La Inversión Extranjera Directa (IED) se presenta como la alternativa para promover el crecimiento ante la falta de ahorro interno, aunque algunos expertos consideran que debe priorizarse el estímulo de la inversión nacional, porque la externa es más temerosa y llega al país cuando el inversionista hondureño ha emprendido negocios de forma sostenida.
Al tercer trimestre de 2014, la IED hacia el país fue de US$810,9 millones, superior en US$74,4 millones al monto que ingresó en los primeros nueve meses de 2013, según el Banco Central de Honduras (BCH).
Para 2014, la expectativa de la autoridad monetaria es que la IED en el país aumente en al menos US$40 millones (3,8%) y cierre en US$1.100 millones.
Para 2015, transcurrido el primer año de gobierno y con la mayor certidumbre por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proyección es que el incremento supere la tasa del año en curso.
La reinversión de utilidades continúa siendo el principal componente de los flujos con el 55,8% del total.
El rubro de telecomunicaciones domina la inversión extranjera pese a que su participación bajó en US$14,5 millones (US$246,1 millones). En tanto, el sector de la maquila tuvo un repunte de US$33,4 millones (US$153,4 millones), que se reflejan en la ampliación de los parques industriales y en el incremento en la creación de empleo a 127.000 puestos.
Región
Algunos gobiernos han promovido la IED mediante políticas que implican menores impuestos o mayores subsidios, bajos salarios, entre otras facilidades, lo que genera más costos que beneficios para los países receptores.Informes del Consejo Monetario Centroamericano indican que de enero a junio,
Costa Rica encabezó como el mayor receptor de flujos de IED con US$1.075,4 millones, esa cantidad es mayor a la que Honduras recibió en el año 2013, cuando subió a US$1,059,7 millones y a los flujos totales de 2012 por un valor de US$1.058,5 millones.
La pregunta que surge es: ¿Qué explica los mayores flujos a Costa Rica en comparación con el resto de países de la región? Economistas coinciden en que sumado a los incentivos fiscales, los inversionistas toman sus decisiones basadas en variables como estabilidad macroeconómica, política, el tamaño de mercado, el mercado laboral (costos y capital humano), seguridad jurídica y ciudadana, nivel de infraestructura, entre otros.