La Hidroeléctrica El Chaparral, ubicada en San Luis de La Reina, San Miguel, se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades salvadoreñas. El proyecto, con capacidad para generar de 67 megavatios (MV), tendrá un sobreprecio de US$110 millones.
La obra es ejecutada por la autónoma Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) y ha sufrido cambios en el diseño por fallas en los estudios hechos antes de la construcción.
Autoridades de la autónoma recorrieron ayer la obra, que muestra un avance del 70 %. El presidente de la autónoma, David López Villafuerte indicó que han enfrentado varias dificultades y que el proyecto no estará listo este año, como lo habían anticipado.
El retraso en la construcción responde, según López, a que debieron esperar la aprobación de los diseños de detalle para "evitar futuros arbitrajes". Aunque evitó comprometerse con una fecha de cuándo funcionaría la represa, indicó que "entre marzo o mayo terminaría el monstruo del dique (la pared que detiene el agua), que es inmenso".
La idea de construir El Chaparral surgió en 1998, bajo la administración del expresidente Armando Calderón Sol, luego de que CEL ordenara un estudio sobre los territorios adecuados para instalar una central hidroeléctrica.
Entre 2001 y 2004, la cooperación japonesa elaboró un estudio de prefactibilidad y como resultado dejó un anteproyecto "de lo que podría ser una represa". Con ese primer diseño se lanzó una licitación para la construcción, según las autoridades actuales sin realizar otras investigaciones sobre las condiciones aportadas en el primer análisis.
La ganadora del concurso fue la italiana Astaldi, quien dejó incompleta la obra, pero aun así recibió un pago de US$108,5 millones.

La construcción Proyecto El Chaparral, experimenta un avance del 70%, actualmente trabajan 15 empresas entre ellas nacionales e internacionales, que están generando más de 2.500 empleos directos y alrededor de 3.000 indirectos.
En 2014, CEL ordenó pasar del anteproyecto a un diseño de detalle y modificó la estructura de la represa, al incluir la cámara de carga y la tubería.
Sin embargo, en agosto de ese año, la Fiscalía General de la República intervino la construcción para investigar las negociaciones acordadas con Astaldi, por lo que se suspendieron las obras hasta mayo de 2015.
Uno de los principales inconvenientes con el primer diseño era que el dique estaba demasiado próximo a los límites con Honduras, además de la posible afectación por el desemboque del agua y cambios en el cauce que lleguen a invadir dicho país.
CEL ordenó mover el dique 670 metros arriba de la ubicación inicial, construir una cámara de carga de 105 metros cúbicos de agua y un túnel al interior de la montaña de 735 metros de longitud, detalló Nelson Villegas, jefe oficina de sitio de la presa.
El funcionario indicó que estas dos obras "se suman" en el incremento en los costos, y garantizarán que las turbinas tengan un volumen de 50 metros cúbicos de agua. Explicó que la excavación de la casa de máquinas, donde se generará la energía, se ubicarán dos turbinas grandes con una capacidad de 33 MW, cada una, y una pequeña de 1.42 MW.
Con información de Diario El Mundo.