Por Gabriela Origlia - Estrategia & Negocios
La Inteligencia Artificial (IA) es “una amenaza sin precedentes para la humanidad porque es la primera tecnología en la historia que puede tomar decisiones y generar nuevas ideas por si misma”. La definición es parte de Nexus: Una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA, el último libro del intelectual israelí Yuval Noah Harari.
A los 48 años volvió al centro de la escena mundial con sus reflexiones acerca de lo que entiende es la esencia y el impacto de la IA. “No es una herramienta, es un agente”, afirma y al respecto argumenta: “Todo invento humano previo ha servido para conferir poder a los humanos, porque, con independencia del alcance que tuviera la nueva herramienta, las decisiones sobre su uso se han mantenido en nuestras manos. Las bombas nucleares -sostiene- no deciden por sí mismas a quién matar, ni pueden mejorar por si mismas o incluso inventar bombas aún más poderosas. En cambio, los drones autónomos pueden decidir por si mismos a quién matar, y las IA pueden crear nuevos diseños de bombas, estrategias militares inéditas y mejores IA”.
En la conferencia de prensa que brindó para medios en español con motivo del lanzamiento de Nexus-de la que participó en exclusiva Estrategia & Negocios-Harari se preguntó “¿cómo es qué tenemos la tecnología de la información más importante de la historia y las personas parecen incapaces de hablar entre si?”.
Desde su perspectiva: “Los algoritmos de las redes sociales usan el odio para atraer más atención”. Según expuso en la conferencia de prensa, esa “incapacidad” se da “después de que los gigantes tecnológicos hayan creado esta tecnología tan sofisticada y nos hayan prometido que nos iba a conectar a todos e iba a diseminar la verdad; entonces, ¿qué pasa? Es la misma pregunta en todos los países, desde Canadá a Brasil”.
En ese marco, el historiador hizo especial énfasis en el riesgo que representan para las democracias las fake news y los potenciales “usos totalitarios” de la Inteligencia Artificial.

“Me gustaría instar a la gente a distinguir entre las decisiones de los usuarios humanos y las decisiones delos algoritmos corporativos”, sostuvo Harari. Ejemplificó con este historia: “En un paseo por un par que de cualquier ciudad, la gente dice todo tipo de cosas; a veces inventa mentiras, a veces simplemente fantasea y a veces cae presa del engaño. Tal vez -argumentó- no sea muy común decirlo, pero la gente tiene derecho ala estupidez. La gente tiene derecho, incluso, a decir mentiras y, aunque no está bien, está protegido por la ley y es parte de la libertad de expresión”. Dicho eso, enfatizó que las corporaciones detrás de las redes sociales “no son una persona”.
“El principal problema no es el contenido producido por los usuarios humanos, el principal problema son las decisiones editoriales de los algoritmos (...) El problema son los algoritmos de las plataformas que recogen esa teoría conspiranoica y empiezan a recomendarla porque eso está a favor de los intereses comerciales de la empresa”.
Según su interpretación, las plataformas de redes sociales no pueden declarar neutralidad en la difusión de contenido. Harari irrumpió en el escenario internacional después de publicar Sapiens: de animales a dioses, en2014. Desde entonces, es escuchado en diferentes foros-participó, incluso, en el de Davos- y sus conferencias son seguidas por miles de personas. Dos años después publicó Homo Deus: Breve historia del mañanay en 2018, 21 Lecciones para el siglo XXI.Fundó, junto a su pareja Itzik Yahav, Sapienshipuna consultora que “aboga por la responsabilidad global”.La organización declara: “Nuestra misión es aclararla conversación global, centrar la atención en losdesafíos más importantes y apoyar la búsqueda de soluciones.Hay muchos desafíos que enfrenta el mundohoy. Destacamos tres: disrupción tecnológica, colapsoecológico y guerra global”.Doctor por la Universidad de Oxford en 2002 yprofesor en el Departamento de Historia de la UniversidadHebrea de Jerusalén, los libros de Harari hansido traducidos a 65 idiomas y han vendido unos 40millones de copias.
“NO ES DETERMINISTA”
Para Harari, la información “no es verdad, ni tampoco conocimiento”. Afirma que “la visión ingenua que impera en Silicon Valley cree que la información es conocimiento, pero la mayor parte de la información es basura y no es verdadera”.
