Por José A. Barrera – Revista Estrategia & Negocios
Elías Azulay, investigador en la Cátedra Innovación de la Universidad Politécnica de Valencia y colaborador en la Universidad Autónoma de Madrid, participó en una mesa organizada por Madrid Network, donde aseguró que no puede repetirse livianamente que quien “quiera” resetearse y aprender podrá hacerlo. “Si alguien puede no es solo porque quiere sino porque puede. Es un tema neurobiológico”, enfatizó y añadió que el entorno, mientras más volátil, beneficia a unos y perjudica a otros.
“Cada uno aprende en función de cómo funciona su cerebro -describió-. Hay que ayudar a descubrir las capacidades. Hoy nos fijamos en el qué hay que aprender pero no nos centramos en cómo lo va a aprender”. En esa línea apuntó que la “ciencia” tiene mucho que decir y revalorizó la customización en la educación para “aprender de la forma en que sabe aprender”.
Azulay, quien es licenciado en Gestión y Administración de Empresas, es investigador en Jacobson, Steinberg & Goldman la compañía que desarrolló el ADNe (ADN emocional) que mide comportamiento emocional a través de un patrón que abarca 36.900 millones de combinaciones emocionales. Las empresas, ratifica el investigador, deben “detectar” cómo aprenden sus planteles para que sus planes formativos funcionen.
Recomienda a los responsables de Recursos Humanos pensar con un “modelo neurocientífico, introducir el factor científico, aprovechar conocimientos que ya están” y subraya: “Hay que tener rigor para no ‘estrellar’ a la gente”. Hay estudios que demuestran que solo el 4 % de la población mundial cumple el “rol” de “acelerador, de locomotora, de innovación”; el 96 % va detrás. “Cada persona y cada colectivo juega su papel, no podemos decir que todos serán fantásticos”, sostuvo Azulay y advierte que al hablar de digitalización no se debería señalar que quien no aprenda “se hundirá” y que “los heridos quedarán en el camino”. Para él, hay que tener en cuenta que “pueden desarrollar otros aprendizajes” necesarios.
E&N sumó a este debate a Adrián Sicilia, emprendedor y planificador digital autor del libro “Peregrinos Digitales”. Aporta que la aceleración de la tecnología en los últimos tiempos provoca un dato relevante que es que las herramientas y la “forma” en que se usan están haciendo desaparecer las diferencias “claras” que existían entre vivir en un entorno natural y en uno digital.
“Muchas actividades humanas transitan casi exclusivamente en el entorno digital, sobre todo para los más jóvenes. Incluso el relacionamiento personal. Las distancias emocionales cambiaron y eso ya se proyecta al mundo de los negocios, del consumo. Hay una nueva forma de entender las distancias y el tiempo. Estábamos acostumbrados a hechos consecutivos o concurrentes, pero eso se modificó”, relató.
Sicilia remarca que en la actualidad hay que pensar en lo que las tecnologías son “capaces de aprender de lo que somos y hacemos; la tecnología está viniendo a nosotros; estamos rodeados de esa tecnología”. Sobre las habilidades a adquirir, puntualiza que, con la Inteligencia Artificial, hay una “potenciación” de los perfiles universitarios y una “cancelación” de los coders (especialistas en códigos).
“Se revalorizan los ‘arquitectos’, los líderes técnicos; la Inteligencia Artificial maximizó su capacidad -precisó-. En cambio, a los expertos en códigos, a los ‘albañiles’, les costará mucho entrar en ese futuro que requiere de más habilidades soft y de orden social”.
ALIANZAS PÚBLICO-PRIVADAS
Carla Cabrera González, experta en reclutar personal, jefa en Dekra, explica que las grandes compañías han avanzado rápidamente en la formación de gente.
Algunas de las tendencias que comenta son las de tutelar estudiantes avanzados y pagarles para que sigan carreras que les interesan especialmente a las empresas. “Crean canteras”, grafica y menciona la convocatoria del gobierno noruego para que las firmas entrenen en habilidades digitales.
Menciona casos como el programa de Accenture que destinó US$200 millones en tres años para equipar a personas en situación de desventaja a adquirir habilidades laborales para la era digital; el objetivo fue “cerrar brechas” de empleo y ayudar a resolver los “de safíos críticos” que enfrentan las compañías.
Disney puso en marcha el proyecto “Aspira” por el que da recursos económicos a disposición de su gente para que se formen en el área que quieran, “con un criterio transversal, no solo en lo relacionado al puesto que ocupan”.
“Hay más iniciativas público-privadas, colaboración entre empresas y gobiernos para capacitar y para integrar a colectivos vulnerables”, señaló Cabrera González y sostiene que cada persona debe “destinar tiempo a empaparse sobre lo que pasa en el sector en el trabajo; ver hacia dónde va, entrenarse”.
Está persuadida de que las empresas más chicas “no deben pensar solo en apagar el fuego, sino que deben focalizarse también en qué viene luego; saber qué es importante y distinguirlo de lo urgente”.
Más que nunca rige la importancia de la formación durante toda la vida; los profesionales necesitan, por un lado, programas de upskilling - pequeñas cápsulas de conocimiento para que la empleabilidad no quede obsoleta- y de reskilling para pivotar de un puesto a otro.
Todos los expertos subrayan que las habilidades blandas se deben potenciar, que hoy son “críticas” para todas las empresas y que se necesitan cada vez más, aun cuando la automatización crezca en la economía y también requiera de capacitación. El Foro Económico Mundial, en su última edición, describe que ese proceso, en 2020, destruyó 85 millones de puestos de trabajo, pero creo 97 millones.
Julio Zelaya, director y cofundador de Bright Domino y Escolaris, enfatiza que las nuevas generaciones no sueñan con “hacer carrera” en una misma empresa, que priorizan su vida personal, sus “sueños” y para que las compañías puedan contar con ese talento, los líderes deben ser “inspiradores”, ayudar a transformar a las personas, escuchar, incluir y respetar a quienes trabajan en la organización.
Ese es el camino que, según el experto –y es una opinión compartida por sus pares- lleva a las empresas a un nivel superior.