Por Italo Pizzolante - columnista Revista Estrategia & Negocios
Estaba por iniciar una compleja directiva en una empresa familiar multilatina y uno de sus directores con humildad y gran preocupación comentó: “la verdad, mientras más información recibo, menos entiendo lo que pasa”. Tenía, sobre la mesa, la revista Estrategia & Negocios de la edición junio-julio de este año, la sugestiva portada lo decía todo: “Liderazgo con Futuro, Empresas Responsables”, una edición de colección.
Mi amiga Velia Jaramillo, en su editorial, citaba al experto guatemalteco Julio Zelaya: “Cuando creíamos saber todas las respuestas, de pronto nos cambiaron todas las preguntas”.
Descifrar la realidad requiere renovadas capacidades organizacionales y nuevas habilidades en el liderazgo empresarial. En Corporate Excellence, un prestigioso “think tank” europeo al cual pertenezco, con base en Madrid, lo llamamos “inteligencia contextual”, y es allí donde está el verdadero reto de los miembros de una Junta Directiva para ofrecer valor en una empresa con futuro.
El desafiante contexto para operar, compartía con los directores, impone un nuevo estilo de liderazgo y lo sostuve en los resultados para LATAM del informe Approaching the Future 2022: Tendencias en Reputación y Gestión de Intangibles, parte fundamental de la revista que les hojeaba en la Junta.
La 7ª edición de este estudio identifica las 16 tendencias globales que marcan la agenda empresarial latinoamericana. Una agenda en la que el liderazgo responsable se sitúa en la primera posición en cuanto a relevancia en el caso de las empresas de la región, seguida del propósito corporativo, que es una parte fundamental a la hora de ejercer una nueva forma de dirigir más comprometida con la sociedad y las necesidades de los grupos de interés. Casi la mitad de las organizaciones consultadas (45,3 %) afirman estar activamente implicadas en la adopción de nuevas formas de liderar, que impulsen la creación de valor a largo plazo, valores éticos y de integridad y la promoción de liderazgos más proactivos.
ES NECESARIO UNA NUEVA DOSIS DE “UBICATEX”
Muchas veces nos sobra arrogancia y nos hace falta la humildad de aceptar que hoy el sociograma cambió y no contamos con suficientes relaciones de confianza que aseguren el futuro de nuestra empresa. Por lo que una frase de Peter Drucker, de 1980, en su libro Managing in Turbulent Times, es más vigente que nunca: “El mayor peligro en tiempos de incertidumbre no es la incertidumbre misma, sino actuar con la lógica de ayer”.
Han transcurrido más de 40 años y seguimos sin generar la gobernanza adecuada para “descifrar la realidad” que nos rodea y ello requiere una inteligencia social que trasciende lo financiero y los modelos gerenciales de siempre y que puede resumirse en escuchar la demanda social insatisfecha, -es decir, lo que la sociedad espera, pero que no recibe-, y que hoy es resuelta por el mismo mercado, no siempre sabio, que responde “satisfaciéndole” su expectativa con una oferta política engañosa, caracterizada por las “3P” de Moises Naim en su último libro: Populismo, Polarización y Post Verdad. El cambio político latinoamericano refleja el fundamentalismo creciente, dejando poco espacio para el diálogo constructivo, incluyente y respetuoso de las diferencias.
Más que nunca, es necesaria una robusta “matriz de riesgos”, herramienta gerencial fundamental hoy presente en las Juntas Directivas.
Consiste en un inventario de todo aquello que puede afectar a la empresa y su priorización, para mitigar el riesgo, viene dado por aquellos identificados con mayor probabilidad de que ocurran y una valoración del impacto en la empresa, si se presentan.
Hoy, los comités de riesgos avanzados incorporan “Intangibles”, como la reputación, que se convierte, más que nunca, en el riesgo de todos los riesgos, impactando de forma dramática la confianza en la empresa y sus líderes.
La reputación nace de percepciones que mueven actitudes y comportamientos en nuestras audiencias que al no ser descifradas a tiempo evitan planificar y gestionar, proactivamente, la construcción de la confianza requerida para operar.
Una clara señal la envía el trust barometer 2022 de Edelman, presentado en el Foro Económico Mundial: el 52% de la población informada, cree que “el capitalismo, tal como existe hoy hace más daño que bien en el mundo”.
Reparar el tejido social dentro y fuera de la empresa requiere de una renovada consciencia del impacto de lo que hacemos y, más allá, de lo que dejamos de hacer; también exige mucha inversión de recursos y de dedicada pasión genuina en el liderazgo. EY lo afirma en una reciente investigación cuando habla de la “economía conductual”, siendo transparentes con nuestros stakeholders y ganando la confianza de los mismos. La investigación refleja que entramos en un mundo de instrumentos de persuasión cada vez más precisos y sofisticados. Es la “dictadura de los algoritmos”, como escribiera años atrás en un artículo ya publicado, la nueva condición de vida para gestionar nuestras empresas.
