Por Gabriela Origlia- Revista E&N
Alejandro Cencerrado es analista dedatos del Instituto de la Felicidad de Copenhague (Dinamarca). Además de trabajar en medir la percepción de felicidad -e infelicidad- en el mundo, hizo lo propio consigo mismo durante 17 años. El resultado es el ensayo “En defensa de la infelicidad”.
Los trabajos del Instituto apuntan a servir de orientación a empresas y gobiernos respecto a qué políticas instrumentar para favorecer la sensación de bienestar.
Una clave que ayuda a definir la percepción de felicidad, cuenta Cencerrado, es preguntarse a uno mismo si quisiéramos que el día vivido se repitiera.
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El instituto en el que trabaja insiste en que las relaciones sociales positivas y una equilibrada distribución de la riqueza colaboran a aumentar los niveles de felicidad.
De acuerdo al Informe Mundial de la Felicidad de 2022-estadística de Naciones Unidas sobre 156 países-, Finlandia es el país más feliz del mundo por quinto año consecutivo, seguido de Dinamarca e Islandia.
No hay ningún país de Latinoamérica en los primeros diez.
Costa Rica aparece en el puesto 23, el más bajo delas últimas décadas. Nunca había estado después del 16.
¿Qué estudia?
De los seis factores que toma en cuenta el reporte, dos son objetivos, el PIB per cápita y la esperanza de vida saludable.
Los otros cuatro apuntan a generosidad, apoyo social, libertad y ausencia de corrupción.
En las empresas, ¿se habla mucho de felicidad y se hace menos? ¿Se la toma poco en serio?
Una empresa que habla de felicidad da una buena señal, sería mucho peor que no lo hicieran. Pero hay una diferencia entre felicidad y bienestar. No se logra el bienestar comprando un billar.
Estar preocupados por el bienestar es una buena señal pero todavía hay muchas empresas que dan palos de ciego y hay que redirigir los esfuerzos, apuntarlos a cambiar un poco la cultura y la mentalidad.
En un momento la idea de “felicidad” en las empresas era ser como Google, ¿eso ya pasó?
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No tengo una visión muy global porque varía mucho de país a país. Hay algunas que se dedican seriamente a invertir en la cultura y en la mentalidad y otras se que dan centradas en la meditación, en el yoga...La confianza dentro de una empresa es crucial; que jefes y empleados se tengan confianza mutuamente.
Eso repercute en muchas cosas. También que haya un sueldo justo. Esas cosas se cambian en base a una cultura de transparencia, si al salir del curso de meditación veo quese premia al que no hizo nada la paz mental se va...
¿Cómo explicarle a la gente que una percepción subjetiva-como es la felicidad- tiene métrica?
Si preguntamos a una persona cómo ha ido su día, tiene una idea muy clara. Si lo preguntamos a suficiente gente se puede comparar la media. Hay un valor constante que refleja variables macro.
Por ejemplo, en Venezuela bajó muchísimo la percepción de felicidad por la crisis que vive y eso no pasó en el resto de los países latinoamericanos.
¿NÓRDICOS O LATINOS?¿Por qué los nórdicos lideran hace años los listados?
No es que ellos encontraron la filosofía de vida perfecta, es que, como sociedad, lograron erradicar las bolsas de miseria.
Es un poco superficial pensar que porque en Latinoamérica o en España tenemos buen sol, buenas relaciones y buena comida somos más felices. Hay gente que sufre mucho aunque haya todo eso.
Los nórdicos han hecho bien, como sociedad, al erradicar la miseria. Una definición es que la soledad está en el balance entre lo que se espera y lo que se tiene. Los educados en ser independientes con poco son felices. Ni creo ni quiero que nuestras sociedades desarrollen un nivel de independencia así; valoro muchísimo la fortaleza de nuestras relaciones pero está bien tolerar la soledad.
Costa Rica. Pura Vida
¿Porqué Costa Rica se destaca enlos niveles de felicidad entre los países de Centroamérica y el Caribe?
En general en todo Latinoamérica los niveles medidos no se corresponden a la riqueza. Hay un bienestar medio que tiene una correlación clarísima entre ambos puntos, pero en Latinoamérica el nivel de felicidad está muy por encima y aún no sabemos por qué.
Intuimos que puede ser por la fortalezade vuestras relaciones sociales. Algo curioso es que, normalmente, cuando se pregunta en una escala de 0 a 10 -la peor y la mejor vida posible- en qué punto cree que está su vida, en Latinoamérica hay casi más genteque pone un 10 que un 9 y es difícil de creer.¿Cuánto y cómo afectaron la pandemia del COVID-19 y el aislamiento los niveles de felicidad?Muchísimo.
No hace falta mucha ciencia para saber que estar encerrados en casa, en soledad, afecta. Nos hemos sentido muy solos, en especial los mayores y jóvenes. Perder a alguien, afecta; el desempleo nos ha afectado.
En contraste afloró mucho. Se repitió el ‘éramos felices y no nos habíamos dado cuenta’. Eso muestra que cuando se tienen las cosas no se las valora, pero cuando se pierden se las echas de menos. Lo que pasó con el Covid-19 es una clara muestra de eso.
¿Qué pueden hacer los gobiernos para mejorar la felicidad?
Trabajar en la confianza y en la redistribución de los ingresos. Hay que empezar por ahí, aunque hay otras muchas cosas. Confianza es erradicar la corrupción pero no solo por pensar en que no nos roben, sino porque se mina la confianza en el gobierno y se intenta no pagar impuestos para que no se lo lleve un político y eso afecta el estado de bienestar.
Hay que mejorar la distribuciónde los recursos; no tiene ningún sentido que alguien tienetenga tres yates y otro no pueda pagarse el odontólogo.
Es muy obvio, pero no lo conseguimos.
En Dinamarca no hay casi corrupción y los niveles de confianza son altísimos. Viví nueve años allá; me mudé hace unos meses a España.
La comida es mejor, también la relación con mis vecinos y hay sol pero tengo la sensación de que me están engañando, de que la mitad de mi sueldo se va en impuestos que no se ven después. Esa sensación que parece que es tonta mina la moral
