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Opinión: Cambiar las reglas del juego mediante la infraestructura resiliente

¿Estamos a tiempo de dar la vuelta al juego y desarrollar sociedades resilientes que se adapten al cambio climático? ¿Qué rol juega la industria cementera en esta materia?

2022-11-21

Opinión por José Miguel Torrebiarte-Presidente de Progreso

El cambio climático sigue avanzando sin parar, y sus efectos son cada vez más evidentes. Por su parte, Latinoamérica es una de las regiones que menos contamina, en comparación con otras, pero que sufre las mayores consecuencias, principalmente, porque la mayor parte de la infraestructura que se ha desarrollado no contempló en sus inicios los efectos de la variabilidad climática.

¿Estamos a tiempo de dar la vuelta al juego y desarrollar sociedades resilientes que se adapten al cambio climático? ¿Qué rol juega la industria cementera en esta materia?

En noviembre de 2020, observamos las secuelas causadas por los huracanes “Eta” e “Iota” en países de Centroamérica, El Caribe y México, y más de siete millones de personas fueron afectadas, siendo Guatemala, Honduras y Nicaragua, algunos de los países más golpeados. Así, dentro de todos los efectos que podemos relacionar con la variabilidad climática, el daño a la infraestructura es uno de los que más impacta a nuestros países.

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La infraestructura es fundamental para el desarrollo económico, tanto porque apoya la cadena logística si hablamos de carreteras o puertos, como por el beneficio que tiene para las personas y comunidades que utilizan estas obras, ya sean hospitales, aeropuertos y terminales de buses, entre otros. En este sentido y bajo el escenario climático que enfrenta la región, es imperativo contar con infraestructura resiliente, que sea capaz de enfrentar los embates propios de un huracán o lluvias en los países afectados.

De acuerdo con el Banco Mundial, previo y durante hechos climáticos críticos, es esencial consolidar la resiliencia en infraestructuras críticas, como energía, agua y saneamiento, transporte y telecomunicaciones; ya que son vitales para el desarrollo de un país y sus comunidades, al mismo tiempo que su conservación en momentos complejos permite la continuidad de las diferentes actividades de un país y su población. Resguardar la infraestructura crítica en momentos como estos, aminora el impacto en las cadenas de suministro de alimentos, mediante la gestión adecuada de los recursos, al mismo tiempo que las empresas pueden seguir entregando sus servicios a la población, protegiendo el empleo y las familias.

En este punto es donde se vuelve importante que la industria cementera tenga en consideración el rol que juega en el desarrollo de los países donde opera, porque el sector privado tiene un deber inherente frente a la resiliencia de la infraestructura que levanta.

Asimismo, es también el trabajo de cada gobierno permitir el desarrollo de inversiones que sigan con los parámetros necesarios para conservar las construcciones en el tiempo, entregando a su población una mejor calidad de vida sin impedir el desarrollo económico frente a las inclemencias climáticas que hemos vivido y, sin duda, vamos a seguir viviendo en nuestra región.

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