Las tendencias en Reputación y Gestión de Intangibles compartidas en Approaching the Future 2022 reflejan, además del liderazgo responsable y el propósito corporativo, el tercer tema relevante y en el que más están trabajando las organizaciones latinoamericanas:
la diversidad, equidad e inclusión; se trata del ámbito que más ha crecido en relación con la edición 2021, ascendiendo el récord de nueve posiciones. Frente al 25,4% de 2021, en 2022 el 45,3% de las corporaciones latinoamericanas están dedicando sus esfuerzos a impulsar un crecimiento inclusivo para avanzar hacia entornos de trabajo diversos, inclusivos y equitativos, lo que supone un aumento de 19,9 puntos en solo este año.
La reputación y el riesgo reputacional también es otro de los aspectos clave para Latinoamérica este año que concluye y ocupa la cuarta posición en el mapa de prioridades y en el que se aprecia cómo el número de organizaciones avanzando en este ámbito crece año a año. La confianza, ligada a la reputación, aparece también como un tema clave para fortalecer el capital relacional y la licencia social para las organizaciones. Y en conjunto, el número de organizaciones que están trabajando en reputación y confianza asciende al 73,1%. Lo que demuestra la importancia que adquiere este asunto para el rol de liderazgo de las organizaciones.
Otros de los ámbitos que más crecen en prioridad en Latinoamérica es la gobernanza y ética, y las métricas ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza), ambos aspectos ascienden cuatro y cinco puestos en el ranking de prioridades respectivamente, algo que responde a las crecientes exigencias regulatorias y sociales hacia las organizaciones. Entre los principales retos para las organizaciones en este ámbito destaca la medición del impacto ASG en el negocio, cada vez más demandado en la banca multilateral y las bancas de inversión.
PERCEPCIONES VS. REALIDAD, EL RETO GERENCIAL DEL LIDERAZGO RESPONSABLE
Lo aprendí en la escuela de ingeniería, las cosas pueden ser sencillas, pero nos fascina complejizarlas.
Les invito a dibujar un diagrama: en el eje de ordenadas colocamos percepciones (aquello que se cree saber de nosotros), mientras que en el eje de abscisas colocamos la realidad (aquello que realmente somos porque hacemos lo que decimos).
Si la realidad es pobre a la par que la percepción tenemos razones para preocuparnos; si nuestra realidad es buena pero de pobre percepción, tenemos una gran oportunidad de comunicarla, porque lo que no se comunica, simplemente, no existe.
Si la realidad es buena a la par que la percepción, estamos preparados para los tiempos que vivimos, pero si la realidad es pobre y esperamos construir una buena percepción, entramos en una zona de grandes riesgos.
El desafío es gestionar sobre lo que tenemos bien comunicado y sobre lo que queremos ser, pero donde realmente estamos haciendo algo. Ello es clave porque el 75% de la ciudadanía iberoamericana afirma que la pandemia le ha hecho replantear sus prioridades, valores o perspectiva ética, de acuerdo al estudio MCONV 2022 (“En la era de las consecuencias”).
Los modelos más robustos que hemos desarrollado las empresas que formamos parte de Corporate Excellence hablamos de un replanteamiento estratégico para ser una “empresa con futuro”, cuyo pivote es el propósito y el valor compartido, sobre ellos gira la capacidad de transformación, la capacidad de compromiso y colaboración, y la capacidad de gestión.
Lo que hemos investigado refleja la vuelta a los valores básicos y al propósito como ancla que modela comportamientos; la necesidad de colocar recursos y capacidades que permitan evitar o mitigar la interrupción del logro de nuestro plan de negocios y aprovechar oportunidades; finalmente, siendo lo más complejo, gerenciar expectativas sobre los agentes económicos y su rol en la sociedad.
En octubre del 2022 se publicó el informe anual de PwC sobre la gestión de los consejos de dirección (Juntas Directivas), donde consultan a 700 consejeros de grandes empresas en EE.UU. Mi buen amigo Antonio Vives, quien fuera líder indiscutible en el BID cuando la RSE y la sostenibilidad todavía no estaba inserta en el imaginario colectivo, destacaba en su blog sobre esta encuesta de PwC, que solo el 45% de los consejeros cree que los aspectos ASG tienen impacto sobre el rendimiento financiero de la empresa y el 55% cree que deberían ser parte de las discusiones en el consejo.
Pero, lo más preocupante, es que solo el 11% cree que los temas de sostenibilidad/medio ambiente son muy importantes para su consejo y está en el último lugar entre las destrezas que creen necesarias.
Solo el 39% de los consejeros dice que han discutido la posición de la empresa en temas sociales en los últimos 12 meses, el 32% los temas de derechos humanos y el 30% dice que han discutido su actividad en temas políticos. Finalmente, menos del 65% de los consejeros dicen que el consejo entiende los procesos internos y de control sobre aspectos ASG.
No hay duda, es mucho lo que tenemos que hacer y hay tiempo para fortalecernos de manera sostenible. El trust barometer de Edelman 2022 lo midió nuevamente, las empresas y las ONGs, con respecto a otras instituciones, son las de mayor credibilidad, esa percepción de confianza inicial es la oportunidad que debemos aprovechar y lograr la reputación que realmente merecemos.