Benedicto XVI fue escuchado bajo el sol radiante de la mañana por católicos, comunistas, ateos y adeptos a la santería, rito afrocubano que mezcla el espiritualismo africano con el catolicismo.
El cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, hizo un llamado por la 'paz y la reconciliación' entre los cubanos al comenzar la misa, a la que en un hecho inédito asistieron cientos de peregrinos cubanos procedentes de Miami, bastión del anticastrismo.
'Nuestro pueblo implora a su Santidad incluya en su oración esos dones de lo alto necesarios para que reine entre todos los cubanos el amor y el perdón y se haga verdad la reconciliación y la paz', dijo Ortega, impulsor de un diálogo iniciado en 2010 con el gobierno de Raúl Castro.
Benedicto XVI se reunió el martes en privado durante 40 minutos con Raúl Castro, unas horas después que un alto funcionario de la isla afirmara que 'no va a haber una reforma política' en Cuba y un día después de que el Papa llamara a los cubanos a construir 'una sociedad abierta y renovada'.
En ese encuentro privado, el Papa pidió a Raúl Castro un mayor espacio para la Iglesia y sugirió que el Viernes Santo, día de la crucifixión de Cristo, sea feriado en la isla. Juan Pablo II obtuvo de Fidel Castro que el día de Navidad fuera declarado festivo.
La mañana del martes, el Papa había orado ante la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona nacional, en Santiago de Cuba (sureste de la isla), rogándole por 'los cubanos privados de libertad'.
Los opositores denunciaron al menos 150 arrestos para evitar protestas, lo que fue criticado por Amnistía Internacional.
El Vaticano no programó ninguna reunión con sus familiares, una gran decepción para los círculos opositores.
El Papa tiene previsto marcharse de la isla hacia este miércoles a las 17H00 locales (22H00 GMT).