Centroamérica & Mundo

Mercado eléctrico, la integración silenciosa

Se trata de proceso relativamente desconocido de integración económica: el proceso de la integración física centroamericana y en especial, al desarrollo ya consolidado de un “mercado común” eléctrico.

2014-08-28

Por: Carlos A. Lucas Aráuz

Centroamérica ha sobrepasado, a la fecha, nada menos que en 49 años, los plazos estipulados en el Tratado General de Integración Económica Centroamericana (1960), para lograr el perfeccionamiento de la zona de libre comercio, alcanzar el "mercado común centroamericano" y aplicar un arancel centroamericano uniforme, esta última una herramienta necesaria para llegar a la meta de la unión aduanera y en último término, a la unión económica centroamericana.

Una parte de esos retos aún no sólo siguen pendientes de alcanzar, sino que son objeto de mucha atención y discusión de parte de diversos actores que o bien están a favor de lograrlos o bien son presas de escepticismo, cuando menos, respecto a avanzar hacia esas metas y fines.

No obstante, en esos 49 años recorridos en exceso a lo estipulado en los instrumentos jurídicos del proceso de integración económica, se han podido alcanzar logros regionales muy significativos: Actualmente, todas las mercancías originarias de la región puedan circular libres de aranceles entre los países miembros (exceptuando una pequeña como vieja lista que no goza de esas condiciones), la región cuenta con un Arancel Centroamericano de Importación, un Código Aduanero Uniforme Centroamericano (CAUCA) y su Reglamento, se desarrollen procesos regionales de aprobación y ejecución de reglamentos técnicos en temas sanitarios, fitosanitarios y de calidad, se dispone de un mecanismo para resolver disputas comerciales entre los Estados Miembros, etc. Estos logros, aun necesitados de perfeccionamiento y mejor capacidad de ejecución y coordinación, son los que denominaremos, la parte visible, audible y mediática del proceso de integración económica centroamericana.

Pero nuestro interés es señalar aquí, que también se desarrolla un proceso relativamente desconocido o poco difundido de integración económica regional a la que llamaremos por ello, la integración silenciosa. Nos referimos al proceso de la integración física centroamericana y en especial, al desarrollo ya consolidado de un "mercado común" eléctrico.

La integración silenciosa

Las mercancías y servicios requieren de medios físicos para su comercio y tránsito de un país a otro: carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, energía eléctrica, conectividad de comunicaciones, medios de transporte. Estos ítems de hecho, son condición necesaria para el comercio, y esto es más evidente, cuando los países, como en el caso centroamericano, están empeñados en lograr su integración económica. La integración física exige altos volúmenes de inversión inicial y de cobertura de costos de mantenimiento y actualización, según van evolucionando las nuevas demandas del comercio y de los procesos productivos.

De hecho, la región centroamericana realizó sus inversiones más importantes en términos de infraestructura y transporte, entre los años 60 y 70, aunque decayó en los 80 y en las últimas décadas ha venido creciendo de manera sistemática, quizás no con la celeridad requerida para las exigencias de competitividad de hoy en día, ni para enfrentar los riegos del cambio climático, por ejemplo. Mucha de esa infraestructura de la región, está obsoleta para la frecuencia de pase, el volumen del tránsito de carga y de pasajeros, el peso de los medios de transporte y carga, los eventos extremos de las condiciones climáticas que se han vuelto parte del entorno regional.

En estos temas de integración física, hay que notar que Centroamérica, por su posición ístmica, tiende de manera natural a integrarse en su área gravitacional de mercado, con México y Colombia en la parte territorial y con el Caribe, específicamente con República Dominicana en la parte marítima.

En la logística de carreteras, puertos, aeropuertos, energía eléctrica, etc., la región tiende a ampliarse, de hecho, hacia las conexiones con esos socios gravitacionales, lo que explica el relativamente veloz avance e impacto del Proyecto Mesoamérica, que abarcando la conectividad con México y Colombia, ha diseñado y está ejecutando un tendido (Red Internacional de Carreteras Mesoamericanas-RICAM) de 13 mil 132 kilómetros de carreteras distribuido a través de cinco corredores que no sólo atraviesan a todo lo largo del istmo, sino que cubre la parte caribeña del Atlántico y diversos ramales y conexiones estratégicas. Adicionalmente, se ha logrado finalizar el tendido físico de 1 mil 800 kilómetros de interconexión eléctrica: Panamá podrá hacer frente, por ejemplo, a su déficit de energía, importándola desde Guatemala o México.

