Por Gabriela Melara - Revista Estrategia & Negocios
Momento de hacer un recuento. María Pacheco es la guatemalteca que convirtió su amor por la tierra en oportunidades para las comunidades que toca.
Creó Wakami, tras preguntar a las mismas guatemaltecas qué podría hacer ella para ayudarlas, en momentos críticos, donde la hambruna mataba a más gente que la guerra civil. También trajo el programa de Voces Vitales a Centroamérica, un programa que busca, a través de un modelo de mentorías, fortalecer y formar a niñas, jóvenes y mujeres líderes para convertirlas en actoras que impulsen el desarrollo de la región.
20 años más tarde ve hacia atrás y dice: “Ahora me toca agradecer. Uno va transformando su vida cuando transformas vidas. Ahora mi mochila está ligera”... Pacheco está creando e impulsando nuevos liderazgos, dando paso a nuevas generaciones.
“Me siento orgullosa de lo que he logrado hasta hoy y ahora mi rol es ser coach, sé que no debo estar en la cancha, porque hay un equipo empoderado que sigue construyendo nuestro sueño colectivo cada día”.
“Ya no soy la hiperactiva que se iba a las montañas, ahora estoy más en la planeación del futuro, para dejarlo a la siguiente generación. Voy con mis hijas y ellas toman decisiones”, relata.
¿Cómo se ve hoy, María? “Yo ya estoy más allá de donde quise estar... entonces, ahora me toca reconstruir cómo fue la construcción de este sueño colectivo”.
Quiere tejer, así como se teje una pulsera, toda la historia detrás de Wakami, para poderla contar al mundo. “Yo vivía en un país del que no quería ser parte, no me sentía tranquila, pero después de 30 años de estar trabajando en comunidades hoy tengo paz porque no he cambiado todo, pero he hecho todo con mi equipo por cambiar algo. Me encanta que mis dos pasiones la gente y la tierra, se vuelvan parte de este sueño colectivo”, apunta.