El tratado se convertiría en amenaza para la producción costarricense, aduce el líder del gremio alimenticio. Sector aboga por priorizar políticas orientadas a mejorar el clima de negocios, la competitividad y la plataforma de administración del comercio.
Por: Agencias
Mediante una carta dirigida a los diputados de la Comisión de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior, la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria, CACIA, fue vehemente en mostrar de nuevo su rechazo ante la posible aprobación del TLC con Colombia, por parte de la Asamblea Legislativa.
De acuerdo con José Manuel Hernando, Presidente de la CACIA, en lugar de aprobarse este tratado, se le debe dar prioridad a otras iniciativas, programas y políticas, orientadas a mejorar el clima de negocios, la competitividad y la plataforma de administración del comercio.
'Esos son requisitos prioritarios e indispensables, sin los cuales, un tratado de esta naturaleza se convierte en una seria amenaza para la producción costarricense. Costa Rica aún muestra serias deficiencias en ese sentido, las cuales deben mejorarse sensiblemente, previo a la liberalización de los aranceles con una industria tan robusta como la colombiana', enfatizó Hernando.
Para el líder de la industria alimentaria, la anterior solicitud se fundamenta en diversas realidades del sector. Una de ellas radica en los altos costos de la energía eléctrica que durante los últimos seis meses ha incrementado entre un 30% y un 50%, dejando a una gran cantidad de empresas fuera de mercado. Además, el gas cuesta un 50% más caro que el resto de la región centroamericana y en los demás tipos de combustibles, el país supera a sus principales competidores en más de un 20%.
En materia de excesos de trámites y requisitos, la industria alimentaria aboga por evitar el endurecimiento de estándares y requisitos totalmente innecesarios, o la pretensión de exigir gran cantidad de regentes de diversas especialidades, dentro de una misma empresa. 'A lo anterior se deben sumar iniciativas de ley que ponen en un entorno de gran inseguridad jurídica a una industria como la nuestra, como es el caso del proyecto Procesal Laboral', añadió Hernando.
Los industriales de alimentos y bebidas destacan los resultados del último ranking mundial de competitividad, el cual puso al país en una posición carente y débil. Por ejemplo, entre un grupo de 142 países, Costa Rica se encuentra en la posición 137 en calidad de puertos; 124 en calidad de carreteras; 101 en infraestructura general; 122 en costo del capital (tasas de interés); 127 en apertura de nuevos negocios; 119 en trámites y procedimientos; 116 en tasas impositivas y 119 en acceso al crédito.
Es por ello que la CACIA, analizando el TLC con Colombia desde la perspectiva de amenazas y oportunidades comerciales, considera que este tratado debe estudiarse desde una visión totalmente distinta a aquella con la que se analizaron acuerdos comerciales como Europa, Singapur, Estados Unidos, Canadá o China, entre otros.
Según Hernando, en lo referente a la producción de alimentos, Colombia es un país con una población diez veces más grande que la tica, por lo que sus escalas de producción son superiores, sin contar que produce exactamente lo mismo que la industria costarricense.
Es por ese motivo que las oportunidades para el exportador costarricense de abrir ese mercado, en realidad son mínimas, mientras que para el exportador colombiano las economías de escala que le ofrece su característica natural, le da muchas posibilidades de tener éxito en el mercado costarricense.
'Ante esta situación, se ven altamente vulnerables líneas de producción como confitería, chocolatería, galletería, pastas alimenticias, panificación, snacks y bocadillos; salsas, conservas, jaleas y mermeladas; encurtidos y aderezos y bebidas de todo tipo, entre otras', acotó el líder de la CACIA.
Por otra parte, la Cámara considera que, con este acuerdo comercial, se ratifican distorsiones históricas, mediante las que se destruye la capacidad de generar valor agregado e innovación. En ese sentido, destaca como un error histórico de los tratados comerciales, la consolidación de un modelo de negociaciones que excluye del principio de libertad del comercio, a una variedad importante de insumos y materias primas, mientras que el producto de valor agregado, generado a partir de esas materias primas excluidas, sí es sometido a la liberalización comercial.
De acuerdo con el representante de este gremio, adicional a lo anterior, se suma un tema sensible que no fue respondido por el Ministerio de Comercio Exterior: Colombia cuenta con un régimen de zonas francas mucho más amplio en subsidios que el tico, con empresas gigantes, que producen lo mismo que las Mipymes costarricenses que no cuentan con ningún tipo de incentivo.
Además, enfatiza que tampoco se cuenta con un Sistema Nacional de Inocuidad Alimentaria, que garantice el cumplimiento de estándares sanitarios de los productos importados ni con mecanismos de control y verificación de la reglamentación técnica existente en el país con que se garantice la debida protección de los mejores intereses económicos y sanitarios de todos los consumidores, siendo estas debilidades la principal carencia que se debe resolver en materia de administración del comercio, previo a la firma de más tratados comerciales.