Por Miguel Ángel Alcaraz - Columnista E&N
Cuando hablamos de nearshoring nos referimos a la tendencia de las empresas a trasladar sus operaciones de producción y suministro hacia localizaciones cercanas a sus consumidores finales. Este fenómeno presenta un cambio con respecto a los modelos de offshoring que se observaron en los últimos 40 a 50 años, y que permitían a las empresas tener sus operaciones y cadenas de suministro en los países que fueran más eficientes en cuanto a costos, aunque fuesen países lejanos al país consumidor.
A partir de las disrupciones recientes en las cadenas de suministros, se observa una transformación de paradigma, buscando optimizar la resiliencia en lugar de la eficiencia. Las empresas ahora buscan construir cadenas de suministro más resistentes y flexibles que puedan adaptarse a los cambios en un entorno mucho más volátil.
En los últimos años hemos visto disrupciones por tensiones geopolíticas, guerras, políticas comerciales proteccionistas, desastres naturales (terremotos, tsunamis, huracanes), pandemias y otras que han roto las cadenas que han generado que los bienes no lleguen en tiempo a los consumidores causando pérdidas importantes.
Las empresas con presencia global se han replanteado cómo deben ser sus cadenas de suministro. En un principio, definieron medidas como el incremento de inventarios y la búsqueda de proveedores alternativos, sin embargo, cada vez es mayor el número de organizaciones que se han planteado el rediseño de su red de manufactura. Estas condiciones hacen del fenómeno de nearshoring algo estructural para los próximos 10 a 15 años.
Estados Unidos sigue siendo el mayor mercado de consumo del mundo y, por lo tanto, la oportunidad del nearshoring es más clara y relevante que en otras regiones. Vemos a varias empresas que han trasladado sus cadenas de suministros a Norteamérica.
El nearshoring representa una oportunidad histórica para la región, ya que tiene un potencial que podría impulsar el empleo, el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) y las exportaciones.
Sin embargo, para capitalizarlas, se deben enfrentar y superar varios retos importantes: Espacio industrial: la disponibilidad está en niveles bajos, resaltando la necesidad de desarrollar y mejorar parques industriales y zonas económicas especiales para soportar las empresas que buscan establecerse en la región.
Infraestructura de transporte: la red de transporte tiene importantes congestiones y niveles de servicios comprometidos en varios nodos y cruces fronterizos. Será fundamental mantener, mejorar y expandir carreteras, puertos marítimos y aeropuertos, así como agilizar y hacer más eficientes operaciones en puntos clave.
Energía y agua: problemas en el suministro de energía y agua ponen en riesgo la capacidad capturar la oportunidad de nearshoring en varias regiones. Será necesario proveer más energías limpias y asegurar el suministro de agua a los clústeres y hubs industriales.
Inseguridad: la violencia y la inseguridad pública son de los principales factores que obstaculizan la confianza empresarial.
De acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional, en 2020 la actividad delictiva generalizada costaba a Honduras el 16 % del PIB, 13 % directamente (debido, por ejemplo, a cierres de empresas) y 3 % indirectamente (por factores como falta de oportunidades de empleo), y Guatemala, por su parte, perdía 7 % a causa de la delincuencia: 6 % directamente y 1 % indirectamente.
Estado de derecho: El Índice de Estado de Derecho del WJP2022 ubica a Guatemala, Honduras y Nicaragua, por debajo del puesto 100 de entre 140 países, impactados por el impacto de la corrupción y el estado de los sistemas de justicia penal.
Disponibilidad de materia prima y proveeduría desarrollada: la falta de fuentes locales de materia prima podría crear una dependencia de suministro extranjera para ciertas industrias que compliquen el caso de negocio o afecten la resiliencia buscada.
Asimismo, existen distintos niveles de madurez en cuanto a la base de proveedores en la región.
Los retos son significativos, pero avanzar hacia sus soluciones acercaría la posibilidad de capturar la oportunidad histórica que ofrece el nearshoring para la región, impactando positivamente su crecimiento económico y desarrollo sostenible, hacia el siguiente par de décadas.
*El autor es Socio de McKinsey &Company, líder de la práctica de Operaciones en México. Se especializa en el manejo estratégico de cadenas de suministro, compras y tecnología aplicada a las operaciones