En la capital, desde sus cuatro puntos cardinales partieron marchas blancas en las que niños, jóvenes, adultos y ancianos portaban pequeños carteles pidiendo 'Ya no más violencia, sí a la paz', mientras otros gritaban consignas como 'Pueblo, apoya la paz'.
'Estamos en la calle para pedir paz, para pedir un mejor país para nuestros hijos, que puedan vivir en paz, sin miedo', dijo a la AFP Javier Carrillo, de 38 años, con su hija Jennifer en brazos.
La denominada 'Marcha por la Vida, la Paz y la Justicia' fue convocada por el Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia (CNSC) conformado por organizaciones sociales, iglesias, universidades, empresarios y el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén.
La violencia criminal deja en El Salvador un promedio de 12 asesinatos al día, que el gobierno atribuye en su mayoría a las peligrosas pandillas.
En las cárceles de El Salvador hay unos 10.000 pandilleros presos mientras que en las calles hay 60.000 más, de acuerdo con las autoridades.
Este jueves, ocho pandilleros murieron en un enfrentamiento con la policía en la zona rural del poblado de San José Villanueva, 25 km al suroeste de la capital. Un policía resultó herido en el hecho, según ese cuerpo de seguridad.
En San Salvador las marchas tuvieron como punto de llegada la Plaza Salvador del Mundo, donde el 23 de mayo se realizará la ceremonia de beatificación del arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 por un francotirador de la ultraderecha.
En la plaza, durante un acto de cierre de las marchas, el presidente Sánchez Cerén dijo que solo en San Salvador marcharon 300.000 personas y pidió a la población sentirse convencida 'de que podrá volver la esperanza' de una paz social y la instó a encomendarse 'a nuestro monseñor Romero'.
'Somos más los que queremos la vida y la paz', sostuvo el mandatario, que anunció que próximamente presentará al Congreso un proyecto de ley para la reinserción de miembros de pandillas, aunque no ofreció detalles.