Por revistaeyn.com
Pese a los continuos llamados de expertos en ciberseguridad y a la creciente sofisticación de las amenazas informáticas, millones de personas siguen apostando por combinaciones alarmantemente débiles para proteger sus cuentas.
Según ESET el hábito de elegir contraseñas obvias continúa tan extendido como hace una década. La prueba más clara: 123456 volvió a coronarse como la clave más empleada durante 2025, un reflejo de que la falta de conciencia en torno a la seguridad digital atraviesa todas las edades y no parece disminuir.
Los reportes elaborados por NordPass y Comparitech llegan a la misma conclusión. Ambos análisis corroboran que las contraseñas numéricas simples dominan la escena global. De hecho, una cuarta parte de las mil combinaciones más usadas está formada únicamente por dígitos consecutivos, lo que deja al descubierto una preocupante resistencia a adoptar prácticas más seguras.
Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica, subraya que la precariedad de las contraseñas no distingue generaciones. “Resulta llamativo que tanto adolescentes que crecieron rodeados de tecnología como personas mayores que apenas realizan tareas básicas en el celular repitan fórmulas igual de frágiles”, señala.
En América Latina, la situación adquiere un matiz adicional. A la falta de educación digital se suma el crecimiento acelerado de ciberataques que afecta a individuos, empresas e instituciones públicas.
El escenario empresarial tampoco escapa a este patrón. ESET recuerda que una contraseña frágil puede comprometer información estratégica, datos personales, sistemas críticos y hasta la reputación corporativa. Un estudio citado por la firma indica que el 70 % de las brechas de seguridad dentro de compañías se relaciona con credenciales inseguras usadas por sus propios colaboradores.
Si se desea crear contraseñas propias personalizadas, desde ESET comparten un par de consejos:
· Longitud: las contraseñas más largas proporcionan una barrera que es más difícil de penetrar para los ataques de fuerza bruta. Lo recomendable es que tengan al menos 12 caracteres, pero mientras más larga es aún más segura.
· Complejidad: debe incluir variedad de caracteres (mayúsculas, minúsculas, números y símbolos especiales). Esto aumenta exponencialmente el número de combinaciones posibles, haciendo que la contraseña sea mucho más difícil de adivinar.
· Aleatoriedad: evitar patrones predecibles o secuencias obvias, como palabras comunes, nombres de personas, fechas de nacimiento o cadenas como “123456”.
· Diversidad: no use la misma contraseña para varias cuentas, porque si una contraseña se ve comprometida en una cuenta, todas las demás que comparten esa contraseña son vulnerables.