Por estrategiaynegocios.net
El empresario Nayib Armando Bukele Ortez asume este sábado la presidencia de El Salvador, tras una holgada victoria electoral en los comicios del pasado 3 de febrero bajo la bandera de la Gran Alianza para la Unidad Nacional (GANA).
Bukele asume el cargo para el período 2019-2024 y se convertirá en el octavo mandatario electo democráticamente desde el fin de las dictaduras militares de la década de 1980 y el sexto desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992.
El nuevo mandatario enfrenta grandes desafíos. El Salvador tiene altos niveles de inseguridad y criminalidad, así como una economía con un crecimiento débil con una alta tasa de empleo informal, una alta tasa de emigración y una fuerte dependencia de las remesas familiares, enviadas principalmente por salvadoreños residentes en Estados Unidos.
Bukele, de 37 años, será juramentado en una sesión solemne de la Asamblea Legislativa en la plaza Gerardo Barrios, en el corazón del centro histórico de San Salvador, que marcará el fin del mandato del izquierdista Salvador Sánchez Cerén, un excomandante guerrillero (electo bajo la bandera de la antigua guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional -FMLN-) que cierra su gestión con una alta tasa de desaprobación.
El empresario Nayib Armando Bukele Ortez asume este sábado la presidencia de El Salvador, tras una holgada victoria electoral en los comicios del pasado 3 de febrero bajo la bandera de la Gran Alianza para la Unidad Nacional (GANA).
Bukele asume el cargo para el período 2019-2024 y se convertirá en el octavo mandatario electo democráticamente desde el fin de las dictaduras militares de la década de 1980 y el sexto desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992.
El nuevo mandatario enfrenta grandes desafíos. El Salvador tiene altos niveles de inseguridad y criminalidad, así como una economía con un crecimiento débil con una alta tasa de empleo informal, una alta tasa de emigración y una fuerte dependencia de las remesas familiares, enviadas principalmente por salvadoreños residentes en Estados Unidos.
Bukele, de 37 años, será juramentado en una sesión solemne de la Asamblea Legislativa en la plaza Gerardo Barrios, en el corazón del centro histórico de San Salvador, que marcará el fin del mandato del izquierdista Salvador Sánchez Cerén, un excomandante guerrillero (electo bajo la bandera de la antigua guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional -FMLN-) que cierra su gestión con una alta tasa de desaprobación.
Un nuevo mandato entre electores desencantados
Además de los problemas sociales y económicos que enfrenta la nación centroamericana, el nuevo presidente asume un cargo salpicado por sendos casos de corrupción que han llevado a procesos judiciales a tres de los cuatro últimos mandatarios. Francisco Flores(1999-2004), Elías Antonio Saca (2004-2009) y Mauricio Funes (2009-2014), los dos primeros electos bajo la bandera del derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el tercero por la del FMLN.Flores murió de una enfermedad mientras enfrentaba el juicio por el desvío de un donativo de US$10 millones del gobierno de Taiwán para afectados por los terremotos de 2001; en tanto, Saca fue condenado y paga una pena de prisión tras comprobarse que sustrajo de las arcas públicas alrededor de US$350 millones, mientras que Funes, asilado en Nicaragua, es requerido por siete causas judiciales por el desvío de más de US$300 millones.
El inicio de la gestión de Bukele supone un gran reto, pues tendrá que responder rápidamente a grandes expectativas con funcionarios con poca experiencia en el manejo de la administración pública y sin contar con recursos, advirtió en un editorial la jesuita Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
El nuevo mandatario, quien navega bajo la bandera de 'outsider' militó en el izquierdista FMLN, partido con el que fue electo primero como alcalde del municipio de Nuevo Cuscatlán (2012-2015), en la periferia de San Salvador, hasta perfilarse como candidato para dirigir la alcaldía de la capital (2015-2018).
Tras varios enfrentamientos públicos, Bukele fue expulsado del FMLN e inició un proceso para armar su propio partido político (Nuevas Ideas) el cual no logró inscribir para las elecciones de 2019, lo que le llevó a articular maniobras que incluyeron su incripción al partido Cambio Democrático (centro izquierda), para finalmente correr su candidatura con GANA, un partido de derecha fundado por disidentes del partido ARENA liderados por Elías Antonio Saca.
Bukele, definido como el empresario 'millenial', logró posicionarse en la opinión pública mediante una apuesta sustentada en las redes sociales, alejado de la prensa tradicional con la que también tuvo enfrentamientos públicos.
Los retos del nuevo gobierno
Seguridad y criminalidad
El nuevo gobierno, del que a un día del inicio de su gestión solo se conocen nombres de siete funcionarias, tiene como prioridad contener a las pandillas que reclutan a los jóvenes y viven de la extorsión y venta de drogas.El Salvador se mantiene como uno de los países sin guerra más violentos del mundo con un promedio de 51 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2018, en su mayoría atribuidos a las pandillas que tienen unos 70.000 miembros de los cuales casi 17.000 están encarcelados.
