'Estas marchas, para decenas de miles de estudiantes universitarios, han sido su manera de protestar, pero también, y sobre todo, esta experiencia de movilización, la primera para la gran mayoría de ellos, ha contribuido a elevar su nivel de conciencia y compromiso por transformar al país. Tlatlaya e Iguala, para muchos mexicanos, sobre todo para los jóvenes, va a quedar para siempre como una marca que señala, de un lado, la incapacidad del gobierno en su conjunto, y, de otro, lo que no se quiere vuelva a ocurrir en el país. Son nombres que en el futuro van a permanecer en la memoria colectiva. El presidente de la República analiza bien la situación cuando afirma que "la sociedad con razón está harta de sentirse vulnerable, está cansada de la impunidad y de la delincuencia". La sociedad, los jóvenes, esperan que el presidente se ponga a la cabeza, sea el líder, de la estrategia que cambie el actual estado de cosas. El reto para él y su gobierno es enorme. Hay que reconocer, para no idealizar, que las actuales expresiones ciudadanas están desarticuladas y obedecen a intereses distintos; que se ha manifestado sólo una mínima parte de la sociedad mexicana; que éstas expresiones de descontento se concentran sólo en algunos espacios del territorio nacional. Todo eso es cierto, pero también hay que reconocer que la reacción ciudadana, las marchas, ponen de manifiesto la existencia de nuevos y amplios sectores de la sociedad cada vez más consciente, preocupados y exigentes, que ya no están dispuestos a permanecer pasivos. Los partidos y los distintos niveles de gobierno deben tomar nota'. (Fuente: Columna de Rubén Aguilar Valenzuela - Para Infolatam)
México: La sociedad y las marchas
Según el sociólogo mexicano Rubén Aguilar Valenzuela, 'el ciudadano de a pie' comenzó a despertar y exigir por sus derechos.
Según el sociólogo mexicano Rubén Aguilar Valenzuela, 'el ciudadano de a pie' comenzó a despertar y exigir por sus derechos.
2014-11-25