Por revistaeyn.com
Diciembre suele ser un mes propicio para balances. Y si algo revela el balance del mundo del trabajo es una contradicción difícil de ignorar: nunca tuvimos herramientas tan potentes y nunca estuvimos tan cansados.
Según el último informe global de Gallup, el estrés laboral se mantiene en máximos históricos y le cuesta a la economía mundial cerca de US$8,8 billones anuales en pérdida de productividad. No es una cifra abstracta: es el precio de jornadas eternas, bandejas de entrada infinitas y una sensación colectiva de “estar ocupados todo el tiempo sin avanzar demasiado”.
Desde la consultora Humannova lo definen con precisión quirúrgica: vivimos una pandemia silenciosa de estrés, absentismo y desmotivación profunda. Y en medio de ese escenario irrumpe la gran pregunta de esta década:¿la Inteligencia Artificial viene a aliviar esta carga... o a intensificarla?
NO ES LA TECNOLOGÍA, ES LA “DEUDA DIGITAL”
Microsoft le puso nombre al problema: deuda digital. Los datos de su Work Trend Index son elocuentes: el 57% del tiempo laboral se va en comunicación (reuniones, correos, chats, notificaciones) y solo el 43% en crear valor real. El resultado es conocido por todos: sensación de urgencia permanente, fragmentación cognitiva y ansiedad.
La IA llega, entonces, a un terreno ya saturado. Y eso explica por qué, lejos de vivirse solo como una promesa, también se percibe como una amenaza.
Desde Discapnet, citando un informe de la consultora Evoluziona, se advierte que la irrupción de la IA está incrementando el estrés laboral, impulsado por tres miedos muy humanos:
-producir más y más rápido,
-no entender del todo la tecnología,
-y, sobre todo, ser reemplazados.
McKinsey refuerza esta percepción: el 30% de los trabajadores siente incertidumbre sobre la seguridad de su empleo debido al avance de la IA. Y la OIT confirma que la necesidad de aprendizaje constante eleva los niveles de estrés en contextos de transformación acelerada.
TECNOESTRÉS POR IA
Evoluziona propone algo revelador: no hay un solo tecnoestrés, hay al menos once. Desde la sobrecarga digital hasta la despersonalización, pasando por la conectividad constante, la intrusión y la inseguridad.
Entre ellos emerge uno nuevo y particularmente sensible: el tecnoestrés por IA, vinculado al temor a la automatización, la pérdida de identidad profesional y la obsolescencia acelerada.
El World Economic Forum coincide: la velocidad del cambio tecnológico está generando un entorno de incertidumbre emocional sostenida, incluso en sectores altamente calificados.
Dicho sin rodeos: la IA no llega a un mundo laboral sano, llega a uno ya fatigado.
NO DEMONIZAMOS AL ALGORITMO (TODAVÍA)
Aquí conviene frenar un segundo y respirar. Porque, como bien señala Humannova, la IA no tiene intenciones. Es una herramienta neutra. No genera bienestar ni estrés por sí misma.
De hecho, hay evidencia del escenario contrario: la IA bien desplegada puede ser una generadora neta de bienestar.Cuando automatiza lo rutinario —reportes, análisis repetitivos, programación mecánica— libera lo más escaso hoy en las organizaciones: tiempo, atención y energía cognitiva.
En ese escenario, la IA se convierte en un copiloto: reduce la carga mental, habilita el trabajo profundo, potencia la creatividad y —detalle no menor— permite volver a casa a una hora razonable.
Entonces, la pregunta clave no es qué puede hacer la IA, sino cómo la introducimos.
LIDERAZGO EMOCIONAL
Aquí las tres fuentes convergen con una claridad notable.El bienestar no es un problema tecnológico, es un desafío de liderazgo.
Desde IA+Igual, la psicóloga y experta en liderazgo Isabel Aranda lo resume con precisión: la IA aporta datos, eficiencia y capacidad predictiva, pero no reemplaza la conexión humana, que sigue siendo el motor de la motivación, el compromiso y la salud psicológica.
La diferencia entre la utopía productiva y la distopía ansiosa tiene nombre y apellido: liderazgo emocional.
-Transparencia radical frente al cambio
-Narrativas claras sobre el futuro del trabajo
-Inversión real en upskilling y reskilling
-Aprendizaje continuo como antídoto contra el miedo
“El desarrollo profesional es hoy una de las intervenciones de salud mental más efectivas que puede hacer una empresa”, enfatiza Humannova.
EL LÍDER FRENTE AL ESPEJO
Hay un punto que rara vez se dice en voz alta: los líderes también están estresados.También sienten la presión de la velocidad del cambio, también dudan, también temen quedarse atrás.
Gestionar equipos cansados, híbridos, hiperconectados y atravesados por la IA exige un liderazgo emocional mucho más sofisticado. Y aquí aparece la metáfora más honesta de esta era: “hay que ponerse primero la propia máscara de oxígeno emocional”.
No se puede acompañar si no se está mínimamente regulado. No se puede generar seguridad psicológica desde el agotamiento crónico.
La IA va a redefinir qué significa trabajar. Eso es inevitable. Lo que no está escrito es si lo hará de manera más humana o más hostil.
La tecnología pondrá la eficiencia. Los datos, la velocidad. Los algoritmos, las respuestas rápidas. Pero el corazón —todavía— nos toca ponerlo a nosotros.
Invertir en habilidades emocionales, liderazgo consciente y culturas de aprendizaje no es un lujo “blando” de fin de año. Es, quizás, la decisión estratégica más racional en la era de la inteligencia artificial.