Economía estancada
En su campaña Bukele centró parte de su mensaje a la creación de empleo y de una reforma que permita que el país tenga una apuesta por desarrollos tecnológicos. Además de prometer la articulación de un tren en el Pacífico (que conecte con el resto de Centroamérica) y un nuevo aeropuerto en el extremo oriente del país.'Los salvadoreños demandan la creación de fuentes de empleo, aumento de los salarios, reducción de la pobreza y disminución del costo de la canasta básica', agregó la UCA.
El Salvador tiene una economía dolarizada desde 2001, sustentada en el consumo y con crecimientos bajos como para ser percibidos por toda la población. En los últimos cinco años el PIB ha tenido un crecimiento promedio del 2,4% anual y era el más bajo de Centroamérica, antes de que estallara la crisis económica en Nicaragua.
De acuerdo con la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) El empleo formal creado de 2014 a 2018 fue de 49.972 plazas, un desempeño que no logra cubrir ni siquiera los 55.000 trabajadores que ingresan a la fuerza laboral cada año.
El saldo neto del Indicador de Ventas de FUSADES cayó a -7 en el primer trimestre de 2019, inferior al 16.5 de hace un año; los cuatro sectores económicos encuestados mostraron una contracción.
Asimismo, el IVAE perdió velocidad, 2.6% a febrero de 2019, mientras que un año atrás era 3.1%. Los sectores que se contrajeron son agropecuario, industria y comunicaciones.
Pese a estos datos, el índice de Confianza Empresarial aumentó en febrero (114.2) y marzo (115.9), pero en abril descendió a 106.4.
Panorama fiscal complicado
De acuerdo con Fusades, un incremento anual de US$651.3 millones de la deuda del Sector Público No Financiero (SPNF), la razón deuda PIB a diciembre de 2018 llegó a 70.7% del PIB. 'Este umbral supera lo recomendable para países de similar desarrollo', destaca la entidad.A marzo de 2019 la deuda del SPNF ascendió a US$19,286.8 millones. El panorama es sombrió ya que recomendaciones del Fondo Monetario Internacional recomiendan revisar las cargas impositivas y entre ellas destaca un alza al IVA, medida impopular que podría ser un recurso para el nuevo gobierno.
'A corto plazo el país enfrenta compromisos importantes. Entre ellos destaca, el vencimiento de títulos valores en diciembre de 2019 por US$800 millones. Por otro lado, otro eurobono por US$286.5 millones, presenta la opción a los inversionistas de redimirlo anticipadamente en septiembre de 2019', describe Fusades.
El Déficit de Cuenta Corriente (DCC) fue 4,8% del PIB en 2018 (1,9% en 2017), explicado por un mayor gasto de consumo e inversión del sector privado, elevando su déficit a 2,1%.
El DCC reflejó un mayor dinamismo de las importaciones, impulsadas por el petróleo US$375 millones (23,2%); mayores pagos de interés (6,1%), los cuales no lograron ser compensados por el mayor flujo de remesas (8.1%).
Además, la carga un déficit fiscal es del 3% del PIB que, según cifras oficiales, podría crecer este año a 3,7% del PIB.
Los datos ponen en relieve un estrecho margen para el desarrollo de inversiones mediante préstamos, en particular por que está obligado a tender puentes con los diputados del FMLN y ARENA para lograr los votos para impulsar sus iniciativas que serán canalizadas por la bancada de su partido GANA.
El panorama podría cambiar, tras identificarse diputados opositores a acompañar las iniciativas de Bukele quien en sus primeras intervenciones dio un sorpresivo giro tras presentar sus iniciativas ante la Heritage Foundation que dibujó a una administración de corte liberal.
El peso de las remesas
Con 20.742 km2 de extensión y 6,6 millones de habitantes, El Salvador depende en gran parte de las remesas enviadas por migrantes en el exterior, sobre todo Estados Unidos. Las remesas en 2018 sumaron US$5.468,7 millones, equivalente a 16% del PIB.Ajuste al tamaño del Estado y el plan para activar una comisión anticorrupción
Además, a Bukele le corresponderá luchar contra la corrupción y comenzar por reestructurar el aparato del Estado, que en las últimas tres décadas vio su planilla crecer de 69.887 empleados públicos en 1989, a 166.577 en 2018.Bukele ha señalado que promoverá la instalación de una comisión contra la corrupción, similar a las que existen en Guatemala y Honduras, y para ello pidió apoyo a la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas (ONU).
El despegue de las obras de infraestructura
Otro de los renglones que hereda la administración Bukele es el reto de poner en operación al Puerto de La Unión Centroamericana, una terminal marítima que se construyó hace una década y no ha sido concesionada.Asimismo, el reto de terminar la central hidroeléctrica El Chaparral, un proyecto que se ha disparado en costos y que está en la mira debido a posibles irregularidades.