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No hay crimen perfecto

A partir de un escenario complejo en materia de seguridad, en Centroamérica crece el interés por la capacitación de profesionales dedicados a la seguridad y la criminología. ESEN hace la punta en El Salvador.

2014-02-21

A partir de un escenario complejo en materia de seguridad, en Centroamérica crece el interés por la capacitación de profesionales dedicados a la seguridad y la criminología. ESEN hace la punta en El Salvador.

Por: Alberto López - Estrategia & Negocios

No cabe duda de que no existe el crimen perfecto, sino investigaciones imperfectas. Esta es una conclusión frecuente, sobre todo en Latinoamérica, pero se refuerza con lo analizado en el foro sobre criminología que organizó en septiembre la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) en San Salvador.

Las deficiencias en la investigación científica del delito en El Salvador se atribuyen, entre otros aspectos, a falta de equipo y especialización en algunas áreas dedicadas de ese sector.

La ESEN buscó con este foro -realizado en el marco de su Diplomado en Seguridad Pública y Criminología- que las personas que se desempeñan en estas temáticas tengan la oportunidad de discutir sobre la prevención y control del delito, por medio del intercambio de ideas con expertos internacionales.

Para el profesor de Criminología de la Universidad Simon Fraser, de Vancouver, Canadá, Paul Brantingham, desde que la Policía canadiense, 'se centró en otros aspectos involucrados en el delito, la incidencia del crimen ha ido bajando desde el 2006 a la fecha, en al menos cuatro regiones del país', entre las que destacan la Columbia Británica y Alberta.

Brantingham expuso que es vital el análisis de la estructura del crimen, donde se debe tomar en cuenta el mapeo, por medio de la medición avanzada, sistemática y ordenada de los datos, más la capacidad de los investigadores.

Esa capacidad se desarrolla, en buena medida, con la sinergia entre la academia y las autoridades encargadas de la seguridad pública y justicia. El especialista canadiense es autor de la teoría criminológica del espacio y tiempo.

El caso más simple de comportamiento delictivo, compartió Brantingham, es el de los carteristas en los sistemas de transporte público, que por lo general viven muy cerca de su área de operación.

En cambio, el más complejo, que puede moverse en cualquier dirección y requiere un análisis más fino, es el de los asesinos en serie.

'En estos casos -asesinos en serie- debemos acudir a la técnica del blanco geográfico, donde se reduce una lista de sospechosos a una más focalizada, pasando algunas veces por la rutina de las víctimas, todos nos movemos de la casa al trabajo, de compras, casi a los mismos lugares, de visita a un amigo o parientes; lo mismo hace un delincuente al buscar víctimas, estudia sus rutinas', comentó.

Para confirmar estos patrones, Brantingham dijo que en ámsterdam se trabajó por un mes con jóvenes voluntarios, equipados con GPS. En California se aplicó a delincuentes con libertad condicional y con base en el esquema entre los puntos de movimiento, se va previendo dónde habrá más probabilidad de que se cometa un delito.

Naciones como Inglaterra, Australia y Chile han alcanzado buenos resultados en sus estudios sobre criminología y prevención del delito, dijo Brantingham.

El director del Centro de Políticas Públicas de la ESEN, Carlos Carcash, dijo que la prevención del delito se logra sobre la base de contar con datos precisos de homicidios, incidencia geográfica del delito y otros, así como años de seguimiento, observación y cálculo.

Los modelos matemáticos también ayudan al acercarse con bastante aproximación a la ocurrencia o pronóstico de crímenes en zonas o vecindarios en particular.

En California se llegó a la coincidencia, con base en la información y los modelos matemáticos, de que el comportamiento de los ataques entre pandillas rivales seguía un patrón matemático muy similar al de las réplicas tras un terremoto y era posible usar la misma fórmula para determinar el momento más cercano y lugar en que ocurrirían.

'California usa este modelo matemático para predecir picos de violencia y poder anticiparse y prevenir focos de crímenes', indicó Carcash.

De esa manera, la criminología se auxilia de muchas disciplinas o ciencias, que en circunstancias normales sería inimaginable que pudieran aplicarse a la investigación de un hecho delictivo.

Para Carcash, uno de los principales problemas en El Salvador, aparte de los vacíos en la investigación, 'es que no hay una fuente unificada y confiable de datos, la Policía tiene su propia información de delitos, la Fiscalía maneja otra, Medicina Forense la propia, etc.'.

Al respecto de las falencias en la investigación del crimen en El Salvador, un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del 2007 concluyó que en el 2005 apenas el 14,2% de los delitos de homicidio cometidos en El Salvador fueron presentados ante un juez.

En cambio, el 85,79% no se llevó a los tribunales porque la Fiscalía no individualizó con su nombre, apellido y responsabilidad delictiva, a los posibles autores, debido a las deficiencias en la investigación.

¿Qué hacer?

'La solución no pasa por crear más tribunales ni reestructurar el sistema judicial, sino fundamentalmente por fortalecer la prevención y la investigación del delito mediante los apoyos en recursos humanos y técnicos a la Policía y la Fiscalía', destacó Carcash.

Otras flaquezas advertidas por el PNUD hace cuatro años en su estudio y cuya realidad no ha cambiado de forma sustancial a hoy, es que se dispone de un endeble programa de protección a testigos y no existe coordinación entre los actores encargados de la investigación del delito, la Policía y la Fiscalía.

Otro problema que resaltan los especialistas es que se pondera sobremanera la prueba testimonial sobre la científica, precisamente por la ausencia de una sólida investigación criminológica.

El caso extremo de algunos procesos judiciales salvadoreños es que se han apoyado solo en testigos y bajo un flaco programa de protección, no se presentan o son asesinados para que no declaren y las causas penales terminan por frustrarse.

Pero el auge delincuencial también trae enormes costos financieros. Centroamérica gastó casi US$4.000 millones en seguridad y justicia durante el año 2010, según datos del PNUD, que fueron dados a conocer en la Conferencia Internacional para Analizar la Estrategia Regional de Seguridad, organizada en Ciudad de Guatemala a mediados de junio anterior.

En un informe de mediados de septiembre pasado, en el marco del Pacto para el Crecimiento -programa entre la Embajada de Estados Unidos en El Salvador y el gobierno-, establece que la delincuencia le cuesta al Estado salvadoreño 10,8% de su Producto Interno Bruto (PIB), el más alto de Centroamérica, el triple de lo que gasta Costa Rica cada año.

Brantingham aseguró que un eficiente análisis criminológico radiografía las zonas de más incidencia delictiva, así destina más fondos y personal policial a esas regiones y se optimizan mejor los recursos financieros y los presupuestos.

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