Por revistaeyn.com
Los países de América Latina y el Caribe deberían mejorar la recaudación de impuestos, el gasto y la gestión de la deuda pública, así como movilizar más recursos privados para financiar sus ambiciosas agendas de desarrollo, según la edición de 2024 de las Perspectivas económicas de América Latina (LEO): Financiando el Desarrollo Sostenible.
Las Perspectivas económicas de América Latina son elaboradas conjuntamente por el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y la Comisión Europea.
El informe sostiene que para reducir la brecha de financiamiento sostenible de la región (estimado en US$99.000 millones al año) se debe mejorar la coordinación entre los actores públicos y privados, con ayuda de sus socios internacionales.
Dado el difícil contexto socioeconómico de la región, se necesita un conjunto de reformas de gran alcance. El crecimiento de la productividad sigue siendo escaso la productividad laboral promedio ascendió a tan solo un 33 % de los niveles registrados en la OCDE en 2023, mientras que ese mismo año un 27.3 % de la población total de la región vivía en situación de pobreza, el nivel más bajo de las dos últimas décadas.
La pobreza extrema, sin embargo, se ha mantenido persistentemente alta, al afectar a una de cada diez (10.6 %) personas de América Latina y el Caribe.
Muchos países mantienen una postura estricta en materia de política monetaria, con el fin de mantener bajo control las expectativas sobre la inflación, y están atravesando una fase de consolidación fiscal, tras el descenso considerable del espacio fiscal de la región después de la pandemia del COVID-19. En este contexto, el margen de maniobra para formular políticas económicas expansionistas que respalden la demanda agregada y promuevan la consecución de objetivos sociales es limitado.
En la mayoría de las economías de la región, los ingresos tributarios son bajos, con un promedio del 21.5 % del PIB en 2022, frente al 34 % de la OCDE. Ajustar la estructura tributaria o potenciar los impuestos existentes podría ayudar a reducir las desigualdades, contribuir a la transición verde, impulsar los resultados en materia de salud y promover el emprendimiento.
El gasto público se concentra en el gasto corriente, como salarios y transferencias (un 82 % en 2023), es cortoplacista y su asignación resulta ineficiente. Mejorar la gestión de la deuda a través de marcos fiscales sólidos para mantener la sostenibilidad fiscal.
Los países de ALC han visto incrementado su servicio de la deuda desde el 9.8% de los ingresos tributarios en 2012 a un 12.2% en 2022. En la pasada década, en algunos países, el pago de intereses ha llegado inclusive a duplicar el gasto en educación, a triplicar el gasto en salud y a cuadruplicar las inversiones de capital.
Además, en la región latinoamericana, los sistemas financieros carecen de profundidad, pues el crédito interno al sector privado asciende a un 50 % del PIB. Los sistemas financieros siguen excluyendo a algunos grupos vulnerables, entre ellos a las mujeres. Cerca del 15 % de los hogares formales tenía acceso a préstamos hipotecarios en 2020, frente a tan solo un 2.3 % de los hogares informales.