Por AFP
El rey Carlos III, acompañado por sus tres hermanos, encabezó el lunes (12.09.2022) la procesión que llevó el féretro de Isabel II hasta la catedral de Saint Giles en Edimburgo, capital de Escocia, donde los británicos comenzarán a despedirse de su reina.
Vestido con sus galas militares, el nuevo monarca de 73 años siguió a pie el coche fúnebre desde el palacio Holyroodhouse, en cuya sala del trono había pasado la noche, hasta el vecino templo de la iglesia de Escocia.
Sus hermanos Ana, de 72 años, y Eduardo, de 58 años, vestían también uniforme. Pero no así Andrés, de 62 años, considerado el “hijo predilecto” de Isabel II pero al que la propia monarca despojó hace meses de sus honores militares a raíz de acusaciones de agresión sexual a una menor en Estados Unidos, que se cerraron con un acuerdo extrajudicial.
Tras una ceremonia religiosa en la catedral de Saint Giles, en cuyo tejado se habían apostado francotiradores de la policía, se abrirá allí la primera capilla ardiente que durante 24 horas permitirá a los escoceses despedirse de su monarca.
Al tiempo que empieza el último y largo adiós a la difunta monarca, el país continúa con el protocolo de instalación del nuevo rey, que horas antes se había dirigido por primera vez al parlamento en Londres.
La reina falleció el jueves con 96 años en el Castillo de Balmoral, residencia privada de veraneo en Escocia.
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Desde entonces, el país se prepara para despedirla en un funeral de Estado que tendrá lugar el 19 de septiembre en la Abadía de Westminster, en el centro de Londres. La víspera, se pedirá a los británicos que guarden un minuto de silencio el domingo.
Ni jets privados ni helicópteros
Siguiendo la tradición, el rey y sus hermanos deben participar en una vigilia por la difunta reina, que permanecerá en la catedral de Edimburgo hasta la tarde del martes.
Entonces, un avión transportará sus restos a Londres para varios días de homenaje popular y el funeral de Estado, al que seguirá su entierro el mismo día en Windsor.
Se estima que unas 750.000 personas podrían querer despedirse de la monarca en la Abadía de Westminster, donde se prevén filas de hasta 8 km.
Las exequias de la soberana contará con la presencia de decenas de dignatarios mundiales. El estadounidense Joe Biden confirmó su presencia a un evento que también debe contar con la presencia del presidente brasileño Jair Bolsonaro, y representantes de las monarquías del mundo desde los reyes de España, Felipe VI y Letizia, hasta probablemente el emperador Naruhito de Japón.
Las autoridades británicas pidieron a los invitados extranjeros que utilicen “cuando sea posible” vuelos comerciales y no jets privados para viajar a Londres, donde se usarán autocares en lugar de helicópteros y automóviles personales para sus desplazamientos.
La Unión en “peligro”
Carlos III se afianza poco a poco como jefe de Estado y de la familia real. Su hijo menor, Enrique, de 37 años, prometió el lunes “honrarle” en su nuevo papel, suavizado unas relaciones notoriamente tensas desde que él y su esposa Meghan abandonaron la monarquía en 2020 y se marcharon a California.
El nuevo monarca inicia también el lunes una delicada gira por las naciones constituyentes del Reino Unido. En su primera etapa, Escocia, la desaparición de Isabel II relanza el debate sobre la secesión, que la primera ministra independentista Nicola Sturgeon quiere someter a referéndum en 2023.
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“El rey Carlos ama Escocia tanto como la reina”, pero “simplemente no tiene su autoridad”, advierte en las columnas del Daily Mail el periodista Andrew Neil, para quien la “Unión” corre ahora “más peligro”.
El martes será el turno de Irlanda del Norte, donde el partido Sinn Fein, que aboga por la reunificación con la vecina República de Irlanda, se ausentó del acto de proclamación del nuevo rey.