Por La Prensa
Honduras, otrora un gran cliente de productos avícolas de los países vecinos, renunció a su papel de importador y ahora es el principal productor y proveedor de huevos de Centroamérica.
La avicultura catracha, que básicamente tiene dos ramificaciones (producción de huevos y producción de carne de pollo), no solo desplazó a la competencia extranjera de la plaza local, sino que ha logrado llegar a donde los vecinos no pueden entrar: al mercado de Estados Unidos.
En todas las granjas hondureñas, ubicadas en áreas rurales (como las de Cañaveral, San Francisco de Yojoa), las gallinas ponen 3,6 millones huevos diariamente.
Cada año, esta generosa industria produce 1.314 millones de huevos que llegan a las mesas de los centroamericanos. En 2000, solo aportaban 600 millones de unidades.
"La avicultura ha tenido una evolución de 180 grados. En la década de 1990 dependíamos de las importaciones. En 2002, aproximadamente, comenzó una evolución acelerada en la tecnificación. Comenzamos a ver otros sistemas de producción y a trabajar la situación sanitaria", recuerda Donaldo de Jesús Polanco, expresidente de la Asociación Nacional de Avicultores de Honduras (Anavih) y actual presidente de la Federación de Empresas Avícolas de Centroamérica y Panamá (Fedavicap).
A principios de esa década, Honduras declaró su avicultura libre de cuatro enfermedades que restringen el comercio de pollo y huevo: newcastle, influenza, laringotraqueitis y salmonelosis.
"Nosotros nos seguimos declarando libres de esas enfermedades. Tener un estatus sanitario diferenciado le ha permitido a Honduras tener una balanza favorable contra el resto de Centroamérica. Hay países que no tienen ese estatus y han tenido desafíos con alguna de esas cuatro enfermedades", dice Polanco.
A finales de 2008, la Anavih registró la última compra de huevos procedentes de El Salvador. Desde entonces, la avicultura independizó al país de importaciones.
Inavih, con granjas en Cañaveral, comenzó operaciones de manera modesta hace 35 años luego de que su propietario Luis Alonso Mancía obtuviera un préstamo de L49,230 del Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (Banadesa) con fondos del Banco Mundial (BM).
En 2015, esta empresa se convirtió en la pionera en el istmo (y hasta ahora es única) en exportar huevos a Estados Unidos, específicamente a los estados Iowa y Georgia.
Esta granja, que inició con 2 mil gallinas y una producción diaria de entre 5 y 10 cajas de huevos, en 2018 posee una capacidad instalada para 1,270,000 aves.
Inavih creció exponencialmente y ahora aporta entre el 28 y 30% de la producción nacional y es la empresa de huevos más grande y moderna de Centroamérica.
"La industria avícola de Honduras es la que tiene mejor tecnología y nosotros ahora nos estamos enfocando a exportar a un mercado regional", dice Luis Gustavo Mancía, gerente de operaciones.
Esta empresa posee la licencia para exportar a Estados Unidos porque está respaldada con certificaciones que garantizan el cumplimiento de medidas de bioseguridad e inocuidad que neutralizan cualquier amenaza de contaminación cruzada.
"Nuestro mercado ya no es sólo el nacional. En los próximos cinco años queremos cubrir desde Guatemala hasta Panamá y parte del Caribe", anuncia Mancía.
Para llegar a nuevos mercados, Inavih está construyendo un nuevo galpón y equipando con más tecnología moderna toda la planta.
Inavih es parte de un grupo de empresas productoras de huevo que en este municipio han desarrollado varios miembros de la familia Mancía. En suma, estas aportan alrededor del 60% de la producción nacional con unas 2.8 millones de aves.
Aunque cuenta con toda la estructura de producción bajo un sistema automatizado, Inavih emplea a 300 personas de manera directa y a 500 de forma indirecta.
Honduras, otrora un gran cliente de productos avícolas de los países vecinos, renunció a su papel de importador y ahora es el principal productor y proveedor de huevos de Centroamérica.
La avicultura catracha, que básicamente tiene dos ramificaciones (producción de huevos y producción de carne de pollo), no solo desplazó a la competencia extranjera de la plaza local, sino que ha logrado llegar a donde los vecinos no pueden entrar: al mercado de Estados Unidos.
En todas las granjas hondureñas, ubicadas en áreas rurales (como las de Cañaveral, San Francisco de Yojoa), las gallinas ponen 3,6 millones huevos diariamente.
Cada año, esta generosa industria produce 1.314 millones de huevos que llegan a las mesas de los centroamericanos. En 2000, solo aportaban 600 millones de unidades.
"La avicultura ha tenido una evolución de 180 grados. En la década de 1990 dependíamos de las importaciones. En 2002, aproximadamente, comenzó una evolución acelerada en la tecnificación. Comenzamos a ver otros sistemas de producción y a trabajar la situación sanitaria", recuerda Donaldo de Jesús Polanco, expresidente de la Asociación Nacional de Avicultores de Honduras (Anavih) y actual presidente de la Federación de Empresas Avícolas de Centroamérica y Panamá (Fedavicap).
A principios de esa década, Honduras declaró su avicultura libre de cuatro enfermedades que restringen el comercio de pollo y huevo: newcastle, influenza, laringotraqueitis y salmonelosis.
"Nosotros nos seguimos declarando libres de esas enfermedades. Tener un estatus sanitario diferenciado le ha permitido a Honduras tener una balanza favorable contra el resto de Centroamérica. Hay países que no tienen ese estatus y han tenido desafíos con alguna de esas cuatro enfermedades", dice Polanco.
A finales de 2008, la Anavih registró la última compra de huevos procedentes de El Salvador. Desde entonces, la avicultura independizó al país de importaciones.
Inavih, con granjas en Cañaveral, comenzó operaciones de manera modesta hace 35 años luego de que su propietario Luis Alonso Mancía obtuviera un préstamo de L49,230 del Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (Banadesa) con fondos del Banco Mundial (BM).
En 2015, esta empresa se convirtió en la pionera en el istmo (y hasta ahora es única) en exportar huevos a Estados Unidos, específicamente a los estados Iowa y Georgia.
Esta granja, que inició con 2 mil gallinas y una producción diaria de entre 5 y 10 cajas de huevos, en 2018 posee una capacidad instalada para 1,270,000 aves.
Inavih creció exponencialmente y ahora aporta entre el 28 y 30% de la producción nacional y es la empresa de huevos más grande y moderna de Centroamérica.
"La industria avícola de Honduras es la que tiene mejor tecnología y nosotros ahora nos estamos enfocando a exportar a un mercado regional", dice Luis Gustavo Mancía, gerente de operaciones.
Esta empresa posee la licencia para exportar a Estados Unidos porque está respaldada con certificaciones que garantizan el cumplimiento de medidas de bioseguridad e inocuidad que neutralizan cualquier amenaza de contaminación cruzada.
"Nuestro mercado ya no es sólo el nacional. En los próximos cinco años queremos cubrir desde Guatemala hasta Panamá y parte del Caribe", anuncia Mancía.
Para llegar a nuevos mercados, Inavih está construyendo un nuevo galpón y equipando con más tecnología moderna toda la planta.
Inavih es parte de un grupo de empresas productoras de huevo que en este municipio han desarrollado varios miembros de la familia Mancía. En suma, estas aportan alrededor del 60% de la producción nacional con unas 2.8 millones de aves.
Aunque cuenta con toda la estructura de producción bajo un sistema automatizado, Inavih emplea a 300 personas de manera directa y a 500 de forma indirecta.