Los inversores se despiden de la complacencia que imperaba en los mercados bursátiles a comienzo de año.
En el primer mes de 2022 las expectativas de recuperación sirvieron de impulso a las Bolsas para prolongar el rally alcista que imperaba desde noviembre de 2022.
En enero índices europeos como el Cac francés, el Dax alemán o el Stoxx 600 se sumaron a la corriente estadounidense y revalidaron sus máximos históricos.
Este optimismo dista mucho del escenario actual. Las presiones inflacionistas, las expectativas de retiradas de estímulos y en las últimas semanas las tensiones geopolíticas han disparado la volatilidad.
Los riesgos para los mercados bursátiles se amontonan y las ganancias han dado paso a las pérdidas. Aunque en las últimas sesiones la caída de los precios del crudo y los tímidos progresos en las negociaciones entre Ucrania y Rusia han servido para frenar la sangría en las Bolsas, los índices mundiales acumulan sustanciales recortes desde los máximos del año.
Según cálculos de Bloomberg, la venta masiva de acciones ha evaporado cerca de 12 billones de dólares (unos 11 billones de euros) del índice MSCI All Country World, que desde los recientes máximos retrocede un 13%.
Este indicador se ha adentrado en terreno bajista cinco veces en los últimos 20 años. Las mayores caídas tuvieron lugar en la crisis de 2008 (-43,58%).
Aunque la tendencia está siendo generalizada, la intensidad de las caídas no es igual para todas las Bolsas. Uno de los más afectados es el Nasdaq.
Al cierre de los mercados europeos el índice que agrupa a las grandes tecnológicas sumaba un 2%, una recuperación insuficiente para borrar las caídas del 19% que acumula desde los máximos del año.
Descenso que supera el 20% desde los récords registrados en la recta final de 2021. Es decir, ha entrado en tendencia bajista, una corriente en la que está inmerso el CSI 300.
El promedio industrial Dow Jones avanzó este martes (15.03.2022) 597 unidades (1,8%) y el tecnológico Nasdaq aumentó 2,7%.
Los movimientos más abruptos fueron en los mercados petroleros y en Asia, donde las restricciones implementadas por China para lidiar con otro brote de COVID-19 están causando inquietud.
El índice S&P 500 ganó 2,1% al informarse que la inflación en EEUU cedió algo [a nivel mayorista] el mes pasado.
La Bolsa italiana, ayer (15.03.2022) subió un 0,31%, aún no ha entrado en tendencia bajista, pero desde los máximos retrocede un 16,5%. El índice transalpino logró colarse entre las Bolsas europeas más alcistas en el arranque del año gracias al tirón que experimentaron los bancos.
Las expectativas de subida de tipos sirvieron de revulsivo a un sector que lleva años clamando por el fin de los tipos cero para lograr mejorar sus márgenes. Aunque la semana pasada el BCE reafirmó su compromiso de acelerar la retirada de los estímulos para poner freno a la inflación, el deterioro de las expectativas macroeconómicas lleva al sector europeo a retroceder un 8,51%.
En cuestión de semanas, los bancos del Viejo Continente han pasado de alcanzar niveles no vistos desde 2018 a retroceder un 20,23% desde los máximos anuales.
Un escalón por debajo se sitúa el Dax (-0,09%), uno de los mercados más afectados por la exposición a la economía rusa. La Bolsa germana ha logrado recuperar un 8,46% desde los mínimos anuales registrados el 9 de marzo, pero aun así retrocede un 12,39%, caída que desde los récords se amplía al 14,5%.
Fuera del pódium se sitúan el resto de índices europeos. El Cac francés retrocedía un 13,85%; el Ibex, un 7,33%, y el FTSE británico, un 6,47%. Es decir, dos de los mercados que en los últimos años registraban los rendimientos más bajos pasan ahora a ser los ganadores relativos del nuevo orden mundial.