Más de 50 Mujeres Desafiantes de Centroamérica nos hablan de sus historias de vida, de sus sueños y retos, y reflexionan sobre lo logrado y lo que falta para que Centroamérica sea territorio de equidad.
Sus causas son diversas: promueven la inclusión laboral y financiera, luchan contra la violencia de género, defienden grupos indígenas, forman a los jóvenes y a sus pares mujeres, diseñan políticas de Estado incluyentes, crean redes y ofrecen mentorías. Otras, simplemente demuestran con su ejemplo que no hay límites: como Ilya Espino, la ingeniera que dirigió la ampliación del Canal de Panamá; como Sandra Cauffman, la ingeniera costarricense que ocupa un alto cargo en la NASA, o como Karla Ruiz Cofiño, que promueve la inclusión digital.
En medio de su diversidad, hay muchas coincidencias: el empuje que les dieron sus madres y sus familias; lo difícil que fue dejar su zona de confort y emprender su camino, muchas veces migrando. El reto constante de equilibrar las facetas de madres, esposas, hijas, con el desarrollo personal y profesional. Son 54 supermujeres. ¿Qué las impulsa? Karla Ruiz Cofiño comparte: "Hace unos años leí el artículo "Basta de indignarse: comprométete" escrito por Julie T. Katzman, vicepresidenta Ejecutiva del BID, quien nos invitaba a todas las emprendedoras a tomar las siguientes acciones:
1) Demostrar con el ejemplo a las niñas y jóvenes que sueñan con su futuro que pueden ser lo que ellas quieran. Porque es muy difícil ser lo que no se puede ver.
2) Ser mentora de otras, ayudar a jóvenes para que puedan alcanzar su desarrollo profesional y apoyar el proceso de crecimiento de su vida profesional.
3) Trabajar en red con otras mujeres, para poder aprender y apoyarnos las unas de las otras.
4) Hacer todo lo que esté en nuestras manos para cambiar estereotipos y convenciones sociales que pretenden definir cómo es una mujer y cómo es un hombre".
"Tenemos ejemplos de mujeres con liderazgo importante en política, en salud y en educación, sin embargo todavía existen sectores femeninos muy vulnerables y excluidos donde se requiere brindar más educación y asesoría, y persisten sectores sociales donde el machismo y la misoginia aún están muy presentes. La mujer debe seguir conquistando su acceso a la educación y con esto la independencia económica necesaria para romper esa vulnerabilidad", dice Graciela Morales, líder de Pfizer Innovative Health para la región.
INCLUSIóN PLENA, PENDIENTE
La vicepresidenta de Panamá, Isabel de Saint Malo coincide: "no es suficiente la participación de la mujer en espacios de toma de decisión, aunque hay estudios que evidencian un crecimiento de la participación femenina en la actividad económica y en la política en América Latina y el Caribe, en Centroamérica las mujeres en puestos de alta dirección ganan un 53% del salario que reciben los hombres; y en Panamá, solo un 10% del total de puestos de juntas directivas son ocupados por mujeres".La vicepresidenta de Costa Rica, Ana Helena Chacón, advierte: "Centroamérica es una región que vive mucha violencia social en algunos países, y en todos se vive una violencia de género importante, porque predomina una formación machista, en donde a las mujeres se nos relega todavía a lo privado, no estamos bien representadas en lo público. Una cosa es ser mujer y otra es ser una mujer que tiene conciencia de género, que puede transformar la vida de otras teniendo la valentía de hablar de los temas que hacen que estemos un paso atrás".
Las líderes coinciden en que aún hay campos vedados para ellas. "Los presidentes suelen ser hombres, con muy pocas excepciones: Costa Rica, Panamá y Nicaragua (que han tenido presidentas mujeres). Hay pocas mujeres en los temas de la administración de la Justicia, todavía son una minoría las mujeres magistradas", dice Chacón. Por el contrario, "en el área social, hemos tenido una gran influencia".
Aimeé Sentmat de Grimaldo, la presidenta ejecutiva de Banistmo, citó un estudio de Aequales, organización que promueve el empoderamiento laboral de las mujeres, el que menciona barreras como autoconfianza en su desempeño (70% hombres vrs. 50% mujeres), negociación de salarios (por cada 4 hombres que lo negocian hay una mujer que lo hace), postulaciones a promociones (las mujeres sienten que deben cumplir en un 100% los requerimientos del puestos versus los hombres un 60%) y el trabajo en casa luego de la jornada laboral.
MUJERES LIDERANDO EMPRESAS
Ahí donde una mujer gerencia, crecen las oportunidades para sus pares. Banistmo, el banco panameño liderado por una mujer, es la primera y única empresa en su país en adherirse a los 7 principios de empoderamiento de las mujeres, desarrollados por ONU Mujeres."Son un camino excepcional para que las empresas aborden el tema de inclusión y género", destacó su presidenta ejecutiva Aimeé Sentmat de Grimaldo. La presidenta ejecutiva de Banistmo encontró en 2015 que apenas un 40% de las mujeres tenían una cuenta en Panamá, que solo 11% había obtenido financiamiento y que solo 8% de las mujeres tenían una tarjeta, y decidió, según cuenta, liderar un nuevo esfuerzo para incluirlas.
María Pacheco, presidenta de Wakami, ha creado un ecosistema que capacita a mujeres rurales en situación de pobreza y las convierte en microempresarias. "Creo que el crear acceso a oportunidades de ingresos es una de las formas más sostenibles de potenciar a las mujeres", destaca.
PENSAR EN LAS MáS VULNERABLES
"Cuando hablamos del apoyo de mujer a mujer tenemos que incluir a todas las mujeres, abrir oportunidades a nuestras pares en todo tipo de contextos, porque todas queremos tener tiempo con nuestras familias y todas queremos superarnos", dice Celina de Sola, cofundadora de Glaswing International en El Salvador.Considera que hay retos pendientes, como visibilizar y dignificar a la industria de mujeres domésticas. El tema pasa desapercibido en sociedades como la salvadoreña, donde este tipo de empleo se presta a una serie de abusos, desde bajos salarios, hasta condiciones de semi-esclavitud.
"Quienes ocupamos puestos de decisión tenemos la obligación de abrir el camino a las que vienen atrás, y no sólo de darles la posibilidad de incorporarse a la economía, sino asegurarnos de que estén libres de violencia. Por eso creamos la Secretaría de la Mujer del Ministerio Público en Guatemala, para contribuir a fortalecer la erradicación de delitos contra las mujeres. El delito más denunciado en Guatemala es el de violencia contra la mujer, 56.000 casos fueron denunciados en 2016", advirtió la fiscal general de Guatemala, Thelma Aldana.
¿Qué hace falta para que las oportunidades lleguen a todas y tengamos más mujeres desafiantes? Graciela Morales responde: "Que nos integremos más, que propiciemos agendas sostenibles de trabajo, que mantengamos nuestra voz viva en todos los espacios donde estamos. Cada una de nosotras debe hacer su contribución para que el talento femenino sea valorado en su justa dimensión".