De acuerdo a su perspectiva, “la verdad es cara; escribir un informe verdadero requiere tiempo y dinero; escribir una mentira o una ficción es barato. La gente prefiere historias sencillas a las complicadas, y la verdad puede ser complicada o dolorosa. Si queremos que prevalezca la verdad -enfatiza- tenemos que invertir en instituciones como diarios, academias, comités científicos que apoyen el esfuerzo por descubrir y diseminar la verdad”.
Para Harari -que reconoce algunos aspectos positivos de la IA- el mayor riesgo es que lleve a un totalitarismo sin precedentes.
“En regímenes autoritarios como el de Stalin o el de Hitler, era imposible controlar a toda la población en todo momento porque no había suficientes agentes humanos para hacerlo. Pero con la IA, un gobierno podría seguir a todos los ciudadanos todo el tiempo sin necesidad de un solo agente humano”.
Usó, para graficar, el caso de Israel (país donde vive).Mencionó que se instrumentó un sistema de vigilancia total en los territorios palestinos ocupados, con cámaras, drones y software de reconocimiento facial que siguen a los residentes en todo momento. También mencionó a Irán, donde la IA se utiliza para hacer cumplir las leyes del velo islámico.
“En un régimen de IA, la privacidad podría ser aniquilada por completo. Ya no necesitaríamos policías para vigilar, bastarían los algoritmos para seguir cada uno de nuestros movimientos”, definió.
La IA tiene la capacidad de crear historias. “Pueden no ser muy buenas sus creaciones por ahora, pero entendamos que son los primeros pasos. No hemos visto nada todavía, y no la estoy glorificando”, advirtió. “Si el ChatGPT es una ameba, me pregunto cómo será el tiranosaurio”, expresó (citándose a si mismo en Nexus).
“Cuando leo un texto creado por ChatGPT, me maravilla ,pese a sus defectos. Nadie sabe cómo será dentro de diez años, pero cada vez más artefactos culturales serán el producto una ‘inteligencia Alien’. Qué hará esto a la inteligencia humana, nadie lo sabe y es la gran pregunta”.
“No es determinista; depende de las decisiones que adoptemos -sostuvo-. Tenemos que entender que existe un potencial totalitario en la IA, a diferencia de cualquier otra cosa que hayamos visto hasta ahora”. Harari le asignó una significativa importancia al rol del periodismo:
“Los periodistas y la prensa desempeñan un papel clave en la actualidad. La democracia es una conversación, mientras que dictadura es cuando alguien dicta. Democracia es cuando la gente habla entre si e intenta alcanzar un acuerdo. Hasta la llegada dela prensa, la democracia a gran escala era imposible. Una conversación a gran escala fue posible gracias a la llegada de la tecnología de la información moderna, y el primer elemento es el diario. Luego llegaron el telégrafo, la radio, la televisión. Sin estas tecnologías no hay conversación pública”.
Frente a los medios, el intelectual insistió en que no hay que confundir -como suele suceder- a la democracia con las elecciones, que son un mecanismo importante, pero no es el sistema. Apuntó a los casos de Venezuela y Corea del Norte.
“Pueden celebrar elecciones allí, ¿y qué? Eso no los convierte en países democráticos. Una característica clásica de la democracia es que un error puede detectarse y corregirse, incluso los del gobierno. En la dictadura no se puede hacer eso; Vladimir Putin -señaló- no va a reconocer que ha cometido un error. Se necesitan medios independientes para exponer las mentiras del gobierno y ese rol es esencial. El intercambio de mentiras y fantasías no es una conversación”, remarcó.
Dejó en claro que no es exclusivo de la extrema derecha el uso de las redes en beneficio propio: “Sin duda en muchos países lo vemos, pero la extrema izquierda puede hacer lo mismo. Hugo Chávez y Nicolás Maduro no venían de la extrema derecha. Los líderes populistas desconfían de la verdad y de las instituciones creadas por la sociedad para identificar y promover la verdad. Extrema derecha e izquierda comparten una mirada cínica: creen que lo único que importa es el poder”, afirmó Harari. Y agregó: “Lo vemos cuando escuchamos a (Donald) Trump, pero también a la extrema izquierda. Si no se puede confiar en ninguna institución para que diga la verdad, entonces todas las instituciones colapsan y el único régimen que sobrevive es la dictadura. La democracia se basa en la confianza; la dictadura, en el terror”.
Harari subrayó que no quiere -ni él ni otros pensadores-frenar la evolución de la IA, sino que se concentran en la parte oscura de esta tecnología para “arrojar luz y que sea más segura. Con los autos y los fármacos pasa lo mismo. No se pone un vehículo en movimiento sin tomar debidas precauciones”, concluyó.