Pese a que el Impuesto sobre la Renta de Costa Rica se trata de un tributo progresivo -que aumenta conforme aumentan los ingresos-, los "muy limitados ingresos" que se obtienen de su recaudación restringen su efecto en la redistribución de los ingresos.
A esta conclusión llegó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su "Análisis de políticas fiscales sobre Costa Rica" para el 2017.
De acuerdo con el documento, en los Estados miembros de la OCDE el impuesto sobre la renta tiene un efecto importante en la redistribución de los ingresos. Como promedio, tres cuartas partes de la reducción de la desigualdad entre los ingresos de mercado y disponibles se debe a transferencias, mientras que los impuestos justifican el cuarto restante de la redistribución.
Sin embargo, en Costa Rica el impuesto sobre la renta de personas físicas no contribuye a reducir la desigualdad entre los ingresos.
El documento aclara que aun cuando este impuesto está diseñado como progresivo, en la práctica eleva muy poco los ingresos con influencia en la distribución de los ingresos.
"La limitada recaudación que se obtiene es uno de los factores que explican la diferencia tan pequeña entre los coeficientes de Gini antes y después de impuestos y transferencias en Costa Rica, en comparación con otros países", señala la investigación.
La OCDE insistió en que las tarifas medias del impuesto sobre la renta son muy reducidas, incluso para los contribuyentes situados en el segmento superior de la distribución de deciles por ingresos.
Así las cosas, la tarifa media para los deciles superiores se sitúa aproximadamente en el 4,5%, muy por debajo del valor legal del 15%.
Esta tarifa es baja también en comparación con las tasas efectivas del impuesto sobre la renta de personas físicas de los deciles de ingresos más altos en otros países de la región de América Latina y el Caribe.
La introducción de tramos y tarifas adicionales contribuiría a mejorar la progresividad y elevaría la carga tributaria sobre los individuos con ingresos elevados; no obstante, estas medidas deberían ir acompañadas de otras que amplíen la base gravable del impuesto sobre la renta de personas físicas y de medidas de fiscalización más estrictas.
El proyecto que reforma el impuesto sobre la renta, que se tramita actualmente en la Asamblea Legislativa, incluye un aumento de la tarifa máxima del impuesto sobre la renta de personas físicas, con inclusión de dos tramos y tarifas adicionales. Los ingresos laborales estarían sujetos a dos tramos más: para ingresos superiores a ¢2,2 millones y a ¢4,4 millones, que tributarían, respectivamente, al 20% y al 25%.
La medida estaría en la línea de las tendencias recientes de aumento de las tarifas máximas del impuesto sobre la renta de personas físicas dentro de la OCDE.
Falta de integración
La OCDE también resaltó que la falta de integración entre los sistemas del impuesto sobre la renta de personas físicas y de las contribuciones a la seguridad social limitan la eficacia y el potencial redistributivo de los impuestos laborales.
Según la OCDE, los fondos del seguro social que incluyen la CCSS terminan por aplicar tarifas muy elevadas, sin tener en cuenta su efecto económico sobre los incentivos del trabajo y en el costo de empleo.
Una baja tasa del impuesto sobre la renta dificulta la redistribución de la riqueza a través de programas de lucha contra la pobreza. (Archivo)
De ello se derivan también importantes factores que hacen que los trabajadores y sus empleadores no abandonen la economía informal.
Además de financiar los programas de seguridad social, las contribuciones a la seguridad social de Costa Rica se utilizan para otros programas.
Esta situación eleva todavía más la cuña fiscal sobre los salarios, lo que a su vez disuade de la creación y la formalización del empleo y reduce la progresividad del sistema tributario.
Desigualdad creciente
Si bien Costa Rica está bien situada entre los países de América Latina y el Caribe, en varias dimensiones sociales, la desigualdad se fue incrementando desde mediados de los años noventa hasta alcanzar valores elevados según los estándares de la OCDE.
El aumento de la desigualdad "contrasta vivamente" con el registrado en otras muchas economías latinoamericanas, en las que se han registrado avances notables en la reducción simultánea de la desigualdad y la pobreza.