POR AFP
Las compañías aéreas reclamaron este martes su “justa parte” de carburantes de origen no fósil, cuya producción debe dispararse en los cinco próximos años y es fundamental para que la aviación empiece a eliminar su huella carbono.
La capacidad de producción de estos carburantes, obtenidos principalmente de la biomasa (maderas, plantas) o de aceites usados, alcanzará previsiblemente los 69.000 millones de litros en 2028, una tendencia “extremadamente alentadora” según el director general de la IATA, Willie Walsh.
El director de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) pidió no obstante a los gobiernos “que actúen para que los carburantes de aviación sostenibles (SAF, por sus siglas en inglés) obtengan su justa parte en la producción”.
Y es que la competencia es ruda con los carburantes no fósiles destinados a otros usos, como es el caso del biodiésel para los camiones o el biogás para la calefacción de los edificios.
Los carburantes de aviación sostenibles están en sus albores y representan apenas el 0,1% del carburante consumido por la aviación en todo el mundo. Sin embargo, en los años venideros se espera un desarrollo exponencial.
La IATA, que celebra esta semana su asamblea general en Estambul, aglutina a 300 aerolíneas que representan el 83% del tráfico aéreo mundial.
La organización adoptó en 2021 el objetivo de cero emisiones netas de CO2 para el año 2050. El sector cuenta en un 62% con los carburantes de aviación sostenibles para llegar a ese objetivo, tal como recordó este martes la IATA.
La producción de SAF (sustainable aviation fuel) se triplicó entre 2021 y 2022 y alcanzó 300 millones de litros según la IATA, que tiene un objetivo intermedio de 30.000 millones de litros en 2030.
“Si la producción de carburantes renovables alcanza los 69.000 millones de litros en 2028, sería realista llegar a unos 100.000 millones de litros de aquí a 2030. Y si el 30% corresponde a los SAF, el sector podría cumplir su objetivo de 30.000 millones de litros”, detalló la IATA.
Actualmente, la aviación supone el 3% de las emisiones mundiales de C02, el principal gas causante del calentamiento global.
