Por AFP
El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva negó haber tratado de obstruir las investigaciones del escándalo Petrobras y denunció una 'masacre' mediática, que según sus partidarios busca impedir que se presente a las elecciones de 2018.
La comparecencia del líder de la izquierda ante un juez de Brasilia se dio en un clima político enrarecido, con el telón de fondo de un inminente pedido de investigaciones contra decenas de ministros y legisladores mencionados en las confesiones de 78 exejecutivos de la constructora Odebrecht.
El líder histórico del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) llegó al tribunal poco antes de las 10 de la mañana (13H00 GMT), donde fue aclamado por un puñado de simpatizantes, y salió del mismo modo una hora después, tras prestar declaración, informaron reporteros de la AFP.
Este proceso, uno de los cinco que enfrenta el popular exmandatario (2003-2010), se abrió en julio pasado, después que el exsenador Delcidio do Amaral, del PT, lo involucrara en un plan para comprar el silencio de un exdirectivo de Petrobras. Lula, de 71 años, niega todos esos cargos.
'Nunca tuve ninguna preocupación con ningún testimonio de cualquier empresario o director de Petrobras', afirmó Lula, vestido con un traje oscuro y una corbata a rayas.
Según la acusación, Lula habría intentado comprar el silencio del exdirector del área Internacional de Petrobras Nestor Cerveró, que se aprestaba a firmar un acuerdo con la justicia y proporcionar detalles sobre el funcionamiento del esquema de sobornos en la petrolera estatal.
Habría actuado en complicidad con el banquero André Esteves (expresidente de BTG Pactual), el empresario ganadero y amigo de Lula, José Carlos Bumlai y el propio Amaral.
'Delcidio faltó a la verdad en ese proceso', afirmó Lula.
'¿Sabe lo que es levantarse todos los días pensando que la prensa está en la puerta de mi casa porque voy a ser encarcelado?', afirmó.
Su comparecencia ocurre en un momento de gran tensión en Brasilia, donde se espera que el fiscal general Rodrigo Janot presente esta semana ante el Supremo Tribunal Federal (STF) decenas de pedidos para abrir nuevas investigaciones contra políticos con fueros privilegiados, basándose en la confesión de 78 exejecutivos de Odebrecht.
La constructora admitió que entregó cientos de millones de dólares en sobornos a políticos, dentro y fuera de Brasil.
Esas acusaciones amenazan con llevar a la cárcel a numerosos políticos y tienen potencial para anular el resultado de la reelección en 2014 de la presidenta Dilma Rousseff (heredera de Lula) y de su vicepresidente conservador Michel temer, quien la sucedió el año pasado tras la destitución de la mandataria por manipulación de las cuentas públicas.
Lula enfrenta cinco causas judiciales en tribunales de Brasilia y Curitiba (sur) por corrupción, lavado de dinero y tráfico de influencias.
El próximo 3 de mayo debe comparecer en Curitiba ante el juez Sergio Moro, gran impulsor de la Operación Lava Jato (lavadero de autos) que investiga la madeja de corrupción en Petrobras.
El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva negó haber tratado de obstruir las investigaciones del escándalo Petrobras y denunció una 'masacre' mediática, que según sus partidarios busca impedir que se presente a las elecciones de 2018.
La comparecencia del líder de la izquierda ante un juez de Brasilia se dio en un clima político enrarecido, con el telón de fondo de un inminente pedido de investigaciones contra decenas de ministros y legisladores mencionados en las confesiones de 78 exejecutivos de la constructora Odebrecht.
El líder histórico del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) llegó al tribunal poco antes de las 10 de la mañana (13H00 GMT), donde fue aclamado por un puñado de simpatizantes, y salió del mismo modo una hora después, tras prestar declaración, informaron reporteros de la AFP.
Este proceso, uno de los cinco que enfrenta el popular exmandatario (2003-2010), se abrió en julio pasado, después que el exsenador Delcidio do Amaral, del PT, lo involucrara en un plan para comprar el silencio de un exdirectivo de Petrobras. Lula, de 71 años, niega todos esos cargos.
'Nunca tuve ninguna preocupación con ningún testimonio de cualquier empresario o director de Petrobras', afirmó Lula, vestido con un traje oscuro y una corbata a rayas.
Según la acusación, Lula habría intentado comprar el silencio del exdirector del área Internacional de Petrobras Nestor Cerveró, que se aprestaba a firmar un acuerdo con la justicia y proporcionar detalles sobre el funcionamiento del esquema de sobornos en la petrolera estatal.
Habría actuado en complicidad con el banquero André Esteves (expresidente de BTG Pactual), el empresario ganadero y amigo de Lula, José Carlos Bumlai y el propio Amaral.
'Delcidio faltó a la verdad en ese proceso', afirmó Lula.
'Masacre' en los medios
En su declaración ante el juez Ricardo Leite, Lula se identificó como 'tornero mecánico' de profesión y se dijo víctima de una 'masacre' en los medios, donde aparecen constantes 'insinuaciones' de presuntas delaciones de empresarios o políticos.'¿Sabe lo que es levantarse todos los días pensando que la prensa está en la puerta de mi casa porque voy a ser encarcelado?', afirmó.
Su comparecencia ocurre en un momento de gran tensión en Brasilia, donde se espera que el fiscal general Rodrigo Janot presente esta semana ante el Supremo Tribunal Federal (STF) decenas de pedidos para abrir nuevas investigaciones contra políticos con fueros privilegiados, basándose en la confesión de 78 exejecutivos de Odebrecht.
La constructora admitió que entregó cientos de millones de dólares en sobornos a políticos, dentro y fuera de Brasil.
Esas acusaciones amenazan con llevar a la cárcel a numerosos políticos y tienen potencial para anular el resultado de la reelección en 2014 de la presidenta Dilma Rousseff (heredera de Lula) y de su vicepresidente conservador Michel temer, quien la sucedió el año pasado tras la destitución de la mandataria por manipulación de las cuentas públicas.
Lula enfrenta cinco causas judiciales en tribunales de Brasilia y Curitiba (sur) por corrupción, lavado de dinero y tráfico de influencias.
El próximo 3 de mayo debe comparecer en Curitiba ante el juez Sergio Moro, gran impulsor de la Operación Lava Jato (lavadero de autos) que investiga la madeja de corrupción en Petrobras.
Líder en las encuestas
Pese a todos los cargos que pesan en su contra, el exmandatario lidera las intenciones de voto para las elecciones de fines de 2018. Más del 30% de los brasileños afirmó en una encuesta reciente que lo votaría para presidir el país nuevamente.Tal es el caso del ingeniero agrónomo Vinicius Silva, de 54 años, que acudió a la puerta del tribunal a manifestar su apoyo a quien considera capaz de reunir el mejor equipo 'para reconstruir el país'.
'Lula es una persona sencilla, popular. Habla de cosas que él vive, a diferencia de otros políticos que vienen de sectores más acomodados. La gente se da cuenta de eso' y lo apoya, dijo Silva a la AFP.
Dilma Rousseff, que denuncia su impeachment como un 'golpe de estado parlamentario', advirtió el sábado pasado en Ginebra sobre el riesgo de que Lula sea apartado de la carrera presidencial, por causas judiciales.
'Garantizar que Lula tenga la posibilidad de ser candidato es muy importante en estos momentos' declaró.