El Séptimo mercado

Precisamente, uno de los aspectos más impactantes de la integración física regional es el establecimiento del Sistema de Interconexión Eléctrica de América Central (SIEPAC) que con sus operaciones de trasmisión, ha establecido el Mercado Eléctrico Regional (MER), basado en el Tratado Marco del Mercado Eléctrico de América Central (y en sus respectivos Protocolos), suscrito por los gobiernos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá en 1996, en el marco del Sistema de Integración Centroamericana-SICA.

El MER se concibe como un "séptimo mercado", abarcando a los seis mercados nacionales eléctricos centroamericanos, con agentes operadores-y grandes consumidores- habilitados por el Ente Operador Regional (EOR) y regidos mediante las disposiciones de la Comisión Regional de Interconexión Eléctrica-CRIE.

En este mercado regional, la "mercancía" o energía eléctrica, circula permanentemente desde las plantas de generación, plantas distribuidoras, de trasmisión, comercializadoras, hasta llegar a los consumidores finales, mediante operaciones de compra-venta desde un país centroamericano a otro y en base a leyes de oferta y demanda en la determinación de los precios. Es una libre circulación, un mercado totalmente libre, que no está sujeto a ningún tipo de obstáculo innecesario, aranceles o medidas nacionales que dificulten su exportación, tránsito o importación.

Este "Mercado Común Eléctrico", que ha logrado en menos de una década lo que no ha logrado el más general Mercado Común Centroamericano en casi cinco décadas, se rige por el Reglamento del Mercado Eléctrico Regional-RMER, el cual constituye no solamente un instrumento regulatorio, sino que incluso administrativo, con capacidad coercitiva y de sanción contra los incumplimientos o violaciones de las normativas general y específicas.

Esta fuerte institucionalidad y disposiciones regionales, por un lado, han venido forzando a los países centroamericanos a armonizar sus legislaciones nacionales, en base a ese marco regional. Por el otro lado, la claridad de las reglas de juego, ha servido de atractivo para la inversión extranjera directa en el mercado eléctrico regional, lo cual ha venido mejorando la capacidad instalada, las respuestas a la estacionalidad de la oferta y hasta las posibilidades de excedentes de venta a países como México o Colombia.

Según datos de la CEPAL (Centroamérica: Estadísticas de Producción del Subsector Eléctrico, 2013), la integración regional eléctrica centroamericana reflejaba una capacidad instalada de 12 mil 798 MW, representando un crecimiento de 3.3% con respecto a 2012. La producción regional de electricidad fue de 45 mil 735 GWh, superior en un 3.3% a la del 2012, mientras el consumo en el 2013 creció el 3.2%, menor al crecimiento anual del 2012 (4.4%).

En el mercado eléctrico intra regional del 2013, de acuerdo al mismo informe de la CEPAL, Guatemala es el mayor operador de transacciones regionales, reportando una exportación neta de 326 GWh, seguido de El Salvador con balance neto de 283 GWh netos. Honduras,(110 GWh), Costa Rica (42 GWh) y Nicaragua (36 GWh), se comportaron como importadores netos

Un panameño que enciende su televisor para ver las noticias del día, no percibe del todo, prácticamente, que esa energía eléctrica que está consumiendo, se ha generado en Guatemala, ha atravesado las fronteras de El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y las propias de Panamá, se ha hecho posible por las inversiones en plantas y tendido eléctrico, a través de rápidas negociaciones y coordinaciones entre un conjunto de empresas (estatales, municipales, privadas, cooperativas, miixtas) en toda la cadena de valor regional, a través de una serie de transacciones financieras en la compra-venta de esa electricidad.

Quizás ese es el estado ideal de todo proceso de integración económica regional: que su utilidad sea tal, que genere bienestar, comodidad, seguridad tales, que no sea necesaria su visibilidad o presencia explicita a los ojos de los actores económicos y consumidores de los países miembros. Quizás la integración silenciosa resulte ser la más efectiva. Y es cierto, esos 49 años transcurridos después del plazo mencionado optimistamente en el Tratado General de Integración Económica Centroamericana, han sido de todo, menos silenciosos.

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