitamos que se entiendan, la economía naranja es, hoy por hoy, una de las industrias mas fuertes del mundo. Procomer sí que nos ayuda, pero necesitamos que el Gobierno empiece a ver que esto es serio”, concluye Monge

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