Mamma mía! Esta interjección italiana manifiesta sorpresa, o temor o fastidio.
Me imagino que habrá estado en boca de no pocos desde los Alpes hasta Sicilia luego de las elecciones del 4 de marzo. Los resultados electorales han generado lo que ellos llaman un "pasticcio", lo que el diccionario de la RAE indicaría como chapuza. Ahora lo que debe evitarse es que el "pasticcio" se convierta en un "casino", es decir en un lío.
La mayoría individual la tiene la agrupación anti sistema "5 Stelle"; sin embargo la coalición de centro derecha (liderada por la lepeniana Lega) tiene la mayoría en el Parlamento. La gran derrotada es la coalición de centro izquierda.
Ya las recientes elecciones francesas, austriacas o alemanas habían mostrado el crecimiento de la extrema derecha. La "Lega" ha pasado, desde las últimas elecciones, de 4 a 17 por ciento y ha desplazado al partido de Berlusconi, "Forza Italia".
En las elecciones francesas e italianas los grandes perdedores han sido los socialistas, no obstante haber estado dirigiendo el Ejecutivo durante el proceso electoral ... o quizás por ello.
El Presidente de la República Italiana, Matarella, tiene la tarea de pedir a una persona la confirmación de Gobierno, lo cuál no estará exento de complicaciones. Salvini de la "Lega" aspira a ser él el Primer Ministro y el ex-Primer Ministro Renzi, líder del Partido Democrático, en el Gobierno, ha indicado que sobre su cadáver se negociaría con "5 Stelle" para facilitarles el premierato.
Para la opinión pública italiana Renzi ya es un cadáver político. Hay que añadir al "pasticcio" que Di Maio, en la campaña electoral, indicó que su agrupación no negociaría para gobernar.
Pero en la política italiana todo puede y todos pueden cambiar.
Lo otro que sorprende de las elecciones no es que el próspero norte votó mayoritariamente por la derecha sino que el sur empobrecido lo hizo por "5 Stelle" y no por la coalición de izquierda.
Italia es la segunda potencia industrial de Europa y fundadora de lo que hoy es la Unión Europea, el más comprehensivo proyecto de integración mundial. Que Italia fuera gobernada por una agrupación que ha planteado salir de la zona Euro no sería una buena noticia para el Europeísmo, que es una alternativa al modelo Trump de Estados Unidos, al modelo Putin de Rusia y al que China está desarrollando.
Trump proponiendo una guerra comercial, Putin exhibiendo su modernizado arsenal nuclear y China avanzando en su Nueva Ruta de la Seda que pasa por Asia, toca áfrica y busca llegar a Europa e involucrar a América Latina.
Europa necesita de una Italia con gobernabilidad e Italia necesita de Europa para enfrentar sus no pocos problemas.
En esa línea actuaron España y recientemente Alemania para garantizar la gobernabilidad nacional y, así, contribuir mejor con el proyecto europeo, al que se le presentan no pocos desafíos. En España el PSOE permitió la última investidura de Rajoy y la repetición de la gran coalición va a permitir el cuarto mandato de la Canciller Merckel.
El nivel de responsabilidad de las élites políticas italianas está a prueba. No creo que la solución sea rápida. En Semana Santa la crisis puede seguir su Via Crucis y quizás, como otras veces, llegará su resurrección.
