Para el sector industrial costarricense uno de los factores que más incluyen en la pérdida de competitividad son las altas tarifas eléctricas, especialmente para las grandes compañías, según el más reciente estudio de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), "Perspectivas empresariales y factores de competitividad del sector industrial".
El alto costo de la electricidad fue destacado por un 72% del total de empresas encuestadas, como la causa número uno para todas las empresas, pero las grandes compañías sienten que inciden negativamente en un 89,2% y a las pymes les afecta en un 64,2%.
Este no es un tema nuevo, durante mucho tiempo los empresarios han señalado que las tarifas eléctricas afectan fuertemente la competitividad, pues en otras naciones existen una serie de condiciones especiales para los sectores productivos y muchas de las empresas que están globalizadas han optado por trasladar parte o todas sus operaciones.
De acuerdo con Carlos Montenegro, subdirector de la CICR hay una serie medidas que el gobierno podría implementar para solventar esta situación, algunas que tienen que ver con la revisión del modelo tarifario y de la forma en que está distribuida la producción eléctrica.
En el país, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) tiene a su cargo la distribución del 80% de la energía eléctrica, la mayoría del modelo de producción se basa en plantas hidroeléctricas, lo que impacta las tarifas, pues estos sistemas implican grandes inversiones, que al final se trasladan a las tarifas.
"Sería bueno hacer una revisión de este mecanismo y lograr implementar nuevos modelos de producción, incluso la exportación de electricidad en los periodos de exceso de producción, que se da en los meses de mucha lluvia y así mejorar las tarifas localmente", detalló Montenegro.
Además, indicó el vicepresidente de CICR, a la industria en otros países se le da tarifa especial, porque genera empleo, valor agregado y consume grandes volúmenes de electricidad -en la actualidad el consumo está entre el 23% y el 25%-, lo que les parece sería una política adecuada para Costa Rica.
También se podría incorporar la fijación tarifaria para establecer parámetros de eficiencia a las empresas que distribuidoras y generadoras, así como tarifas horarias obligatorias, no solo para la industria, sino para todos los consumidores.
"Desde nuestra perspectiva hay que tener apertura para que quien quiera producir su propia energía a costos más bajos lo pueda hacer, pero en estos momentos sabemos que existe muy poca competencia y el sistema funciona de manera monopólica", añadió Montenegro.
Reductores de la competitividad
Adicionalmente al tema energético, la encuesta de la CICR detectó que hay otros factores que afectan negativamente la competitividad del sector industrial, entre ellas las cargas sociales, así lo considera el 70,3% de las empresas, con mayor afectación a las pymes.
Este factor es seguido por la competencia de empresas informales, el exceso de trámites y permisos, los impuestos, el precio de las materias primas, el costo de los combustibles y las carreteras, entre otros.
"El que los industriales definan las cargas sociales y los impuestos como factores importantes que merman la competitividad es coincidente con el estudio del Banco Mundial, contenido en el último informe del Doing Business, que señala que Costa Rica tiene una tasa impositiva total a nivel de empresas alta, de un 58%, ubicándose en el puesto 27 de 189 países para los que se realizó el cálculo de dicho indicador", comentó Enrique Egloff, Presidente de la Cámara de Industrias.
Una economía que crece poco
La encuesta que es realizada a un grupo de 119 empresas del sector industrial formal, inscritas en la Caja Costarricense de Seguro Social, entre ellas compañías grandes, medianas y Pymes destacó esencialmente que los empresarios ven con leve entusiasmo las condiciones para producir.
Este año el estudio presenta una situación similar a la del año pasado, debido a que el país sigue experimentando las mismas problemáticas. Lo que si varió es que el año anterior, las empresas grandes eran las menos optimistas, y en esta ocasión se sienten más confiados, en contraste con la posición conservadora de las pymes.
Este dato podría significar que habrá mayor actividad del sector, pues estas empresas tienen un peso mayor en la producción y el empleo nacional. Las empresas grandes son el 5% del Parque Industrial, pero representan el 70% del empleo formal y más del 65% del Producto Interno Bruto de la industria.
"La encuesta señala una situación muy parecida al año pasado, los problemas que el país enfrenta hoy siguen siendo los mismos, seguimos con problemas del empleo, necesitamos acciones para reducir desempleo y generar nuevos trabajos, que requieren sobre todo los jóvenes que se están formando en estos momentos", explicó Enrique Egloff, Presidente de la Cámara.
En términos de producción, rentabilidad y empleo hay expectativas de crecimiento, un 55% del total de las empresas encuestadas considera que aumentará su producción, un 26,3% cree que habrá más empleo y un 62,7% asegura que mantendrá la planilla existente, pero no hará nuevas contrataciones en lo que resta del año.
"Si queremos avanzar como país es necesario convertirse en uno de mayor nivel de desarrollo, con índices de crecimiento superiores a los que tenemos en este momento. Somos optimistas, creemos que solo hay espacio para mejorar pero necesitamos que el gobierno cumpla con sus promesas para lograr más generación de empleo y se adopten acciones en materia de tarifas eléctricas, inversión en infraestructura, tramitología y financiamiento en condiciones competitivas", añadió el Presidente de CICR.
Nota mala para la administración Solís Rivera
Los empresarios fueron enfáticos en el estudio que las políticas del gobierno actual no alcanzan para mejorar sus condiciones, y le dieron al Presidente Luis Guillermo Solís una calificación de un 5,1 (de 10), la nota tuvo una ligera mejora con respecto al 2015 que fue del 4,9, pero en realidad esto no significa una diferencia estadísticamente significativa.
Los industriales le cobran al Mandatario Solís Rivera el poco control del gasto público que realizan, la casi inexistente inversión de obra pública y el exceso de trámites, que convierte en un calvario cualquier intento de mejora o inversión que quieran realizar.
De igual forma, le dieron una mala calificación en cuanto a los esfuerzos para los encadenamientos productivos, el impulso del empleo, el control de la evasión y elusión tributaria.
únicamente señalaron como un elemento medianamente positivo la política cambiaria y el manejo del tipo de cambio del dólar, así como el control de la inflación, ambos elementos que no dependen del Gobierno Central, sino del Banco Central de Costa Rica.
"Podemos observar que las empresas industriales siguen solicitándole al gobierno una mejora en los factores que faciliten el clima de negocio y la competitividad en el país", concluyó Egloff.
